Divas por excelencia

Llamarlas Divas de la guitarra fue un acierto. Berta Rojas, paraguaya; Sharon Isbin, norteamericana; Ana Vidovic, croata; y Xuefei Yang, de nacionalidad china, son artistas de sobresaliente mérito. Tienen fama y son admiradas.

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Distendidas, alegres. Así encontramos a las cuatro concertistas en el lobby del hotel donde se hospedaron. Ana, Xuefei y Sharon preguntaban curiosas sobre el portaguitarra de Berta, de un rojo brillante llamativo. Cada una tenía el suyo. Aparecieron con sus instrumentos para las fotos y para deleitarnos unos minutos. Grandes, diosas, con su talento conquistan el mundo. Berta Rojas, reconocida por su técnica impecable y su maestría musical. Elogiada por propios y extraños como "guitarrista extraordinaria", en el caso del Washington Post; como "embajadora de la guitarra clásica" por la revista Classical Guitar, del Reino Unido, o como una de "las mejores ejecutantes del momento por su técnica acabada y su emotiva expresividad que proyecta en cada obra" por la revista Modern Guitar. Solo por citar algunos medios.

Sharon Isbin no queda atrás. Aclamada por su extraordinario lirismo, técnica y versatilidad, es tres veces ganadora de los Premios Grammy, convirtiéndose así en la primera en ganarse este codiciado premio en más de 28 años. Y claro que la prensa también se hace eco de su talento. Apareció en periódicos de todo el mundo y en la portada de más de 40 revistas internacionales.

Xuefei Yang es otra diosa no menos aplaudida. Calificada como "una de las guitarristas clásicas más finas de la actualidad". Su ascenso fue rápido y firme. Subió a escenarios en más de cuarenta países. Tiene un contrato exclusivo de grabación internacional con EMI Classics.

Está también Ana Vidovic, de un talento fabuloso que la ubica entre los mejores músicos de élite del mundo. En su trayectoria figuran distinciones y premios, como los obtenidos en la Competición Internacional Albert Agustín, en Bath, Inglaterra; la competición Fernando Sor, en Roma, Italia; y en la competencia Francisco Tárrega, en Benicasim, España.

Con estas breves menciones, no hay duda del potencial, de la capacidad de estas cuatro concertistas. Y del brillo que dieron a los festejos de nuestro Bicentenario, en dos noches encantadoras en el Banco Central del Paraguay. Ellas coinciden en que el secreto de tanta maravilla no está en sus manos, sino en el corazón. "Ahí está el secreto", expresa Xuefei Yang. La opinión es compartida por todas. "Nuestro corazón habla a través de la guitarra", agrega Berta. Y lo que sale del corazón emociona el alma, absolutamente.

Todas, y cada una de ellas, aman lo que hacen. Un aditivo esencial para el éxito y la armonía. Algunas eligieron este instrumento por tradición familiar; otras, guiadas por el destino; y otras lucharon por imponerse ante la oposición familiar, como es el caso de Berta Rojas. Berta recuerda que su madre no quería que ejecutase la guitarra. Pero persistió y recién cuando su primer profesor, de apellido Carlevaro, envió una carta a su madre elogiando su gran capacidad, en el seno familiar no quedó otra opción que apoyarla. "Carlevaro le decía a mi mamá que tenía muchas cualidades y que no se iba a arrepentir al dejarme seguir mi camino. Fue el primer suceso para mí; fue como tomar conciencia de lo que podía llegar a ser", rememora nuestra compatriota.·

En el caso de Ana, su padre era guitarrista, por lo tanto contaba con su total y completo apoyo. Además, como en su casa había muchos instrumentos, creció rodeada de música, sonidos, ya que su progenitor tenía una banda. "También tengo dos hermanos músicos, pero fue Viktor, el mayor, quien me inspiró para elegir este instrumento. El fue mi primer profesor cuando yo solo tenía cinco años". Al cumplir los trece ya estaba asistiendo a la prestigiosa Academia Musical Nacional en Zagreb, luego fue invitada para estudiar en el Conservatorio Peabody en Baltimore, Estados Unidos. Xuefei confiesa que el destino dispuso su camino. "No sabía lo que era una guitarra", afirma. "Cuando tenía siete años, mi madre quería que escogiera un instrumento para tocar. Pensé en el acordeón, porque era el instrumento más popular en China, pero finalmente opté por la guitarra… Hoy, si tuviera que elegir, volvería a la guitarra, sin duda", afirma.

Sharon Isbin estudió en Italia a la edad de nueve años. También tenía un hermano al que le gustaba este instrumento. "Quería ser como Elvis Presley", recuerda riendo. Berta nutre la charla contando que sus primeras clases también las tuvo con un hermano, Juan Carlos, integrante de los Hobbies. "Fueron las lecciones más serias que recibí", dice.

 

Todo mi mundo está conectado con la música. Es difícil imaginar una vida sin guitarra.
(Ana Vidovic)


Verdaderas virtuosas, altamente apreciadas y admiradas. Ana ya dio más de mil presentaciones públicas desde la primera vez que subió al escenario en 1988. Berta ya perdió la cuenta. Sus presentaciones la llevaron a escenarios de todo el mundo, incluyendo el Frederick P. Rose Hall del Jazz at Lincoln Center, en New York; el Kennedy Center, en Washington DC; el National Concert Hall, en Irlanda, con la Irish Radio and Television Orchestra; y como solista de la Brussels Philarmonic Orchestra para la Televisión Nacional Belga.

El catálogo de Isbin incluye más de 25 discos, desde el Barroco, música española, latina, y las fusiones del jazz. Actuó como solista de más de 160 orquestas sinfónicas. Yang ganó varios premios en concursos de música, incluyendo la Stotsenberg, concurso internacional de guitarra clásica; el San Francisco, concurso internacional de guitarra; el Joven Artista, concierto internacional de la competencia en los Estados Unidos; y el Concurso Internacional de Guitarra de Darwin, en Australia. Ella obtuvo el primer lugar en el Premio Ivor Mairants Guitar, de la Compañía Venerable de Músicos, de Londres, y ganó el Premio Dorothy Grinstead para un recital en el Fairfield Hall, Croydon. La lista es amplia. ¿Será que para llegar a esa técnica demoledora ensayan horas y horas? "Es como una necesidad. Hay tanto placer en una obra que una pierde la noción del tiempo", señala Berta. Ana dice que va pasando por muchas etapas para llegar a la excelencia, como aprender la partitura, luego trabajar en ella, por los aspectos musicales para pasar a la memorización. Xuefei comenta que cuando era más joven trataba de encontrar un balance entre el intelecto y el corazón. "Adoro tocar, pero el placer varía según la ocasión y tengo que admitir que practicar muchas horas a veces no es placentero, pero trato", dice riendo. Sharon admite que recurre mucho a la práctica mental. Lo cierto es que ellas cautivan, aunque también se dejan cautivar por la lectura, el cine, los amigos, por la cocina, los deportes, la familia, como pasa con Ana, quien afirma que toda su vida está conectada a la música. "Todo mi mundo está relacionado con la música; cuando doy conciertos, cuando cocino, cuando estoy con los amigos, la música está muy presente... Es muy difícil imaginar otra vida sin la guitarra".

 

Cuando tenía siete años, pensé en ejecutar el acordeón, porque era el instrumento más conocido en China, pero finalmente opté por la guitarra.
(Xuefei Yang)


Fuera del escenario, si bien Xuefei trabaja activamente en la ampliación del repertorio de la guitarra, con sus propios arreglos de piezas —con un interés particular en la inclusión de la música china en el repertorio—, y colaboraciones con compositores, definitivamente tiene que hacer otra cosa para no perder la inspiración en su música. Esas otras cosas tienen que ver con el cine o una buena charla con los amigos. Por su parte, Sharon se relaja haciendo snorkeling, trekking, esquí, disfruta caminando en las selvas de América Latina o haciendo motociclismo, a través de las islas griegas. El orgullo que sienten sus padres también las motiva. "Ellos renunciaron a muchas cosas... y mi madre siempre me acompañó en todos mis viajes", cuenta Ana. Sharon comenta que sus padres invirtieron mucho en ella y, a los 14 años, cuando tuvo su primer triunfo con la orquesta de Minnessota, tuvo la necesidad de compartir con ellos su alegría. Con una amplia sonrisa agrega que a través del Skype habla con su padre, de 91 años, todos los días y que a veces le reclama diciendo: "Por dónde andás ahora". En esta visita a nuestro país compartió con él su visita a Itaipú y las cataratas.

 

 

Mi mente es feliz de poder hacer lo que ama.
(Sharon Isbin)



Las divas también estuvieron en la casona de Juan Pío Barrios, en San Juan Bautista, Misiones. Fueron recibidas por las autoridades municipales y departamentales. Una caballería, una banda de música y ballet de danza las acompañó desde la entrada de la ciudad y fueron declaradas "Visitantes Ilustres" por la Gobernación de Misiones. Pero más allá de los elogios, del renombre, las reinas de la guitarra, verdaderamente gozan de poder realizar lo que les gusta. "En esto, lo esencial es ser feliz con lo que uno hace"; "mi mente es feliz de poder hacer lo que ama"; "no todos tienen la posibilidad de sobresalir con lo que le da satisfacción", fueron algunas de las palabras que escuchamos cuando expresaron el nivel de felicidad que sienten ante el éxito. Si bien no son amigas de siempre, se llevan bien. "Son como estrellas, brillan y adornan el firmamento sin molestarse u opacarse", asegura Berta al destacar el prestigio de sus pares. "No recuerdo haber participado de un festival de solo mujeres. Esto es muy refrescante", añade la señora Sharon. "Es muy hermoso encontrarnos cuatro mujeres", aporta Ana. Y sí. La historia, casi siempre, se ha hecho desde un punto de vista masculino. Por suerte, Berta Rojas, Sharon Isbin, Ana Vidovic y Xuefei Yang están cambiando las cosas. Brillantes intérpretes de este instrumento, virtuosas; sencillamente, verdaderas divas.   

El secreto del éxito no está en las manos, sino en nuestro corazón, que habla a través de la guitarra.
(Berta Rojas)

FOTOS: ABC Color/Heber Carballo

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