Fuerza interpretativa

Alan Medina se define como bailarín, coreógrafo, y productor de cine y tevé. En todas esas disciplinas sobresalió, y afirma que se debe a su persistencia y testarudez. “Soy bastante caradura”, admite.

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Diariamente, Alan se levanta con una meta a alcanzar. Todos los días se fija un objetivo y “cranea” todas las formas posibles de lograrlo. “Soy bastante caradura”, admite. “Cuando se mete algo en mi cabeza, ¡no hay nadie que me lo quite! (risas). Es la tortura de mis papás y amigos”, exclama.

Desde que nació, sus padres le inculcaron el amor al arte. “Mi papá, además de ser ingeniero, es músico y mi mamá siempre quiso ser bailarina. Ella me llevó a la academia Compasses cuando tenía 13 años. Recuerdo que fuimos a una presentación por el Día de la Madre y ahí mismo me preguntó: ‘¿Querés ir a bailar con ellos?’ y, obviamente, le dije que sí, sin dudar. Detalle que muy pocos padres hacen por sus hijos: apoyar el talento que tienen”, dice orgulloso.

Fue el inicio de su carrera. Pronto participó, como bailarín, de Rojo Fama Contrafama, en los años 2005, 2007 y 2008. Incursionó en la producción y se destacó como coreógrafo. “Soy todo terreno”, expresa entre risas.

Colaboró también en el montaje del backstage del concierto de Lady Gaga en nuestro país. Como productor, se destacó en la elección de Miss Universo Paraguay 2012 y 2013. También fue productor general en Paraguay TV (2014) y La experiencia de Hollywood, Paraguay 2013, con José “Hollywood” Ramos, coreógrafo de Rihanna, Beyoncé, Nicki Minaj, Chris Brown. Además, suma su presencia en Paola Hermann Modelos Agency.

Son muchos los trabajos en los que brilló, pero lo principal es el baile. “Mi estilo es libre”, cuenta. Hip hop, break dance, jazz, street dance, salsa, merengue, cha cha cha y reguetón son solo algunos de los géneros en los que se destaca.

Se siente feliz haciendo lo que le gusta: bailar arriba de un escenario. Pero más completa sería su dicha si bailase con ella. “Me encantaría bailar con Janet Jackson. Quién sabe lo que pueda ocurrir el día de mañana...”, afirma con esperanzas.

Su mayor éxito como bailarín fue ver cómo el público gritaba su nombre estando en el programa Rojo. “Fue sensacional... Fue en el ruedo central de la Expo y en el club Sol de América; ambos lugares estaban repletos de público. Escuchar cómo gritaban mi nombre y el de mis compañeros fue más que emocionante. Son imágenes que nunca van a salir de mi cabeza: carteles con nuestros nombres, ¡hermosos recuerdos!”, afirma con emoción.

Otra victoria para él fue bailar con eminencias en los institutos más importantes de Los Ángeles (EE. UU.), como Brian Friedman, José Ramos, GMadison, Kenya Clay y otros. “Sumamente gratificante la experiencia; sinceramente, fue estar al nivel de bailarines de Hollywood”.

Pero su único ídolo es Dios. “Le conocí en miles de experiencias vividas. Lo único que puedo decir es que Él no discrimina ni castiga, solo ama”.

Mundo coreográfico

En cuanto a coreografías, una que le dio bastante satisfacción fue trabajar con Judi Kovalovsky (coreógrafa argentina) para Carlos Baute y Alex Ubago. El resultado fue transmitido por Fox Latinoamérica. “Gustó mucho el trabajo que hicimos. Creo que esos pequeños detalles hacen que el Paraguay se mastique mejor”, asegura.

¿Algún proyecto en marcha? “¡Tengo muchísimos proyectos! A medida que se van concretando, ya me voy poniendo otras metas. La más próxima es obtener mi titulación en Producción de Cine, ya que esa carrera no tenemos en ninguna universidad en nuestro país, y vengo laburando en producción hace siete años. Me gusta mucho crear. Es lo que tengo a mi favor: ser coach y productor ayuda bastante (risas)”.

Mientras espera que se concreten sus objetivos, Alan lleva una vida bastante entretenida y ocupada en Los Ángeles. “Me levanto a las 7:00 y voy a entrenar. Por la tarde voy a la facultad y en la noche asisto a las escuelas de baile, a tomar clases con los coreógrafos de peso pesado”, dice riendo. Continúa: “Me acuesto a las 23:00, aproximadamente. Los fines de semana hago hiking; es un deporte de aventura que me encanta. También, me reúno con los paraguayos residentes en Los Ángeles; ya conozco al 90 % de los que viven acá y son todos buena onda”.

Asegura que no es un camino fácil, pero le emociona lo que hace. “Mi búsqueda es ser parte de algo grande, y bailo con todas mis fuerzas para lograrlo”, puntualiza.

Se siente libre sobre el escenario. Es su momento. Con su arte hace feliz a otros y es feliz. Nada mejor.

 ndure@abc.com.py

Fotos ABC Color/Gustavo Báez/Gentileza.

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