Ética de la estética

Cambiar la actitud resignada ante la obesidad y mantener una ética de la estética son pilares para un adelgazamiento exitoso. Abandonar la conducta mediocre y ser limpios con lo que hace uno en la dieta forman parte de una ética que se traslada al trabajo y a otros aspectos de la vida.

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Su método lo han experimentado alrededor de 78.000 personas, algunas con éxito y otras aún siguen en la lucha. El enfoque multidisciplinario de nutrición, acompañamiento sicológico, actividad física adaptada y terapia grupal han hecho de Máximo Ravenna el gurú del adelgazamiento en los últimos tiempos, en Sudamérica y Europa.

En su última visita a nuestro país propuso una nueva mirada al problema del sobrepeso, enfocándolo desde el punto de vista de la ética. “No hay que bajar los brazos (en la lucha contra la obesidad). Es mejor vivir luchando que morir por las complicaciones”, dispara Ravenna, el médico argentino que hizo bajar de peso a la farándula argentina y a los famosos –y no tantos– del Paraguay.

“Decir ‘no hay nada que hacer’ es una actitud resignada que lo coloca a uno en un estado de abandono, poca conexión social y mucha pena por haber desaprovechado una única oportunidad que tenemos en la vida. Uno puede equivocarse, pero también puede trabajar a fondo para obtener lo mejor que se puede y no unirse al batallón de mediocres diciendo ‘todo el mundo roba, todo el mundo es corrupto, todo el mundo es infiel, todo el mundo es gordo’. Por eso, ¿tengo que serlo yo también? Pero hay una ética de la estética. Si yo cuido mi estética, también estoy cuidando mi conducta. Tener una conducta descontrolada (con la comida) no es ético; es desbordado, es pasar por encima del otro y, a veces, por encima de uno mismo”, enfatiza.

¿Qué hacemos?

Ante ese escenario, tomar conciencia y dar el primer paso hacia la delgadez es crucial. Guiados por profesionales en la materia, el transitar al descenso y quedarse permanentemente con un peso saludable puede resultar todo un éxito.

La construcción de este estilo de vida ético se funda en los principios científicos que encierran los alimentos y su efecto sobre el cuerpo. La renovación permanente de los conceptos y los cambios de paradigma hacen que la dinámica de las dietas de descenso y mantenimiento esté en constante evolución.

En ese sentido, Ravenna dice que siguen habiendo enfoques múltiples en el tema del tratamiento de la obesidad. Incluso se están cuestionando ciertas líneas de trabajo, en vista de los resultados paradojales y opuestos a los que se esperaban con ciertos tipos de modificaciones de algunos alimentos por otros.

“Por ejemplo, se está poniendo en duda la idea de que el hombre está engordando porque la alimentación está llena de grasa animal. En realidad, parecería que esta no es tan mala como se creía. Se está viendo que el aceite de oliva tiene un 13 % de grasas saturadas, que son las grasas malas, y eso es un cachetazo (a todo lo que veníamos creyendo). Se habla de que la grasa de la carne vacuna tiene Omega 6, que sería un hallazgo muy útil para el cuerpo. Asimismo, hay una línea que sostiene que, probablemente, la formación de grasa dentro del cuerpo está más relacionada con la incorporación de alimentos basados en los carbohidratos refinados, como el azúcar, la harina y comidas procesadas. Empezó a cambiar la línea que criticaba al huevo como factor de colesterol malo en el cuerpo, ya que parecería que esto se genera porque se producen depósitos de carbohidratos que no se utilizan y se transformarían en tejido adiposo”, refiere el profesional de la medicina.

En una sociedad en la que la comida y los excesos están a la orden del día, la obesidad –tanto de adultos como infantil– va en constante crecimiento. Esto genera problemas de salud, algunos muy difíciles de tratar.

Falta de sueño

Aparte de la comida en exceso y la vida sedentaria, Ravenna encuentra otro factor que confluye terriblemente en el aumento de peso: la falta de sueño, así como el estrés y el aumento del picoteo ansioso. “La gente tiene muy poco tiempo para mirarse en un entorno que está cada vez más gordo”. En ese contexto, la ecuación se da de la siguiente manera: “Siete de cada 10 amigos son gordos. (Así) yo no me preocupo tanto si yo (también) estoy gordo. Entonces, por más que ya me contaron que ser gordo es peligroso para la salud, yo veo que hay tantos gordos que no me tiene por qué pasar nada, y entonces me dejo estar”.

Esta situación sucede porque existe lo que se llama ambivalencia. “Amo estar flaco, pero amo comer chipá; amo ser flaco, pero me gusta el chocolate. Comer chipá y chocolate es ahora, lo inmediato; estar flaco es para después. Cuando entro en un método de adelgazamiento, me sacan el chocolate y el chipá, pero igual me veo gordo, porque para bajar, me falta mucho. Entonces, elijo de vuelta lo que engorda, y ahí está la falta de continuidad del tratamiento”, reflexiona el médico. De ahí que estar plenamente convencido de que el proceso lleva su tiempo y que el cuerpo debe adaptarse a los cambios es clave para llegar a la delgadez segura, sana y responsable.

“El problema de la obesidad es sociocultural, es un problema de bombardeo de comida de mala calidad. Uno no engorda por sus conflictos sicológicos, o porque lo contrajo por un virus o una bacteria”, agrega.

Actuar

En ese contexto, Ravenna dice que hay una luz de esperanza con la aplicación de un método interdisciplinario de gran seguimiento y rigurosidad sobre el paciente. Esto es: enfoque médico clínico, contención sicológica, seguimiento nutricional, actividad física adaptada y terapias grupales. “El método que aplicamos en las 16 clínicas —que llevan el nombre del entrevistado— carece de lo que llamamos la ‘palmoterapia’. No hay eso de ‘pobrecito, sos gordo; te voy a dar de comer’. Te voy a dar un método para que te vistas con la ropa que querés, que te sientas contento, que no tengas que dormir sentado, que tu pareja te mire con entusiasmo y que no tengas que pedir permiso para ser acompañado o acompañar a otra persona”, describe el doctor quien con su método ya lleva atendidos a unos 78.000 pacientes en Sudamérica (Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil) y Europa (España).

mescurra@abc.com.py

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