Kuña po pore

La habilidad de Geusa es darle colorido a la artesanía paraguaya, previo consentimiento de las autoras. Quedó enamorada de nuestras tradiciones cuando llegó al país. Se considera una ciudadana del mundo, pues debido a los compromisos de su marido —como docente—, debe estar viajando de un lugar a otro. Pero de todos sus viajes, Geusa dice que nunca vio creaciones “tan lindas”.

“Ellas (las artesanas) hacen unas figuras muy lindas. Viajé por varios países del mundo, pero no conseguí ver un trabajo tan bien logrado, los detalles, tamaños, todo. Ya hice algunas exposiciones y, esta vez, quise homenajear a la mujer, que nunca se rinde, la mujer fuerte, madre, profesional, esposa, amiga, responsable, emprendedora; a las artesanas mismas, maravillosas y muy sufridas”, agrega.

Sus pinturas son verdaderas obras de arte, en las que propone las cerámicas de artistas nacionales, ya sea en forma de ánforas, figuras humanas, animales. Cada una es singular en detalles y colores. Su pasión por las artes siempre estuvo latente desde niña; lo que sí descubrió ahora fue su entusiasmo por pintar sobre cerámica, gracias a la necesidad que tuvo de encontrar algo especial y que le gustase. Obviamente, se topó con los trabajos de grandes artesanas, como Graciela Quintana, Gregoria Benítez, Julia Isídrez, Blanca Noguera, Carina Noguera y Ediltrudis Noguera.

¿Le lleva tiempo pintar esos pequeños detalles? Depende mucho del tamaño de las piezas. “Puede llevarme un día, una semana, un mes y hasta más”, revela.

La hora en la que se desconecta del mundo es a la noche, “en la madrugada, para ser más precisa”, confiesa. Cuando todos duermen, en esa paz y tranquilidad de su hogar, aflora en Geusa la creatividad. “De repente, no me doy cuenta de la hora o me veo obligada a ir a la cama porque me tengo que levantar temprano”, cuenta entre risas.

¿Sigue alguna tendencia? Dice que no. Se deja llevar por la pasión y permite que las piezas de la artesanía paraguaya hagan su magia. “Cada vez que veo una cerámica, es una revelación para mí”.

El proceso del pintado comienza por el esmaltado. Luego, tonalidades muy diferentes y opuestas, aunque en perfecta armonía, se van adueñando de cada obra: azules, verdes, rojos, amarillos, rosados, turquesas y, finalmente, la magia que da lugar a colores intensos y brillosos.

Le preguntamos a Geusa si, cuando le encargan una pintura, los colores tienen algo que ver con la persona que le confió la obra o cómo es que encuentra el tono exacto para cada pieza. Si la cerámica es por encargo, toma en cuenta los colores y detalles que apasionan al cliente; sin embargo, nunca tiene una idea predeterminada, pues su arte va surgiendo a medida que va pintando.

En cuanto a sus proyecciones en el ámbito artístico, debido a la fragilidad y el peso de las artesanías, se hace difícil transportarlas y exponerlas en galerías convencionales, pero ahora está armando una colección para homenajear a la mujer. “Se trata de figuras femeninas en varios tamaños. Es una consideración y un respeto que quiero brindar a las mujeres, en especial a la paraguaya, sacrificada y dedicada. La muestra será en la Alianza Francesa, el viernes 6 de marzo, a partir de las 19:00”, invita.

¿Cómo considera su evolución a lo largo de su trayectoria artística? “Gratificante, ya que al comparar mis primeras obras con las de hoy, hay cambios considerables. Esto hace que me den ganas de seguir experimentando y ver cuál será el resultado”.

Pese a que sus raíces son brasileras y bien profundas, y que está casada con un francés, se encuentra muy sumergida y comprometida en promover la cultura de nuestro país. “Mi marido está terminando su contrato y debemos viajar a otro país, pero ya estoy viendo cómo llevar las piezas. Será una cantidad importante, porque no concibo la idea de no mostrar al mundo las maravillas que hacen las artesanas de Paraguay, y este será mi pequeño aporte a esta cultura que hizo renacer en mí una pasión”.

Para las personas que desean iniciarse en el arte, aconseja tener una formación y, sobre todo, pintar como uno quiere, no copiar a los demás. “Pintar lo que uno tiene dentro, lo que siente, ser uno mismo. Trabajar de manera creativa y un poquito todos los días trae sus frutos”.

Y bueno, mientras tenga pasión, Geusa Joseph va a seguir tiñendo de color las cerámicas, maderas y todo objeto que se le cruce en el camino. Porque visitar su casa es respirar talento. Objetos en desuso, ella los convierte en arte. Puertas, ventanas y muebles cobran vida en su casa del barrio Jara. Allí, en el silencio de la noche, se deja llevar por la imaginación e ingenio.

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