LA CANASTA MECÁNICA

LA MATERNIDAD NO TIENE LITERATURA.- Desde los comienzos de la historia encontramos que existen las guerras masculinas y los partos femeninos. Conviven la violencia de las guerras que esparcen muertes, y la creación de la vida humana engendrada en el cuerpo de la mujer productora de vida. 

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Los hombres son los combatientes de las sociedades guerreras, por eso la figura del guerrero es masculina por antonomasia y es de esa imagen combatiente, espada en mano, que se alimenta el mito del héroe. Jerjes, Leónidas, Atila, Alejandro Magno, Julio César, Gengis Kan, William Wallace, el Cid Campeador, Napoleón y muchos nombres masculinos pueblan nuestro imaginario colectivo de seres valientes, con más triunfos que derrotas.

Mientras tanto, la imagen femenina es relegada a la invisible capacidad de concebir la vida y parirla, nada menos. A ella se le encomienda el cuidado del hogar, de la prole, de la familia, de la célula de la sociedad. ¿Acaso hay una historia de la mujer embarazada heroína? ¿Existen descollantes amas de casa cotidianas? Así como la figura del soldado desconocido, no se conoce el homenaje al ama de casa anónima.

La escritora Laura Freixas menciona a Simone de Beauvoir, quien dice: La sociedad ha decidido dar prioridad al sexo que mata por sobre el sexo que da vida. Esto se comprueba en el hecho de que la guerra es un gran tema, visto además de una forma positiva, heroica, desde La Ilíada hasta la última guerra de Hollywood. 

En cambio, agrega Freixas, la vivencia femenina por antonomasia que es la maternidad está prácticamente ausente de la cultura. Existen grandes novelas sobre la guerra, sobre el amor, sobre descubrimientos, asesinatos, asaltos, etc., pero no existen novelas sobre el embarazo, que es nada más y nada menos que el tiempo de gestación de toda vida humana. Esto es solo el ejemplo más evidente de la desigualdad en la cultura, que hace que la representación imaginaria que tenemos no sea real.

Hay experiencias de vida marcadamente masculinas sobrerrepresentadas, como la guerra, y experiencias de vida femeninas infrarrepresentadas, como el embarazo, la maternidad. Laura Freixas distingue que la literatura escrita por mujeres busca la empatía, sentirse identificada, reflejada, y hay una cierta actitud intelectual, habitualmente masculina, que desdeña esto. Los hombres no se dan cuenta, sin ser conscientes de ello, probablemente debido a factores sociales e históricos, hasta qué punto esto forma parte de la literatura dominante, en la que se encuentran a gusto, porque es literatura escrita por hombres, con valores masculinos. En tanto que las mujeres se sienten muchas veces rechazadas, desvalorizadas en esa literatura dominante que ve a la mujer como objeto. En cierta literatura escrita por mujeres, con el protagonismo de mujeres, se percibe que allí se encuentra algo que las mujeres, la sociedad y la cultura necesitan: referentes, modelos, que permitan a las mujeres pensarse a sí mismas.

Obras como las de Virginia Woolf, Clarice Lispector, Simone de Beauvoir, Carmen Martin Gaite, Esther Tusquets, Ana María Matute. Por último, Laura Freixas recomienda leer el libro Maternidad y Creación, recopilatorio de Moyra Davei, quien aborda el tema complejo de ser a la vez madre y creadora artística e intelectual.

carlafabri@abc.com.py

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