Atraer como un imán

La belleza física es uno de los dones más envidiables que puede tener una persona. Aun sin cirugías y sin cuidados excesivos, hay gente privilegiada, hermosa desde que nace, al reír, al llorar. ¿Ser bellos es una cuestión genética?

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La belleza es uno de los misterios mejor guardados sobre el ser humano. ¿Cómo se origina? Para nuestros padres, por ejemplo, siempre somos lindos; no obstante, el encantamiento acabará cuando salgamos al campo social y, queramos o no, entraremos a competir al ser alabados por el color de ojos, el cabello, el talle, la sonrisa, etc., o, sencillamente, seremos puestos a nivel común.

La belleza como la juventud no permanece, es un don “prestado”, muy preciado que podemos traer “de fábrica” (heredar) y disfrutar sabiamente, pero –la visible, muy ligada a la juventud y fertilidad– la iremos perdiendo con las décadas.

Hoy en día, en pos de la inclusión, se habla mucho de romper los estereotipos, mayormente caucásicos, que nos han impuesto a otras culturas. Las mujeres mestizas por varias razones socioculturales son mucho más sensibles a sentirse poco agraciadas. Si bien es cierto que actualmente existe una industria que facilita el acceso a la belleza y caben absolutamente todos los estilos, siguen y seguirán existiendo seres humanos más bellos que otros.

Artistas, escritores y poetas se han inspirado en la belleza humana, sea cual fuere el prototipo de la época. Así también, las ciencias mantienen su eterna curiosidad e investigación al respecto. Según los antropólogos, las personas que nos parecen lindas, nos gustan porque proyectan un ideal de salud y buenos genes; la belleza puede ser transmitida a la descendencia. Si bien en lo primero que piensan los padres es en tener hijos sanos, hoy en día se agrega el deseo de que sean lindos, ya que esta cualidad podría abrirles puertas en sus relaciones sociales, laborales y sentimentales. Y es que los bonitos atraen como un imán; ninguno pasa desapercibido en un grupo o multitud. 

Hay tanta obsesión con la belleza que hace años se creó una red social (Beautiful People, en Dinamarca) que vincula solamente a gente hermosa (han llegado a expulsar a los miembros que subían de peso o descuidaban su imagen). Yendo más allá de los intercambios de fotos y chats, debido a la respuesta favorable que tuvieron, sus creadores lanzaron además una agencia receptora de óvulos y espermas para tener bebés bellos “sobre pedido”, atendiendo a la necesidad de personas atractivas que por alguna razón no pueden tener hijos. En algo tiene razón el fundador de esta red (terroríficamente discriminadora para muchos) de óvulos y espermas de mujeres y hombres “perfectos”, probablemente salga un bebé con el mismo atributo. Concluir que la belleza es genética, suena bastante lógico. Sin embargo, algo lo complica, puesto que surge otro factor decisivo: el concepto de belleza cambia según la cultura y la época. En el Renacimiento, las mujeres rellenitas eran el ideal. En algunas culturas había partes del cuerpo valoradas especialmente como los pies de las mujeres en China o el cuello alargado en la antigua Birmania. Para los pueblos indígenas, la belleza de una mujer radica en ser fuerte físicamente, poder cargar a los hijos y soportar largas jornadas de trabajo. En el concepto global predominante urbano, las modelos top, altas y extremadamente delgadas, simbolizan el norte de la perfección de millones de jovencitas.

En las diferentes razas, las percepciones responden a lo habitual: una mujer negra, con nariz ancha y amplias caderas, es muy hermosa dentro de su cultura, no así a los ojos de la raza blanca que maneja otros aprendizajes y referentes. De cualquier manera, la belleza en las culturas no es estática, ya que las mezclas raciales han dado lugar a nuevas apariencias; así surgieron los mulatos, euroasiáticos y afroasiáticos. En Latinoamérica existe una rica demografía mestiza, como resultado de dos o tres razas a lo largo de su historia. Las más comunes son la blanca, negra e indígena, y quizás debamos empezar a considerar la asiática.

Belleza femenina, con basta

Una mujer con cuerpo estilizado, pechos voluminosos y nariz “celestial” o respingada, es idealizada dentro de las dos culturas: real y virtual. Para la psicóloga británica Susie Orbach, “hay una violencia real hacia la mujer para que no acepte su cuerpo, y está promovida únicamente por intereses comerciales”, a esto le sumamos las herramientas estético-tecnológicas: “Así las mujeres construyen en sus mentes una imagen de un cuerpo y una cara que no son reales”. 

El quid de este tema, ¿somos más felices si somos lindos? Hay ideas encontradas, no existe un consenso respecto a la explicación de que personas atractivas sean más felices, y algunos psicólogos relacionan la belleza con el estrés, puesto que, además de poseerla, hay que sostenerla. De todos modos, nadie reniega de la belleza –si le ha tocado–. Lindos o no tanto, de gustarnos a nosotros mismos se trata, de esto dependerá nuestra felicidad.

lperalta@abc.com.py

Fotos: ABC Color/Archivo.

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