LA CANASTA MECÁNICA

LA VIOLENCIA DESATADA.- Cuando se enfoca la promoción de la violencia en los medios de comunicación, casi siempre se escucha lo mismo: Es lo que vende. Es lo que elige la gente. El público pide morbo, sangre, depravación. Así se transfiere al usuario la responsabilidad de aceptar, aplaudir e indigestarse con la basura que se transmite.

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No hay mucha opción. El modelo de entretenimiento que se le ofrece al público está cargado de violencia dramática, trágica, a veces festiva, ridícula, como las cámaras ocultas que hacen burla de incautos personajes. Supongo que habrá gente con la mirada morbosa disfrutando de retorcidas imágenes, truculentos relatos e impúdicos realitys. Agresiones sangrientas, discusiones bizarras, guerras, explosiones, asaltos, catástrofes y accidentes en los noticieros. Escenas bélicas, torrentes de sangre, golpes, maltrato, atracos, incendios, asesinatos, violaciones, secuestros, pornografía; muertes en directo, en películas, en documentales, en noticieros y hasta en programas de chimentos.

¿Por qué hay gente que consume lo más cruel, lo más asqueroso, el ensañamiento? Quienes estudiaron el fenómeno de la atracción morbosa por la violencia hablan de personas aburridas, de vidas vacías que necesitan de emociones fuertes. Por eso buscan aquello que les produzca una mezcla de angustia con placer que roza el masoquismo. Esa clase de espectadores obtiene la satisfacción de su curiosidad morbosa, que le permite, a la vez, celebrar su sensibilidad emocional, al comprobar sus reacciones de rechazo. La excesiva violencia que llega a través de los medios da la malsana oportunidad de asistir a los actos más terribles de forma totalmente segura; da acceso a experiencias peligrosas, incluidas las intimidades personales que se publican en revistas o programas cardio-vaginales, donde se mezcla la angustia de la vergüenza ajena y el placer.

El comercio de la violencia mediática descubrió que la producción de escenas violentas se hace con actores baratos, y que estos productos son fácilmente vendibles en mercados internacionales. Estamos hablando de una violencia de lenguaje universal. Esto se puede comprobar en los dibujos animados, donde es más fácil recurrir a la violencia que al humor. Los dibujos animados se conectan con la industria del videojuego y los juguetes bélicos en general. Las películas más caras con mayor número de efectos especiales de violencia son mejor distribuidas y promocionadas.

Existen investigaciones que estudian cómo influye la violencia que emiten los medios en la violencia desatada en las calles, en las casas, en las escuelas, en las oficinas, en las canchas de fútbol, etc. Los resultados dicen que los efectos son paulatinos y acumulativos. Para profundizar sobre el tema, recomiendo la lectura de George Gerbner, su teoría del cultivo y las consecuencias que trae el consumo de la violencia a través de los medios. Su estudio observa la dependencia del imaginario individual, del mundo personal, de los valores y desatinos adquiridos a través del tipo de programa que se consume en forma habitual. Sostiene que la dependencia intensiva y excluyente de la televisión favorece el desarrollo de actitudes violentas, antisociales y la visión paranoica del mundo. El síndrome del mundo malo.

carlafabri@abc.com.py

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