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Es inaudito que los candidatos quieran conquistar votos agrediéndonos con sus pintadas y pegatinas. Es ofensiva la suciedad visual donde no está permitido. Es un castigo, una burla que nos cuesta plata, seguir viendo esos rostros, aun después de las elecciones, en calles y rutas de todo el país, como un recuerdo insolente rubricado por el atropello. Es alevoso el hostigamiento sonoro de espantosos anuncios gritados por altoparlantes. Es impúdico e inaceptable el uso de recursos públicos con que la mayoría de los partidos financian las campañas de sus candidatos. Se gastan millonadas en propaganda electoral, impresionantes sumas de dinero, algunas de las cuales se sospecha que provienen del narcotráfico. Tanto dinero gastado para convencernos de las supuestas bondades en pro del bien común, que los políticos prometen hacer si acceden a los cargos para los que se candidatean. Esas cifras descomunales, bien podrían destinarse a mejorar el sueldo de docentes y del personal del área de la salud, quienes ganan una miseria.
Cuánta plata se utiliza para promover la captación de sufragios, hecho casi siempre rodeado de secretismo y la falta de rendición de cuentas que imperan en torno al financiamiento privado de las campañas. Aunque el presidente Cartes alardeó de haber invertido dinero de su propio bolsillo en la campaña electoral de Alliana, su candidato personal. ¿Eso es legal, se puede hacer? ¿Cuánto es lo que la ley electoral establece como cifra tope de donación particular?
Por su parte, Antonio Buzarquis, diputado, propone una multa de setecientos mil guaraníes como castigo a la ciudadanía que no vota. Es el colmo de la prepotencia desvergonzada. Los políticos a los que les pagamos sus abultados sueldos, que reciben dinero de nuestros impuestos para solventar sus campañas electorales, los mismos que compran las cédulas de vulnerables votadores, ahora quieren aplicar multa a quienes estamos en todo nuestro derecho de repudiarlos, aunque sea con nuestra ausencia en las urnas.
Con sus actos, la gente joven demuestra que no está dispuesta a seguir aceptando atropellos. La mansedumbre se acaba. Es indispensable hacer cumplir la legislación electoral. Se debe implementar un sistema de control de los aportes que reciben los candidatos y los partidos políticos. Si no se cumplen las reglas, habrá que actuar con firmeza, para condenar los abusos y la falta de transparencia.
carlafabri@abc.com.py