LA CANASTA MECÁNICA

EL BIEN PÚBLICO.- Se percibe un estado de déjá vu en el ambiente. La sensación de yo ya vi esta película: Marzo, masiva movilización ciudadana, represión violenta, heridos, muerte. Crisis política, crispación social.

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Borja de Riquer, catedrático de la Universitat Autónoma de Barcelona, sostiene que “la crisis política de los años 20 y 30 mostró que las democracias eran muy débiles y el parlamentarismo era poco estable. Por eso pudieron llegar ofensivas de fuerzas antidemocráticas que liquidaron gran parte de los regímenes democráticos europeos. La Europa de los años 30 es la de las dictaduras, no la de la democracia”.

“Ahora no hay peligro de dictaduras autoritarias, pero estamos ante el desgaste de la democracia. Lo que se teme no es su fragilidad, con miedo a que caiga, sino su deformación. Los sistemas democráticos están gastados y están defraudando notablemente a gran parte de la ciudadanía, que considera que la forma como funcionan está cada vez más alejada de las dificultades de la gente”, añade De Riquer.

Eso es lo que estamos viviendo en estos días. Nos vamos dando cuenta de la alta vulnerabilidad de la democracia y la tremenda sed de poder de la mayoría de los políticos. Es muy evidente la sed de mantenerse en el poder, para seguir gozando de los grandes privilegios, de esos políticos —hombres y mujeres— que dan conferencia de prensa para acusar a periodistas de los disturbios ocurridos durante la movilización ciudadana. La gran convocatoria cívica reclamando el respeto a la Constitución Nacional, y expresando su disconformidad ante el intento de reelección presidencial por la vía de la enmienda, fue brutalmente reprimida por la Policía, lo que, como era de esperar, provocó el desborde y el incendio del edificio del Congreso.

¿Qué suponían el Poder Ejecutivo, el Ministerio del Interior y la cúpula de la Policía? ¿Que con una represión violenta, disparando al cuerpo balines antidisturbios, lanzando bombas lacrimógenas y chorros de agua, repartiendo cachiporrazos y obligando a hacer cuerpo a tierra, la gente se dispersaría, huiría despavorida y desalojaría la plaza? ¡Pero por favor! Cualquier mínima inteligencia deduce que palos, balas, gases y chorros de agua aumentan la indignación y fomentan la furia de la multitud. Fue como lanzar una piedra a un avispero.

La represión violenta solo profundiza las diferencias y hace sangrar las heridas de nuestra sociedad.

Abandonen su intento de criminalizar la lucha ciudadana, señoras y señores senadores que buscan mantenerse en el poder. Respeten la Constitución Nacional, no la pisoteen y no den la espalda a los reclamos de quienes deberían representar. No desoigan el clamor de una parte importante de la ciudadanía, que también pagamos sus fueros con nuestros impuestos. Junto con el presidente Horacio Cartes, háganse cargo de la crispación social que producen y que ya se cobró una vida joven. No pueden desentenderse de una muerte que tiene familia, nombre y apellido: Rodrigo Quintana.

Lo más noble sería que Horacio Cartes decline su deseo de reelección presidencial, y que quienes acompañan este proyecto lo desestimen en respeto de la Constitución Nacional, a favor de la buena convivencia y del bien público.

carlafabri@abc.com.py

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