En el Remanso de la nostalgia

En 1975, el ingeniero portugués Antonio Mourao (87) llegó por primera vez al Paraguay. Formaba parte del equipo técnico de la empresa constructora del Puente Remanso Castillo. Se quedó a vivir con su familia un tiempo en el Paraguay y, luego, regresó a su país. Pasaron 32 años y, ahora, decidió realizar un recorrido por la nostalgia.

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De que el Paraguay es un país que cautiva a los extranjeros sigue teniendo mucho de verdad. Que lo diga el Ing. Antonio Mourao, quien nunca olvida haber pisado estos lares cuando tenía 46 años. Entonces, trabajaba en la empresa española Entrecanales, que se había adjudicado la construcción del puente sobre el río Paraguay, para unir la región oriental con la occidental. Se conformó para ello el consorcio Entrecanales y Tavora SA.

“Llegué solo al servicio de la empresa. Aún sorprendido por la naturaleza agreste que rodeaba a Asunción, me llevaron al lugar y me dijeron: ‘El puente se va a hacer aquí’. Era prácticamente una selva donde había que empezar de cero”, recuerda en una charla con ABC Revista durante su visita reciente a la capital.

Empezó los trabajos preliminares para ubicar el puente: “Yo trabajé en la ubicación dimensional únicamente. Es mi especialidad. Los otros ingenieros se encargaron del hormigón y el hierro. Mi responsabilidad fue la ubicación, además del control y la indicación exacta del punto donde irían los pilotes”.

La obra llevó unos cuatro años, pero Mourao se quedó a vivir siete y realizó una última visita en 1984. Tenía la exigencia de incorporar a ingenieros paraguayos en la obra. “Mi padre tuvo el gran honor de trabajar con profesionales paraguayos; darles la oportunidad real para que, recién terminados sus estudios, participaran de una obra de tal magnitud. Es como cuando un profesor permite a la juventud paraguaya trabajar en una gran obra para poner en práctica lo aprendido”, añade a la conversación su hijo, Julio Mourao, quien lo acompañó en su viaje, al que bautizaron como “el de la nostalgia”.

Todos los ingenieros de entonces eran jóvenes con muy buenos conocimientos teóricos, quienes empezaban a meterse de lleno a la realidad de la profesión. “Eran numerosos y todos muy activos en el trabajo, con muy buena formación académica y diligentes, ávidos e interesados en aprender cada vez más. No me preguntes nombres, porque no quiero olvidar a nadie”, alega.

La obra

La construcción del puente fue de una envergadura muy importante para su época, con 1370 m de largo y hecho totalmente en hormigón armado. Antes de esta obra había participado en la construcción del Puente 25 de Abril, sobre el río Tajo, en Lisboa, Portugal, y que es colgante, con tensores y lleva otro tipo de estructura.

A su criterio, los desafíos de la construcción del Puente Remanso fueron normales. “Lo más difícil fue mi misión al llegar, pues tenía que realizar los planos y toda la triangulación. Es una serie de puntos coordinados para construir y toda una red exterior con cálculos milimétricos para la posición. Trabajábamos de noche y madrugada durante varias semanas para medir las dilataciones de los materiales. Todo debía ser milimétrico antes y durante el proceso, para que ambos lados del puente encastraran perfectamente. Y así sucedió. No hubo ni un milímetro de diferencia”.

También afirma que con pena se ha enterado de excavaciones en torno a los pilotes del puente: “Esos bloques no se tienen que destruir, porque son muy importantes a posteriori para hacer un control y mantenimiento. Es esencial mantenerlos para el control de la estabilidad, sobre todo del hormigón, que con los años puede registrar variaciones por el tráfico, los movimientos o vibraciones”.

Toda la construcción de los pilares del puente se hace desde tierra. Se van construyendo de uno y otro lado. Cada bloque se va acercando hasta que confluyan exactamente. “Precisamente, el éxito más grande en el caso del Puente Remanso fue que ni siquiera hubo un milímetro de diferencia cuando sobre el canal principal del río se unieron las dos partes de la obra en ese arco central”, replica Julio Mourao, al explicar que hay muchos ejemplos en el mundo de obras en las que la coincidencia no ha sido perfecta y se daban centímetros de diferencia, por lo que había que volver atrás e intentar de nuevo.

En términos sencillos, la construcción del Puente Remanso requirió de un sondeo previo del río para que los bloques fundamentales de hormigón vayan hundiéndose hasta la roca, donde quedaban clavados. Luego, se hacía una caja en los laterales para limpiar y se hormigonaba hasta la base rocosa. La ubicación de esos pilares la controlaba estrictamente desde la tierra el Ing. Mourao, quien iba guiando paso a paso. Finalmente, iba subiendo el hormigón hasta que aparecía la torre fundamental.

Una urbanización

Al concluir el puente, el Ing. Mourao fue invitado por la empresa Constructiva SA para participar en el diseño, trazado y emplazamiento de la urbanización Surubi’i, para la cual se rellenó el terreno y se hizo el trazado de calles.

Luego, el Ing. Antonio Mourao se trasladó a Ecuador, donde trabajó en una represa en los Andes, obra que también estuvo a cargo de Entrecanales e implicó desviar el río por túneles naturales, por varios kilómetros.

Ver la obra más de tres décadas después todavía lo hace sentir partícipe. Habiendo sido uno de los protagonistas de la construcción, encuentra que debe ser tratada con más cariño y cuidado por parte de las autoridades e instituciones. Necesita retoques, buena señalización, renovación de la carpeta asfáltica y mejorar la iluminación, así como agregarle plantas y flores que le den vida.

“Fue el trabajo más riguroso de mi vida. Por eso, este viaje al Paraguay, para mí, es muy significativo. Es regresar a la nostalgia de ver la obra en la que trabajé noche y día. Además, este país me ha albergado hospitalariamente durante tantos años junto con mi familia y mi perro”.

FECHAS SIGNIFICATIVAS

17 de mayo de 1970

Los Gobiernos del Paraguay y España intercambiaron las notas reversales para la construcción del puente sobre el río Paraguay, en Remanso Castillo.

30 de junio de 1975

Se adjudicó al consorcio Entrecanales y Tavora SA la construcción.

4 de agosto de 1975

Se firmó el contrato para el inicio de la obra, que ocurrió en el mes de octubre.

30 de junio de 1978

Se unieron en el arco principal los sectores oriental y occidental del puente sobre el canal del río.

19 de agosto de 1978

Se inauguró la obra

DATOS CLAVES

• La obra demandó 33 meses de trabajo y tuvo un costo de USD 21.587.301.

• El puente tiene una longitud de 1370 m y el tablero o calzada, un ancho de 10,5 m. El canal de navegación cuenta con 1,60 m de luz y una altura de 29 m sobre las aguas máximas.

pgomez@abc.com.py

Fotos ABC Color/Diego Peralbo/Roberto Zarza/Archivo.

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