LA CANASTA MECÁNICA

LA REBELDÍA DE LO CURSI.- Kawaii es una palabra de la cultura popular japonesa que puede significar tierno, lindo, chúlina. Es un revival de la cursilería. Una tendencia que abarca la apariencia, la comida, los hábitos. Es casi una actitud entre infantil y, a la vez, frívola, superficial.

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La gente cursi estuvo siempre a nuestro alrededor. Quién no tiene alguien cercano que se toma fotos haciendo el gesto uve doble con las manos, o la madre superiora de los gestos cursis de moda: juntar las puntas de los dedos de ambas manos en forma de corazón. Lo cursi es una tendencia a la falsificación. Es afectación exhibicionista pedante, es deseo de aparentar y, también, suele ser una forma de adulonería casi servil. Mamita, gordi, osito, conejita.

La moda kawaii impone llevar un peluche como accesorio, peinarse con coletas infantiles; usar lazos, volados, encajes, estampados aniñados, colores pasteles. Vestir símil uniforme de colegiala. La sociología observa que estas son paradojas de una cultura en transición. Se postula como algo rebelde, aunque entraña una actitud angelical, inocente e inmadura bastante acrítica. Fomenta una idea de feminidad que tiene poco que ver con el empoderamiento. Kawaii es restrictiva y normativa. Su equivalente masculino es el kakkoii; el hombre atractivo, musculoso, churro, digamos. Ellas cultivan la niñez –sexualizada, en algunos casos– y ellos, la masculinidad.

La industria de la apariencia ya se hizo cargo del fenómeno. Las marcas de pasarela y reseña mediática tomaron nota de estas manifestaciones juveniles, que ya tienen millones de adeptos. Esta tendencia a la infantilización consigue que miles de chicas jóvenes prefieran a Hello Kitty que a Beyoncé, una mochila estampada con corazoncitos antes que un bolso de Prada. Quienes estudian el comportamiento ven que esto, más que una tendencia pasajera, es un asunto sociológico complejo. Chicas que buscan ropas adorables, como salidas de los cuentos de hadas, para seguir esperando al príncipe azul como bellas durmientes. La moda kawaii parece apuntar a las muchachas que se hartaron de aceptar el rol de hembras hipersensuales, mujeres objetos, siliconadas o fitness girls, superheroínas cotidianas que trabajan estresadas como profesionales competitivas y, a la vez, deben rendir examen de erotismo en la cama, mientras baten como eficientes cocineras una crema pastelera para el postre y, de paso, se maquillan a la perfección. Para la juventud japonesa, lo kawaii es una respuesta a la norma, un símbolo de rebeldía que permite oponerse a imperativos sociales como la responsabilidad, la obligación o el trabajo. La inmadurez como oposición a la madurez exigida. La infantilización como forma de liberación frente a las restricciones de la edad adulta. Welcome al mundo Peter Pan.

carlafabri@abc.com.py

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