ENTÉRESE

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Crucemos los dedos

“Un accidente con suerte se registró en la mañana del lunes pasado en el Palacio de López, cuando la araña de luces de la Secretaría General se desprendió y cayó sobre el escritorio. Nadie resultó herido”.

Esto publicábamos hace más de 15 años:

“Hace unos meses –poco después de asumir el gobierno, en agosto pasado (el de Cubas Grau)– habíamos recordado la estrepitosa caída de una añosa lámpara en el hall principal del Palacio de Gobierno. El hecho tal vez no pasaría de una simple curiosidad si no fuera por nefastos antecedentes que hacen al anecdotario político paraguayo. Habíamos dicho entonces que era conveniente cruzar los dedos y esperar que no pasara nada.

“Pero, pasó.

“Una vez más se cumplió el mal agüero: un luctuoso suceso conmovió a la sociedad paraguaya: la masacre ocurrida entre los días martes 23 y viernes 26 de marzo, con la muerte del vicepresidente Luis M. Argaña y varios jóvenes que estaban realizando una vigilia a raíz de los sucesos de esos días.

“Varias veces en nuestra historia, la caída de una lámpara precedió a trágicos sucesos políticos. Uno de los más antiguos precedentes es la caída de una araña de luz en el Palacio del Congreso, a principios de enero de 1902. Poco después, el día 9, durante una convulsionada sesión, fue muerto, en medio de una balacera en pleno recinto parlamentario, el senador Facundo Insfrán, y resultaron heridos varios congresistas.

“Pocos años después, la caída de otra araña en el mismo edificio, a fines de junio de 1908, presagió negros nubarrones en la vida política de entonces, cuyos efectos se sintieron cuando estalló la famosa revolución del 2 de Jara, o 2 de julio, que derribó al Gobierno del presidente Benigno Ferreira”.

El deber ante todo

Un cronista de la época, Pedro Antonio Vázquez, relata que “en el asalto de Paso de Patria, el valiente telegrafista Arce, continuaba telegrafiando con sangre fría, cuando ya las balas de los acorazados destrozaban el techo de la casa haciendo pedazos la mesa donde se hallaba instalado el aparato bajo sus manos. Este mismo héroe del telégrafo fue capturado con un equipo telegráfico en un puesto avanzado del combate, en Ñeembucú”.

Sobre este episodio, cuenta Thompson: “Es una cosa verdaderamente singular que las balas Whitworth que caían como granizos sobre la columna que abandonaba el paso, no causaba el menor daño. En la Estación Telegráfica cayó una bomba del 68, en momentos en que un joven recibía un despacho y reventó a su lado cubriéndole de tinta y al aparato de tierra, sin causar más daños. La Estación del Telégrafo fue removida entonces al norte del Estero Bellaco, donde fue instalada bajo un árbol”.

surucua@abc.com.py

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