La libertad de una sonrisa

Destacando una ferviente interpretación, cristalinamente fusionada con delicados textos y adecuadas directrices, concluye el unipersonal sobre la vida del activista sociopolítico Nelson Mandela. Al esgrimir aspectos de la puesta, echamos un vistazo a una de las propuestas mejor logradas del género, recomendándola por su pedagogía y deleite.

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Durante uno de sus más resonantes discursos, Mandela dijo: “La pobreza no es natural, es creada por el hombre y puede superarse y erradicarse mediante acciones de los seres humanos. Y erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia”.

Desglosando esta idea, el dramaturgo argentino, docente y profesor de literatura Pablo Di Génova, autor del unipersonal que aborda diversas etapas de la vida de este militante sudafricano, concibe uno de los monólogos más armoniosos, medidos y con potente coherencia social, aplicable a cualquier coyuntura política.

Seis meses de investigación y tres más para plasmar la personalidad de un ícono de la lucha contra la desigualdad fue el tiempo empleado por el escritor: “Me basé mucho en sus sentimientos hacia su esposa Winnie, sus hijos y su país. El aspecto emocional de Mandela es muy atractivo porque lo moldeó como un líder pacífico y conciliador”, explica.

Delimitando una narrativa emergente de las anécdotas y sensaciones, el autor confiere rasgos literarios al parlamento: “El amor, la pasión y el poder centrado en el otro; todo esto contado desde la infancia, la adolescencia, los comienzos de su lucha, los 27 años en la cárcel, su presidencia y la muerte”, agrega Di Génova.

El carisma de un intérprete

Nelson Mandela fue un hombre con un inmenso talento para la escritura y con una filosofía de vida muy clara y definida, siendo uno de sus rasgos físicos más recordados la inmensa sonrisa que dibujaba en su rostro y, con ello, toda la energía de su causa.

En ese sentido, la ejecución actoral de Cristhian Olmedo fluye tranquila por un cauce de hilaridad, incluso en los momentos más dramáticos del texto, adoptando la esencia del personaje, sin caer jamás en una burda parodia.

“En el muro de Facebook de un amigo vi la convocatoria al casting y sentí que estaba dentro de los requerimientos, aun sin saber que sería un unipersonal, mucho menos sobre Mandela”, comenta el protagonista, quien también es director, dramaturgo, docente y entrenador de actores.

“La exploración tuvo varias aristas: por un lado, las sugerencias de la directora, y por otro, mi necesidad de ir más allá de los meros datos biográficos. Busqué en la música sobre todo, además del paisaje de la región sudafricana, recursos para generar motivaciones sensoriales”, agrega.

“La directora participó en el proyecto desde la investigación, realizando una elección de momentos importantes en la vida del personaje. Una vez que terminé el texto, Marcela Gilabert imaginó y proyectó una puesta minimalista, con el espacio reducido, para marcar la opresión que vivió Mandela. Al trabajar con Cristhian, enfatizó en las sensaciones y las transiciones, buscando las mejores elecciones de sentimientos, elementos, puesta de luces y música”, comenta Pablo.

Coyuntura vigente

Cristhian procede de una experiencia vinculada a realidades socioculturales vulnerables, similares a las que atravesó su personaje: “Crear un paralelismo con hechos locales, para reforzar lo que se cuenta en la obra, le da la posibilidad al público de establecer una empatía más concreta, más aún al aprovechar ese modo tan afable que tenía Mandela de comunicarse y establecer vínculos”, señala el artista, quien desde el 2005 es responsable de Arte por la memoria, espacio sociocultural de las familias de víctimas del Ycuá Bolaños.

“Nuestro personaje tiene barniz latinoamericano en cada uno de sus conceptos. Encarna las mismas luchas y tiene los mismos principios que podría esgrimir un líder en nuestro país o la región en la que vivimos”, enfatiza el autor de este unipersonal, magistralmente interpretado, escrito y dirigido con tal delicadeza que percute avasallante, exponiendo también mucha crítica a nuestra sociedad.

Hoy a las 20:00, en la sala Baudillo del tercer nivel del Teatro Municipal de Asunción Ignacio A. Pane, tienen la oportunidad de contemplar esta pieza.

Abarcando temas universales, como la justicia, lucha contra todo tipo de discriminación y el ímpetu preponderante que emana de una asimilación constante de esas ideas, el equipo de la puesta —que recrea con dinámica soltura actual las vivencias de un líder mundial— nos acerca la belleza de la tolerancia y el respeto ante la opresión en cualquier época.

“Si yo tuviera el tiempo en mis manos, haría lo mismo otra vez. Lo mismo que haría cualquier hombre que se atreva a llamarse a sí mismo un hombre” (Nelson Mandela).

carlos.canete@abc.com.py

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