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“Puentes” ferroviarios

Cuenta Andrés Morel, un estudioso de la historia encarnacena, que el 18 de octubre de 1913 llegaron a Posadas, Argentina, dos barcos ferroviarios –más conocidos por su denominación en inglés de ferry boats o ferrys– para realizar el cruce del río Paraná entre los puertos de Encarnación y Posadas. Dichos ferrys fueron denominados “Presidente Roque Sáenz Peña” y “Ezequiel Ramos Mejía”. Fueron fabricados entre 1907 y 1910, eran movidos con motores a vapor y consumían juntos unos 4300 kg de leña por día.

La capacidad de dichos buques era de ocho vagones cargados y diez vacíos. En los últimos años de su funcionamiento, estos barcos llegaron a hacer 18 viajes por día. Luego de la inauguración del puente internacional “San Roque González de Santa Cruz”, el último viaje lo realizó el “Presidente Roque Sáenz Peña” el 8 de abril de 1991.

Denominaciones negras

La presencia de la población negra esclavizada en América hizo que aparecieran nuevas palabras o, por lo menos; de uso desconocido hasta entonces en nuestro país. Por ejemplo, la palabra “zambo” para llamar a la mezcla del negro con indígena. Una variante era “zambo prieto”, en los casos en que el pigmento negro era más pronunciado.

La unión entre un individuo blanco y otro negro daba por resultado el “mulato”. Del “mulato” con blanco daba el “tercerón”; cuando el “tercerón” se unía al blanco, daba por resultado el “cuarterón”. Los hijos del blanco y el “cuarterón” que nacían casi sin características negroides eran un “quinterón”. Cuando se daban casos de regresión racial, el individuo recibía el nombre “salto atrás”.

Se le llamaba negro “bozal” al esclavo adulto recién llegado y “ladino” al que llevaba más de un año en América. Al adolescente se le llamaba “mulecón” y el niño menor de 10 años recibía el nombre de “muleque”.

Una pareja de estudiosos

Helen y Elman Roger Service fueron dos antropólogos que a mediados del siglo pasado realizaron importantes estudios en nuestro país. Elman R. Service nació en Tecumseh, Míchigan, EE. UU., el 18 de mayo de 1915. Siendo joven, actuó en la Guerra Civil española y luego estudió en la Universidad de Míchigan.

Posteriormente participó de la II Guerra Mundial y, después, estudió Antropología en la Universidad de Columbia. Se dedicó a la cátedra en ambas universidades y en la de California. Con su mujer, Helen, realizó trabajos de campo en el Caribe y varios países sudamericanos, entre ellos el Paraguay y, resultado de ello, publicaron un libro Tobatí: Aldea paraguaya, además de otros. Elman R. Service falleció en Santa Bárbara, California, EE. UU., el 14 de noviembre de 1996.

Estancieros de posguerra

Según investigaciones realizadas por Efraín Martínez Cuevas, a partir de 1870 aparecieron varios estancieros en el país, como Bonifacio Aquino, Daniel y Amado Artaza, Martín y Romilio Llanos, y Tomás y Francisco Saccarello, en Caapucú; Domingo Arbo, Tiburcio Durañona, Antonio da Silva, en Quiindy; Francisco Abelenda, Gregorio Narváez, Sebastián Talavera, Sebastián Brun, Durañona Hnos., Sebastián Morínigo, Fernando Talavera y Hnos., en Paraguarí.

En Mbuyapey estaba Demetrio Ayala y, en Santiago, Felix Corrales, Eliseo Barbarán y Julián Molinas. En lo que después sería San Juan Bautista, Florencio Goytia, Félix Corrales, Félix Alegre, Claudio Llano y Faustino Vargas, además de Juan Romero, en cuya capilla estanciera se originó la ciudad. En San Miguel tuvieron sus estancias Victorio Bogado, Vicente y Agustín Corrales, Raimundo Reguera y Ramón Alegre.

En la zona de Ñeembucú tuvieron sus estancias Francisca R. de Ramos y Nicanor Pujol; en Tacuaras, José M. Cano, Cirilo Solalinde y Pedro V. Gill en Villa Oliva y Humaitá, Miguel Alfaro y Gregorio Bazabilbazo. Todos estos en la zona sur del Paraguay. En otras entregas nos referiremos a estancieros de otras zonas del país.

surucua@abc.com.py

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