CITAS & HECHOS

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Henry James

(1843-1916) Escritor estadounidense.

“Hay tres cosas importantes en la vida: ser amable, ser amable y ser amable”.

François Mauriac 

(1885-1970) Escritor francés.

“La gentileza siempre es un signo de traición”.

William Faulkner 

(1897-1962) Escritor estadounidense.

“Algunas personas son amables solo porque no se atreven a ser de otra forma”.

Máximo Gorki 

(1868-1936) Escritor ruso.

“Un hombre alegre es siempre amable”.

Un rey amable 

Guillermo I de Prusia nació el 22 de marzo de 1797, en Berlín. Fue el segundo hijo de Federico Guillermo III de Prusia y la reina Luisa de Mecklenburgo-Strelitz. En 1829 se casó con Augusta de Sajonia-Weimar. Su hermano Federico Guillermo IV, sin descendencia, fue coronado en 1840 y Guillermo pasó a ser su heredero. En 1858, el rey fue declarado mentalmente incapacitado para gobernar y Guillermo ascendió al trono.

En 1862 nombró a Otto von Bismarck como canciller y ministro de Asuntos Exteriores, y diseñaron la estrategia de unificación de los estados alemanes. Se produjo la guerra de los Ducados contra Dinamarca en 1864 y la Austro-prusiana en 1866. En 1867, derrotada Austria, fue presidente de la Confederación de Alemania del Norte. Durante la Guerra Franco-prusiana (1870-1871) asumió personalmente el mando del Ejército en la decisiva batalla de Sedan y fue proclamado emperador de Alemania, en 1871. La Confederación Alemana del Norte se transformó en el Imperio alemán (Kaiserreich), fundándose un único Estado de carácter federal con los reinos de Baviera, Wurtemberg, Sajonia, el Gran Ducado de Baden y el de Hesse, además de las ciudades libres de Hamburgo, Lübeck y Bremen. Sufrió dos atentados en 1878 y resultó gravemente herido en el segundo de ellos. Guillermo I falleció en Berlín.

Cuentan que Guillermo I de Prusia fue un rey que tenía a gala mostrarse muy amable con sus súbditos. Un día, paseando por un parque, vestido de paisano, se encontró con un señor y quiso hablar con él:

–¿Qué eres tú, amigo?

–Juez de distrito –dijo el otro.

–¿Y estás contento con tu cargo? –siguió preguntándole el rey.

–Sí, claro.

–Bien, pues te felicito –terminó el rey, dándole una palmada en el hombro.

El otro quiso pagarle con la misma moneda:

–Y tú, amigo, ¿qué eres? –le preguntó.

–Rey de Prusia.

Sin inmutarse, el juez siguió preguntando:

–¿Y estás contento con tu cargo?

–Sí, claro.

–Bien, pues te felicito –terminó diciendo el juez mientras le daba al rey una palmada en el hombro. Guillermo I se había encontrado con un hombre que era tan demócrata como él.*

(*) Fuentes: Carandell, Luis. Las anécdotas de la política. - https://www.buscabiografias.com/ - http://proverbia.net

Recopilación: mpalacios@abc.com.py

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