Memorias Vivas en París

Desde hace 20 años, Fredi Casco y Fernando Allen recorren el Paraguay haciendo un registro fotográfico y cultural de arte popular. En su camino, se han encontrado con grandes artistas, mentes brillantes y hacendosas manos que dan forma a obras casi nunca vistas ni explotadas y, mucho menos, valoradas en nuestro país.

El año pasado, se unieron para la iniciativa de Selección Texo 2013, denominada Maestros del Arte Popular e Indígena del Paraguay; un proyecto privado para impulsar el arte de “tierra adentro”. Durante la gestación de este emprendimiento, Casco y Allen iban buscando una forma de dar continuidad a la idea de rescatar valores desde los más inhóspitos parajes guaraníes.

Aprovecharon una visita del director general de la Fundación Cartier por el Arte Contemporáneo, Hervé Chandès, para mostrar el proceso creativo de los artistas en sus respectivas comunidades. Las obras de por sí ya habían despertado un gran interés en Chandès, pero visitar las localidades chaqueñas y ver de cerca cómo trabajan estas mentes brillantes lo dejó maravillado, ya que han sabido afrontar las dificultades y carencias. El directivo dijo que esto no podía pasar desapercibido para el mundo y les encomendó una cuidadosa selección que tomó alrededor de seis meses.

La muestra

El resultado de esto es una exposición de alrededor de 40 obras de siete artistas en el museo de la fundación en París, Francia. La muestra denominada Memorias Vivas se realiza en el marco del 30.º aniversario de la organización. Se inició en mayo de este año y se extenderá hasta setiembre; a la vez, el museo exhibe obras de los más destacados artistas del mundo.

Allen comentó que la colección paraguaya está compuesta por piezas de cerámica, dibujo y pintura, aunque en principio también incluía máscaras que, finalmente, quedaron al margen por dificultades de logística. Los expositores son Jorge Carema, de Boquerón; Osvaldo Pitoé, de la colonia Cayin o Clim, Filadelfia; Clemente Julius, Esteban Klassen y Marcos Ortiz, de la colonia Neuland; Juana Marta Rodas y Julia Isidrez, de Itá, y Ogwa (+), de Luque.

Gesto de supervivencia

Sobre la selección, dijeron que su trabajo se limitó a elegir las piezas que serían expuestas, ya que cada artista brilla de por sí. “No tuvimos que hacer ninguna orientación ni intervención, porque el talento de estas personas es natural. Cualquier entendedor de arte que tenga acceso a sus trabajos puede captar al instante que es algo valioso y por lo que vale la pena apostar”, dice Casco.

Para Casco, el hecho de que los campesinos e indígenas sigan haciendo obras de arte es “un gesto de supervivencia”; explica que son personas que trabajan de sol a sol en chacras y establecimientos privados. El arte no puede ser un pasatiempo, porque simplemente no son personas desocupadas o con tiempo libre, pero aun así sacrifican sus horas para explayarse y dejar un legado a sus comunidades. Allen comenta, por ejemplo, que el mejor pintor indígena trabaja en el área de limpieza de un hospital menonita y un excelente tallador es tractorista en estancias del Chaco. “Son gente trabajadora, que no conciben la idea de vivir del arte y, aunque uno quisiera, no podría insistir en ello, porque no está en su naturaleza; ellos ya tienen una forma de vivir. Es una pena porque tienen un talento increíble. Todo lo que se les propone o enseña lo terminan superando en muy poco tiempo. Gente que nunca en su vida vio un cincel termina haciendo fantásticas máscaras”, enfatiza.

“Cuando me invitaron a ser curador de Texo 2013, le invité a Fernando, con quien venimos pensando y soñando con llevar a cabo proyectos que tengan que ver con la visibilidad de los artistas populares para ver una forma de llevar el proyecto a una mayor escala, de darle continuidad, establecer vínculos con la producción de arte en las comunidades campesinas e indígenas. Como Fernando conoce muy bien a muchos artistas y lugares, me pareció el compañero ideal, así durante nueve meses recorrimos el país en busca de estos talentos, pero vimos tanto talento, tantas obras que merecen la pena ver la luz, que no pudimos limitarnos a lo que teníamos”, expresa Casco.

Ambos artistas reconocen que es muy importante para nuestro país que las obras estén expuestas en este museo, al mismo nivel de artistas encumbrados de Europa y otras partes del mundo. Incluso, comentaron que la Fundación Cartier viene creando desde hace varios años, una exquisita colección privada de la que varios trabajos paraguayos forman parte. “Es un orgullo, un honor realmente que el arte popular contemporáneo del Paraguay integre una colección de este tipo, codeándose con las más encumbradas obras del mundo. A la vez, el éxito de esta propuesta es una lección para los paraguayos que no valoran el talento de su gente”, asegura Casco.

Allen dijo que “es triste que no se pueda incentivar a estos valores a vivir del arte y me atrevo a decir que ningún gestor cultural podría proponerles eso, ya que en Paraguay existe aún una tremenda brecha de ignorancia. Las personas se niegan a pagar el valor real de las obras populares, ignorando la riqueza de estas. Sin embargo, ahora están expuestas y son admiradas por grandes referentes del arte, en uno de los mayores epicentros culturales del mundo”.

Maestros

Actualmente, en una de las salas, la Fundación Cartier alberga paralelamente la muestra Maestros del Arte Popular e Indígena del Paraguay - Texo 2013. Es el resultado de una minuciosa selección de Fredi Casco y un equipo de profesionales contratados por Texo el año pasado e incluye un material audiovisual de la cineasta paraguaya Renate Costa. Esta exposición se extenderá hasta finales de este mes, según explicó el propio artista.

mbareiro@abc.com.py • Fotos Gentileza/Fredi Casco/Fernando Allen.