Itauguá, patria del ñandutí

El sábado 9 de marzo es la gran cita en la ciudad de Itauguá. Se realiza la 34.ª edición del Festival del Ñandutí. La comisión organizadora anuncia un encuentro con buena música y exhibición de los mejores diseños de este encaje.

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Itauguá porã, ñandutí poty... es así como la describiera Rafael Paeta. La linda Itauguá, con sus flores de ñandutí, está de fiesta. Celebra el 34.º festival de este encaje que cautiva a la vista, con sus colores vistosos y bordados que asemejan a la tela de araña, a la flor del guayabo, a una mariposa.

Muchas son las formas de este tejido que las artesanas con paciencia, destreza y cariño van dando forma. Tal es el caso de doña Isabel Centurión Vda. de Benegas. Tiene 85 años y desde muy niña aprendió de su mamá, quien le transmitió sus habilidades. “Siete años rire ya amba’apoma (Desde los siete años que trabajo)”, cuenta en su casa, en la ciudad de Itauguá.

La encontramos con bastidor en la mano, por supuesto. No podía ser de otra manera. Ama lo que hace y es que tampoco tuvo acceso a otra educación, así que con el “ñandutí re pire” sus hijos fueron a la escuela, aunque no todos tuvieron título universitario. “Solo la menor pudo terminar su carrera, porque nosotros, sus hermanos mayores, también colaboramos en el pago de sus estudios”, cuenta Estefana, quien se encarga de armar cada una de las piezas que van llegando a sus manos hasta convertirlas en un mantel, en un caminero, una blusa, un vestido. Todo es posible en sus manos. “Soy la única armadora ya que queda en Itauguá”, cuenta orgullosa.

Estefana tiene una capacidad natural para combinarlos. Aporta la forma y el diseño y, al igual que su madre, también es reconocida en este Festival del Ñandutí. “Somos una de las familias más antiguas que se dedica a esta actividad y estamos recibiendo un justo homenaje, pero lo que queremos es una pensión para vivir nuestros días con dignidad”, solicita doña Isabel. También pide por Isidora Amarilla, otra bordadora de la zona. Isidora tiene 86 años y teje el ñandutí como pocas. Su rostro surcado por los años, su andar cansino con su bastidor en mano y la espalda ya curva no disminuyen sus ganas de seguir hilando, hilando su presente para obtener el sustento diario, su futuro para poder sobrevivir.

Sin duda, todas y cada una de las artesanas que pueblan la ciudad de Itauguá merecen ser reconocidas. Ellas transmiten, emocionadas, sus inmensos deseos de vender algunas prendas de ropa o los pequeños accesorios, en los que aplican su habilidad manual, durante el festival que se va a realizar el sábado 9 de marzo en la sede social del club 12 de Octubre, ubicado a 30 km de Asunción sobre la Ruta 2 Mariscal Estigarribia. “Ese día vamos a tener una retreta a cargo de la banda musical, además de la exposición y venta de los productos de ñandutí. El inicio de las actividades está previsto para las 18:30, así que invitamos a todos a que participen, aprecien y valoren estos calados maravillosos que forman parte de nuestra cultura”, invita Lourdes Jacqueline Villalba Regúnega, directora de Cultura y miembro de la comisión organizadora de este encuentro con el arte y la música.

Van a estar deleitando con su voz el tenor Jorge Castro acompañado de una gran orquesta, además de los grupos Surgente, Evolución, Los Moyano, Trovabohemia, el dúo de guitarra Richer Palma, Americanta, Quemil Yambay y los Alfonsinos. También van a subir al escenario los humoristas Jagua ha Pira’i, así como el ballet de Karen Nunes y de Alice Martínez, los grupos de danza Katupyry y Ka’aru Poty.

Este año serán homenajeados el Lic. Miguel Ángel Ortigoza, autor de la letra Itauguá querido; la tejedora doña Isabel Centurión de Benegas; doña Grijalba de Ramírez, activa colaboradora del festival, y el homenaje póstumo al señor Aníbal Vera Sánchez, autor de la música Itauguá querido.

Villalba Regúnega expresa que estarán entregando el Ñandutí de Oro, el Ñandutí de Plata y el trofeo Félix Fernández a los participantes. “Nuestro festival es competitivo, y la elección de los ganadores va a estar a cargo de un selecto y destacado plantel de jurado”, anuncia.

Más de 40 años

Este festival se viene realizando desde hace más de cuatro décadas. Tiene sus raíces en las “Peñas Luneras” organizadas en 1969. La primera edición fue organizada por la Dirección General de Turismo y las autoridades locales. Se concretó en julio de 1970. A partir de entonces, los lugareños comenzaron una historia en defensa de la artesanía que representa no solo a la ciudad, sino también al país: el ñandutí. Sí, ñandutí, palabra guaraní que significa “blanco de araña”. Es el nombre que se le dio en el Paraguay al encaje de agujas. Su nombre proviene del ñandú, arácnido que fabrica con trabajo y paciencia la tela de araña semejante al diseño del encaje. El ñandutí corresponde a una de las expresiones populares características de nuestro país, basado en antiguos encajes españoles y de origen incierto. Viene de la época de la colonia y, según sus motivos, recibe diferentes nombres.

Roquette Pinto, un antropólogo brasileño, fue el primero que recogió y clasificó esos dibujos elementales en un trabajo de campo en Itauguá, patria de esta artesanía, fundada en 1728.

La comercialización de este producto es la principal fuente de trabajo e ingresos de esta localidad. Se utiliza con frecuencia como encaje de prendas de vestir, manteles, cortinados, cuadros. Hoy, se moderniza y sus bordados adornan calzados femeninos, carteras, portacelulares, hebillas para el pelo, aros, collares, objetos decorativos para el hogar, la oficina. Su utilidad y creatividad no tienen fin. “El ñandutí es fruto de la paciencia, de la imaginación y habilidad creadora de la mujer y el hombre itaugüeño. Es el alma de nuestro festival”, agrega, orgullosa, Ruth Marlene Meza, integrante de la comisión organizadora.

Ella rescata de su memoria aquellos festivales en los que la música no era la única protagonista, sino lo más resaltante eran los desfiles de carrozas con sus respectivas reinas, entre quienes estaba la futura Miss Ñandutí. “Era una verdadera fiesta; un verdadero despliegue de arte, belleza y color”, rememora Ruth Marlene.

Luego hubo un receso en estos encuentros, hasta que en 1990 volvió con fuerza dando participación también a artistas internacionales, además de los nacionales y locales. “Unos años más tarde volvió a ser meramente nacional, pero estos altibajos no hicieron más que inyectarnos ganas y fuerzas para volver a instalar este acontecimiento de profunda trascendencia, de éxito creciente, en una ciudad culta, sencilla y hospitalaria”, añade Ruth Marlene.

Hoy, con 34 años de permanencia en el calendario festivalero del país, prometen un encuentro en el 'que la principal motivación es inculcar a que los jóvenes tomen las riendas de este tejido, que no acabe, que siga formando parte de nuestra historia cultural. Para ello, en el Centro Cultural y Artesanal Tejedoras del Ñandutí, los jóvenes reciben capacitación. “La artesanía representa un campo a partir del cual se puede mejorar el nivel de vida de mucha gente en Paraguay”, expresa la directora del centro.

Lo bueno es que los diseñadores también se están relacionando con este tejido, y las tejedoras están participando de esta evolución y fomentando su creatividad. Por otro lado, el mercado turístico también va en aumento. Es que el ingenio, el esfuerzo y el talento de las mujeres itaugüeñas siempre se destacaron por preservar la extraordinaria tradición artesanal de la elaboración de estas bellas obras de arte textil en el telar, auténticos símbolos de la identidad. Históricamente, ellas realizaron una labor artesanal y comercial importante para el desarrollo de su comunidad, buscando siempre preservar este arte al transmitirlo a sus hijas, a las nuevas generaciones. Por eso, los homenajes que reciben son bien merecidos. Se aplaude la iniciativa de la comisión organizadora del festival, que busca rescatar y promocionar esta manifestación cultural, de infinita riqueza y tejida por manos mágicas.

El ñandutí se teje sobre bastidor de madera liviana y un lienzo, que una vez terminado el encaje se eliminarán. Sus diseños tienen referentes animales o vegetales de los que reciben sus nombres: Arasa Poty, Arasa Avati, Panambi, entre otros.

ndure@abc.com.py

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