Gales, en plena Sudamérica

Son las 17 h, las casas de té están abarrotadas. El invierno continúa muy fuerte y los más valientes juegan en las plazas. Está a punto de oscurecer y Gaiman no se anima a esconderse detrás del río Chubut. Estamos en un típico pueblo galés, pero en plena Sudamérica, donde alguna vez la propia Lady Di caminó por sus calles.

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Casas con estilo británico, árboles que no se encuentran en otras regiones de la Argentina, calles desérticas y con la típica helada austral. Uno se maravilla con los colores de las construcciones, con el antiguo túnel de un ferrocarril que también se quedó en el tiempo, y con las tortas y dulces de las casas de té. Una peculiaridad: la municipalidad se encuentra en la plaza central.

Cientos de años antes de la llegada de los europeos, la Patagonia argentina fue habitada por distintas tribus ancestrales. Los tehuelches dominaban la región y, aunque hoy su idioma se haya extinto, impregnó su sello con el nombre de la ciudad Gaiman (que significa piedra de afilar). Lo cierto es que, en esta zona del mundo, los galeses que huían de Inglaterra encontraron su paraíso y se establecieron allí para crear una mininación galesa sudamericana.

“Buscaban libertad y la encontraron aquí, hasta que el Gobierno argentino del siglo XIX los miró con recelo, así que luego la ajustaron a las leyes del país”, señala Lorena, guía del museo de la primera casa de Gaiman, que data de 1874, año en que se toma como referencia para la fundación de la localidad de Chubut, de apenas 6500 habitantes.

David Roberts fue el primer colonizador de estas tierras; junto con su familia, se estableció en el valle y construyó la primera casa. Pero no todo fue color de rosa para el inmigrante. Antes de ir a Argentina, migró a los Estados Unidos, donde se casó con otra galesa y, al embarcarse hacia el sur, tuvo enormes dificultades. Su nave, el Electric Spark, naufragó en las costas brasileñas, donde perdió casi todas sus pertenencias. David trabajó en el canal de riego de la ciudad, a orillas del río Chubut, que cambia el paisaje de estepas, de clima muy frío y seco. También fundó la compañía Mercantil Chubut, que buscaba comerciar los productos que cosechaban en la zona.

“Roberts fue un visionario, una persona con mucha decisión que combatió contra las adversidades y levantó un gran pueblo”, reivindica Lorena, mientras muestra la casa de piedra, con tres chimeneas y una pieza-heladera, donde se hacía manteca, queso y otros productos lácteos.

Gaiman es parte de las localidades que se formaron con el asentamiento de inmigrantes galeses en el sur de la Argentina, a finales del siglo XIX. Estos buscaban paz y libertad; un lugar para desarrollarse, lejos de la islas británicas, donde incluso se les prohibía su propia lengua. Hoy, el idioma sigue siendo hablado por los descendientes galeses que habitan la ciudad. Carteles y nombres de calles no solo están en español, sino también en galés. El distrito es el símbolo de la colonización galesa, que comparte historia con Trelew, Rawson, Esquel, Dolavon y Puerto Madryn.

Los galeses se establecieron en la Patagonia prácticamente sin nada. Levantaron sus capillas con lo poco que tenían. Hoy, todavía hay 16 templos en Chubut, que constituyen ya el legado histórico de la inmigración. Durante varios periodos, los recintos religiosos sirvieron como escuelas o puntos de encuentros para reuniones sociales y políticas. Cada 28 de julio, las capillas ofrecen el famoso té galés para conmemorar la Fiesta del Desembarco (Gwyl Glaniad).

Princesa Diana

La gente todavía recuerda con añoranza y nostalgia la visita de la princesa de Gales, Diana Spencer, a este distrito. En noviembre de 1995, Lady Di recorrió las calles de Gaiman y tomó el té en una casa, luego de pasar por la península Valdés para ver a las ballenas. En la actualidad, cada 31 de agosto (fecha de la muerte de Diana), muchas personas visitan la ciudad para participar en los homenajes que hacen los ciudadanos a la “princesa del pueblo”.

Pero el té se toma en cualquier momento, haga frío o calor, y a cualquier edad. “Muchos conservan la tradición galesa, pero los que más consumen son los turistas”, dice Amalia, propietaria de la Casa de Té Gaiman, a escasos metros del río Chubut. Comenta que los que más visitan la zona son los propios galeses, que cuando llegan a Sudamérica deben hacer el recorrido que les tocó hacer a los inmigrantes hace 120 años. “Vienen, piden té, tortas y pan, y aclaran que no son ingleses, sino galeses”, apunta. Al ser requerida sobre las diferencias entre los propios británicos, Amalia agrega: “Bueno, los galeses son un poco más amables, menos soberbios”.

Esta confitera está hace mucho tiempo en el negocio, que ya viene de su tía y, actualmente, tiene a una hija viviendo en Gales. Sirve té en una jarra antigua, tortas de chocolate y de nuez, tarta de manzana, pan casero, manteca, queso artesanal y azúcar; nada falta en la mesa servida por esta señora que no sigue muy de cerca la política del país. Es el retrato de un pueblo que prefirió aislarse y conservar las tradiciones de los primeros colonos. “Aquí, no hay inseguridad; la gente planta cerezas, toma el té, vive de las ovejas o del turismo, pero vivimos bien”, afirma Amalia, que mientras tanto tiene que preparar facturas para clientes de la zona.

Ferrocarril
Como decenas de pueblos a lo largo del mundo, Gaiman también está relacionada con el ferrocarril. Y, sobre todo, con un túnel de 300 m de largo que tuvo que ser construido en 1914 para salvar obstáculos de las bardas y continuar camino hacia la ciudad de Dolavon, ya que los vecinos no querían que los rieles pasaran por el centro de la localidad. La idea original era llegar hasta la cordillera de los Andes, pero nunca se concretó.
La ciudad tiene dos museos importantes: el histórico regional y el antropológico, donde se constan registros de los primeros pobladores de esta zona de Sudamérica. Tiene la capilla Bethel, construida en 1913, muy cerca de la capilla vieja, que data de 1884 y levantada por una congregación Protestante Independiente. Cerca del pueblo está el parque paleontológico Bryn Gwyn, donde se exhiben restos paleontológicos de animales prehistóricos.
Gaiman se apaga de noche, después del té; la gente va a sus casas o retorna a sus ciudades cercanas. Se escuchan saludos de despedida en galés y luego no se oye ni siquiera el curso del río Chubut.

Sepa más

Gaiman

Oficina de informes

www.gaiman.gov.ar

Texto y fotos  equintana@abc.com.py

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