Alquimista de seis cuerdas

Entregó su música a jóvenes de diversas instituciones educativas del país durante 10 años. Berta Rojas comparte su experiencia, habla de los proyectos y su vida en Boston.

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Berta ama lo que hace, ama la música. Hace 10 años emprendió el proyecto de acercar su talento a diversos colegios del territorio nacional, buscando promover la cultura, tratando de cambiar la forma de ver el mundo de los jóvenes y, con ello, cambiar la sociedad en la que viven. A la par, inició el grupo Ensamble Pu Rory, que también reúne a jóvenes de todo el país. No solo brilla en los escenarios, sino también no se guarda lo que sabe. Entiende que compartir sus experiencias con la nueva generación es la mejor herencia que puede dejar. Logró con creces su propósito, y resume una gira prolongada y fructífera. “Al principio, no esperaba mucho. No tenía una agenda”, admite.

Lo esencial para ella era entregar su música e interactuar con los estudiantes. “Poder transmitirles valores o actitudes ante la vida fue muy gratificante. Hablar con ellos de las 100 piedritas de Agustín Barrios, que significaban las 100 veces que él hacía un pasaje hasta que la perfección se hiciera costumbre, fue como dejarles una visión ante la vida, un modo de hacerse camino... Que entiendan que no todo pasa por una carta de recomendación o porque alguien levante el teléfono y te haga todo fácil. Somos muchos quienes nos hemos forjado una senda por mérito propio y no nos gusta este tipo de acciones”, reflexiona Berta. 

Confiesa que es emocionante charlar con los chicos. “Ver la luz que irradian y hacerles sentir que son parte importante de la lucha de una sociedad más justa es realmente sobrecogedor. Ellos son protagonistas y tienen que sentir orgullo de esta tierra; es acá donde tienen que echar raíces. Solamente un árbol que tiene raíces da frutos”, enfatiza.

Berta acerca sus conocimientos y trabaja desde su propia humanidad. “Trabajar en uno mismo para luego poder transmitir y reflejar la esencia de uno es lo correcto. Y si nos ven como referentes o servimos de inspiración, podemos decir misión cumplida. Siempre insisto en que deben elegir el camino que les hace feliz, que dé luz a su vida, porque de eso se trata: de estar en paz con uno mismo y respetarse para luego poder traspasar eso mismo. Me gusta la rebeldía, pero acompañada de la instrucción. Que puedan elegir a partir del conocimiento”.

Después de recorrer 257 instituciones y 134 ciudades, Berta decidió que era tiempo de cerrar el círculo, aunque no los vínculos. “Voy a seguir estando para los jóvenes, visitando los colegios, pero de otra forma. Creo que este es el momento de dar un giro. Quiero darme un tiempo para mis caminatas matutinas. Me gusta caminar por Boston, sin rumbo y me gusta contar mis pasos (ríe); tengo una aplicación que me avisa cuántos pasos di en el día... Es lindo perderse, sin pausa ni prisa, respirar y disfrutar más”. 

Claro que esto no significa que vaya a dejar los escenarios. De hecho, ya tiene la agenda completa para lo que va del 2018. Es solo que su vida en Boston le impide asumir muchos compromisos. Tiene un concierto en la ciudad de Corrientes, Argentina, para el mes de julio. Luego viaja a España, a cumplir su sueño de tocar junto con el virtuoso John Williams. 

Sin duda, la guitarra es su compañera de vida. Dotada de una técnica sinigual, y con una discografía nutrida y variada, Berta sobresalió y deslumbró en escenarios internacionales. “La guitarra es un instrumento muy noble, le tenés cerca de tu cuerpo, resuena contigo, le podés llevar a todas partes, siempre y cuando las aerolíneas te permitan”, dice entre risas.

Y menciona a Atahualpa Yupanqui con esto que dice así: “La guitarra antes de ser instrumento fue árbol y en él cantaban los pájaros. La madera sabía de música mucho antes de ser instrumento…”. “Todo eso es una guitarra. Son seis cuerdas que hacen hablar a una nación. No sé si haya alguien, dentro de este mundo, que haya llegado a un billete como llegó Mangoré; su imagen está en el billete de G. 50.000”, expresa orgullosa.

Mirando lo andado, Berta exclama: “134 ciudades... ¡Qué mucho recorrimos! Le doy gracias a la vida, al Señor porque me devolvió la salud y a las oraciones que este pueblo me dio, porque donde voy encuentro gente que me dice: ‘Yo recé por vos’ y eso no tiene precio”.

En la intimidad se muestra con muchas dudas de sí misma y muy pocas respuestas... esas respuestas están en la música. Camina todos los días, un paso adelante siempre y hacia la luz. Llevando su don divino con una técnica incomparable y dando muestra de su genialidad.

dure@abc.com.py

Fotos: ABC Color/Roberto Zarza.

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