LA CANASTA MECÁNICA

EL PLACER DEL FIN DE SEMANA.- El sábado y el domingo están considerados días de descanso, sin obligaciones. Sin embargo, allí nos esperan los deberes familiares. Con una mano en el corazón, decime qué pensás de eso; cuál es tu sentimiento cuando, en vez de relajarte y descansar, sabés que tenés que hacer todo lo que te quedó pendiente en la semana. Arreglar ese placard, revisar el enchufe que está flojo, llevar a las criaturas a pasear. Ir al cine, al club, ver a la familia propia o a la política, encontrarse con las amistades, dormir la siesta, regar las plantas, depilarse, recortarse el bigote…

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Son compromisos que tenemos que cumplir y no siempre nos desagradan. También hay que ir al cine a ver Los Buscadores, que todo nuestro entorno comenta, mientras nuestro aporte a la conversación es cero porque no tenemos ni idea de qué se trata. En vez de sentir que el fin de semana es un agujero negro, podríamos buscar algún método creativo. 

A ver si un libro de autoayuda sirve. Encuentro uno de Eric Berne (+). Postula el Yo estoy bien, Tú estás bien. Dice que además de caricias, sin las cuales nos podemos secar, los seres humanos necesitamos programar nuestro tiempo para poder subsistir. Mirá vos, esa obviedad no se nos había ocurrido, me dice una amiga. Nosotros vamos al club el fin de semana, pero esa programación ya me tiene podrida. Él se va a jugar al fútbol con sus socios, y yo quedo cargando con las criaturas y el perro. Diez años bien programados de siempre lo mismo. Le pregunto a mi amiga si, aparte de quejarse, trató de encontrar otra fórmula. Mira a la distancia y suspira hondo. Con solo escarbar un poquito se deduce que el conflicto está adentro, en la pareja que supone que comparte el ocio cuando se están evadiendo de la realidad a la que los enfrenta el tiempo libre. Sucede que esos dos días de fin de semana una/o le ve la cara a su pareja durante las 48 h. Y aunque hagan cosas por su lado, igual está intacta la presencia del problema que les afecta a ambos. Allí está la abulia que podría desactivarse si transforman el fin de semana en un encuentro amoroso. Lejos de ser impúdicos, hay cosas que pueden dar vuelta un sábado. Que las criaturas se queden en casa de los abuelos o de amigos. Y después del cine, ir a un hotel alojamiento “para conversar en tranquilidad y sin interrupciones”. Porque lo que suele evidenciarse cada fin de semana es la ausencia de comunicación. Producto de una educación reprimida, basada en el temor de decir lo que cada uno/a necesita. Y delirarse en proyectos.

Según los especialistas, el domingo es la antesala de la neurosis del lunes. Al atardecer del domingo se viene el gran bajón.

Si los domingos hay dos que se sienten castigados por la vida, aunque no lo digan, comparten un malestar. Tal vez este sea el momento para destapar la olla y quebrar el maleficio. Si algo está quemado dentro de la olla, habrá que elegir entre tirar la comida o empezar a buscar ingredientes frescos para probar otra vez. Los motivos pueden ser íntimos o solitarios, pero se viven en pareja.

Si alguien encuentra la receta, por favor divúlguela por WhatsApp, Facebook, Instagram o como sea. Multitud de indigestadxs de fin de semana se lo agradecerán.

carlafabri@abc.com.py

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