El milagro de los Andes

El milagro de los Andes es una historia increíble que conmovió al mundo. Es el ejemplo más crudo de la fuerza de voluntad y el instinto de supervivencia del ser humano. A poco de cumplirse 42 años del hallazgo de los sobrevivientes, un especial rememora aquellos momentos.

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El programa es el resultado de años de trabajo entrevistando a los protagonistas de la historia que en su momento estuvieron en el Paraguay o que por viajes a diversos países, la productora responsable los contactó. El especial no es solamente la historia de los que sobrevivieron, sino también la de aquellos que quedaron para siempre en la cordillera. El programa a ser emitido por Unicanal el miércoles 17 de diciembre se basa en testimonios exclusivos de nueve de los sobrevivientes, a través de una serie de entrevistas sucesivas en las que se reviven anécdotas, recuerdos y emociones. Esos sentimientos que quedaron en el alma de cada uno de ellos y que siguen conmoviendo a pesar de tantos años transcurridos. Se incluyen también numerosos materiales de archivo que fueron proporcionados por los propios sobrevivientes.

Es la historia de un grupo de jóvenes uruguayos abandonados a su suerte tras un accidente de aviación, en medio de la inmensidad de las montañas nevadas, con temperaturas que por las noches llegaban a 40 oC bajo cero. En medio de esa terrible adversidad de la naturaleza, se vieron obligados a consumir los cuerpos de sus compañeros muertos para sobrevivir. Cuando ya todas las noticias los habían dado por muertos, asombraron al mundo cuando dos de los sobrevivientes consiguieron volver a la civilización, superando el clima hostil del frío intenso, las tormentas de nieve y ese punto extremo en el cual el hambre marca el límite entre la vida y la muerte.

Roberto Canessa: es una tragedia y también una aventura épica muy importante. Nunca pensamos que iba a tener la trascendencia que tiene actualmente. Creo que con los años el dolor se va cicatrizando y va aflorando lo que fue una experiencia de comportamiento humano terrible, con personas comunes enfrentadas a situaciones espantosas y con un resultado extraordinario.

Fernando Parrado: es como que hubiera leído un libro hace mucho tiempo. He borrado absolutamente todo, la vida pasa. Los recuerdos de tres meses para atrás, en mi vida casi no existen, a no ser los buenos. Yo miro hacia adelante y el presente. El pasado… it’s finish. Quedó una enseñanza, que uno debe valerse por sí mismo… y un valor por la familia inconmensurable. Eso es lo bueno que quedó; lo malo, enterrado y olvidado.

Carlos Páez: lo recuerdo como un parámetro para saber hacia dónde voy, para aprovechar esa experiencia en positivo, esa lucha por las pequeñas cosas que hacen a la vida, esas pequeñas cosas que a nosotros nos hacían felices en ese momento, y que por ahí hoy, aquí en la civilización, despreciamos.

Ramón Sabella: nos dio conocimiento de los recursos internos de cada uno, de lo que somos capaces, del poder de la cabeza y de las mentes, el saber que se puede, que no hay imposibles. Con cero recursos, con unas botellas vacías, con unos asientos destrozados, hicimos un equipo maravilloso, desarrollamos una capacidad increíble. Tuvimos la gran virtud de aprender a sacar las cosas buenas de cada uno, dejando las malas de lado.

Antonio Vizintin: como que te emociona cuando hablás y como que te parece increíble que hayas estado ahí, que hayas sido parte de eso, es algo que lo ves un poco lejano y decís “bueno, no puede ser que yo haya hecho eso o que yo haya participado en ese accidente”. Te parece increíble, ha pasado mucho tiempo.

Daniel Fernández: tengo recuerdos buenos y malos. El peor de los recuerdos que tengo es el del avión. Cada vez que tengo que subirme a un avión es un suplicio, eso lo tengo grabado en la mente. Recuerdo cuando en el último pozo de aire, el avión empieza a salir, empezó a temblar todo y bueno, ahí lo único que hice fue cerrar los ojos y abrazarme del asiento de adelante esperando el golpe.

José Luis Inciarte: dije: “Capaz que chocamos, capaz que chocamos”. Y, de repente, un ruido, un estallido brutal…, cerré los ojos, me agarré del asiento de adelante y sentía cómo se iba deslizando, la nieve que te pegaba… No sabía si iba volando o qué, y esperando que chocara contra algo… Y, de repente, paró y dije: “Al diablo, estoy vivo”. Y cuando abrí los ojos fue un panorama espantoso.

Javier Methol: cuando salimos de las nubes, miraba para afuera y las rocas estaban ahí al lado del avión. Estábamos volando sobre las rocas. Ahí nos agarramos de la mano con mi señora y rezamos… Veíamos y sentíamos golpes y golpes hasta que se detuvo. En el primer momento, el frío, la ropa; todo eso no importaba nada. Fue la sorpresa, la desesperación, la angustia… El frío vino después.

Gustavo Zervino: estábamos vivos por una circunstancia aleatoria y para vivir teníamos que luchar, porque si no luchábamos, moríamos. Entonces, se invierten los valores. Cada segundo que uno luchaba, la muerte la tenía más cerca.

Ficha técnica

Realización: Iván Cadavid y Christian Gayoso.

Cámaras: Martín Andrade y Javier Cabañas.

Edición: Antonio Ferrer.

Conducción: Carla Guillén Balmelli.

Producción general: Augusto Barreto.

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