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La costumbre se fue esparciendo entre los monos de la isla. En seis años, todos los monos jóvenes aprendieron a lavar las papas y los monos adultos que tenían descendencia aprendieron de sus hijos. No obstante, hubo un porcentaje de monos adultos que conservaron la costumbre de comer las papas sin lavarlas. El dato curioso es que también los monos de otras islas empezaron a lavar los boniatos antes de comerlos. En un parque de Takasakiyama, en el continente japonés, los monos empezaron a repetir el proceso de lavado sin haber tenido contacto con los monos de ninguna de las islas. Sobre este estudio y sus conclusiones, Watson elaboró su teoría que es conocida como la del centésimo mono. Consideró que cuando el mono número tanto aprendió el procedimiento, se completó la masa crítica. Es decir, el número necesario para que toda una especie adquiera de pronto un nuevo conocimiento, una nueva conducta. Esto le llevó a suponer que en la evolución de las especies podrían existir diversos mecanismos que intervienen en la selección natural. Él sostiene que esto podría demostrar que esos mecanismos también inciden sobre la manera de propagar las ideas y las costumbres en toda la especie humana.
¿Habrá algo de cierto en esta teoría? ¿Será que cuando empiezo a pensar que tal candidato va a ganar o no va a ganar las elecciones, y lo expreso, ese pensamiento cunde y crece como una bola de nieve? ¿Es el método que utiliza la propaganda?
Esta teoría es polémica y podría ser una leyenda. Sin embargo, este asunto de las tendencias que hoy está muy en boga confirma de alguna manera que existen efectos alrededor de nosotros, que no podemos o no sabemos explicar. Por ejemplo: ¿cuándo empezó la moda cool de decir palabrotas y estupideces en los medios de comunicación? ¿Eso es avance o retroceso? Rupert Sheldrake, biólogo británico, introdujo el concepto de los campos morfogenéticos. Sheldrake sostiene que las leyes de la naturaleza no son universales e inmutables, que siempre han ido evolucionando, incluso las leyes que tienen que ver con los fenómenos físicos y químicos. Estos campos mórficos serían como estructuras inmateriales que se encuentran en la naturaleza y hacen que una hoja sepa que debe ser verde y no azul, por ejemplo. Ese conocimiento es un soporte para que la información fluya entre y por los organismos.
Más allá de los paradigmas convencionales, podría ser que nuestra responsabilidad, nuestra conducta individual y la forma en que actuamos sean fundamentales para que cambien las actitudes y los comportamientos en nuestro entorno y también en gran escala en todo el planeta.