Filigrana para el papa

El rosario de filigrana, regalo para el papa Francisco, es una verdadera obra de arte. El orfebre encargado del trabajo es Salvador Alvarenga, quien puso toda su energía y arte en la elaboración, desde el momento de la fundición del metal hasta el pulido final, con un resultado sencillamente delicado.

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Salvador Alvarenga conforma la nueva generación de orfebres con larga tradición en el tallado de joyas de filigrana. Recién había terminado la primaria cuando dio sus primeros pasos en este oficio. “Mi mamá me había llevado a la casa de la familia Morales para aprender esta profesión”, recuerda don Salvador, mientras busca entre sus trabajos las obras de arte realizadas en su taller.

De aquellos años rescata su labor como ayudante. “Nos encargábamos de estirar el hilo de plata y cebar el tereré; eso era normal y también de comprar la croqueta que se vendía dos por G. 1 y cuatro galletas por el mismo precio. El pasaje estaba a G. 7 y dos veces nomás pasaba el micro. Si no agarrabas a tiempo, caminando nomás, te ibas adonde querías llegar... tuicha la diferencia”, dice mientras va ordenando los trabajos encontrados.

Claro que después de mucho cebar y entrelazar los hilos de plata, “ascendió”, y realizó otros trabajos hasta crear sus propios diseños. “Es una profesión digna. Me compré esta casa en 1978 y pagaba G. 3000 mensuales. Tenía 16 años y, en ese tiempo, recuerdo que un anillo cobrábamos G. 1”, revela.

Su dedicación, poco a poco, fue dando sus frutos. Fue comprando las herramientas para lograr belleza y arte. Su habilidad se reflejaba en detalles, creaciones, esmero, paciencia, maestría y entrega. Es que la técnica de la filigrana requiere justamente eso: destreza, dedicación y paciencia para entrelazar los hilos, cualidades que él posee.

Indudablemente, el trabajo que realizan los artesanos de Luque es impecable y las piezas son consideradas una inspiración. Aunque cada orfebre tiene un estilo propio, es común ver plasmados elementos de la naturaleza y figuras geométricas. Por estos días es noticia el rosario que don Salvador realizó, a pedido del intendente de la ciudad César Meza, para obsequiarle al papa Francisco.

El rosario tiene 59 cuentas y la sarta está unida por sus extremos a una imagen de la Virgen del Rosario y una cruz, también de filigrana. “Me tomó un mes y medio más o menos terminar el trabajo”, expresa don Salvador.

Sin descanso se abocó a su encargo, día y noche, cristalizando en cada detalle su laboriosa técnica. “A la noche lo que más tiempo le dedicaba, por la tranquilidad, pero igual durante el día no paraba. Cada cuenta fue hecha con tiempo y entusiasmo”.

El rosario está listo. Dispuesto para ser entregado a su santidad durante la visita considerada como un hecho histórico.

Definitivamente, ser el elegido para este trabajo supuso un gran compromiso y orgullo para el artesano. “¡A la pucha…! Es lindo ver que la sociedad reconoce un trabajo que uno piensa que está bien hecho. Es un honor hacer un rosario para el papa, me viene muy bien, soy más conocido ahora y eso me va a dar más trabajo también”, dice sonriendo.

Don Salvador trabaja el oro y la plata. Primero, compra las pepitas y las funde en pequeños crisoles colocados dentro de hornitos de cerámica refractaria. Luego, va laminando los hilos en diferentes matrices y varios grosores, de acuerdo a los modelos a elaborar. “Para el rosario del papa usamos un hilo de 0,20 cm de grosor y poco más de 260 g de plata”, comenta.

De su taller también salieron verdaderas obras de arte que cruzaron toda la geografía paraguaya, atravesando, incluso, nuestras fronteras, como Argentina, Perú, Chile, Brasil, Uruguay, en el que se destacaron sus aros, anillos, collares con formas de margaritas, flor de mburucuyá, cala o arasa poty. “Trabajo con mis hijos, tengo dos varones y una nena, todos ellos labran la filigrana muy bien. También cuento con gente que me ayuda, en total, en el taller somos siete. Anteriormente, contaba con 12 personales hasta que fui asaltado y quedé muy mal, sigo pagando los daños que me causaron... Apyta vaipa”, afirma con pesar el orfebre.

El oficio como tal sigue siendo el mismo, si bien es cierto que los conocimientos experimentaron un gran desarrollo al haberse incrementado notoriamente los recursos con los que ahora se disponen. En la actualidad es inmenso el número de libros publicados, con independencia de los medios actuales como internet, lo que permitió ampliar los conocimientos, tanto en técnicas como en diseño y, al mismo tiempo, está facilitando la formación del profesional, aunque muy pocos con la dedicación de don Salvador Alvarenga. La pasión que le imprime a cada pieza hace que sus obras se eleven, a la perfección y el detalle.

ndure@abc.com.py

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