Pequeño de gran corazón

Este relato es un ejemplo de gran amistad y solidaridad. Trata sobre dos niños de Ciudad del Este: Camilo y Derlis. Ambos tienen 13 años. Son vecinos y amigos desde pequeños. Y cuando uno de ellos lo necesitó, el otro no dudó en brindarle su ayuda. Hoy, en el Día Mundial de la Amistad, una historia que vale para la reflexión.

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Los protagonistas de esta historia son dos niños que residen en Ciudad del Este. Uno se llama Claudio Camilo Silvero Recalde, de 13 años. El otro es Derlis González, de la misma edad. Son vecinos y amigos desde pequeños. Se conocieron cuando el padre de Derlis, quien es herrero, fue a realizar un trabajo en casa de Camilo con el pequeño y, a partir de entonces, se hicieron amigos. Incluso fueron compañeritos de escuela hasta el primer grado. Después, Camilo cambió de colegio, pero la amistad nunca terminó. 

En principio, su historia no sería muy diferente a la de otros amiguitos de barrio de no ser porque Derlis enfermó gravemente. Y, aunque es penoso, tampoco este hecho es algo fuera de lo común. Lo extraordinario de este relato es lo que sucedió luego de que Camilo se enteró de que a Derlis le diagnosticaron cáncer de huesos hace cuatro meses. “Yo sabía que se cayó de la bicicleta y se golpeó, pero después me dijeron que tenía cáncer”, recuerda.

Derlis proviene de una familia muy humilde. En el hospital de Ciudad del Este le dijeron que tendría que venir a seguir su tratamiento en el Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu. Si ya de por sí una terapia para este tipo de enfermedad es muy costosa, también les dijeron a Elvio González y Norma González, padres del pequeño, que debían adquirir una endoprótesis para rodilla con sustitución de tibia proximal, que cuesta unos G. 44.000.000 y solo se consigue en Brasil. Pronto, la madre de Camilo, María Recalde, y otros amigos organizaron una fiesta de San Juan para recaudar fondos. “Pero Camilo es muy inteligente. Hizo sus cálculos y se dio cuenta de que no sería suficiente”, dice María.

Y es aquí cuando interviene su pequeño amigo, pero con un gran corazón. Cuando supo lo que le estaba pasando a su compañero de juegos y que a su familia le sería muy difícil solventar ese gasto, Camilo comenzó a pensar qué más podía hacer para ayudarlo. Entonces, tuvo una idea: promovería una rifa. “Voy a sortear algo para recaudar más dinero”, le dijo a su madre.

Pero no era cualquier objeto, sino una de sus posesiones más preciadas. En su octavo cumpleaños, su padre, Claudio Silvero, le regaló un cuaciclón, y como recompensa, también, por haber sido elegido el mejor compañero en la escuela. Sí, ese sería el premio: la moto. “De tanto que Camilo aprecia su moto ni a su hermano le quiere prestar”, cuenta su madre. Organizó el sorteo y empezó a ofrecer los números a G. 10.000, primero en su página de Facebook, pero como la noticia causó furor, se instaló todas las tardes frente a la capilla Sagrado Corazón de Jesús, en el km 11 Monday, de Ciudad del Este. “Después ya se enteraron los medios y, entonces, ya se hizo viral”, comenta. 

“Hola, mis queridos amigos. Quiero pedirles que colaboren conmigo. Voy a sortear mi moto para ayudar a mi amiguito que está enfermo. Voy a vender a G. 10.000 porque él nos necesita mucho ahora. Por favor, ‘hoy por mí, mañana por ti’. El 30 de julio lo voy a sortear en el Día de la Amistad”, fue su pedido en la red social y, luego, lo escribió en un cartel. 

Y a mediados de julio, Camilo ya vino con sus padres hasta el hospital para entregar a su amigo la primera parte de lo recaudado en la venta de la rifa, G. 20.000.000. El resto le entregará luego del sorteo de la moto, que se realiza hoy, Día Mundial de la Amistad, a las 15:30. “Todo lo recaudado le vamos a dar a Derlis y a su familia”, cuenta María. 

En palabras de su madre, Camilo es un niño muy generoso. “Siempre regala sus cosas, especialmente cuando ve que alguien necesita. También en la escuela –está en séptimo grado–, cuando realizan trabajos grupales, suele hacer copias para sus compañeritos”. Refiere, además, que desde chico se destacó por su inteligencia. “Siempre salió mejor alumno. Obtiene cinco en todas las materias”, añade.

¿Cómo es Derlis?, le preguntamos a Camilo. “Es muy tímido, pero muy valiente. Él está bien, pero no le gusta estar en el hospital”, cuenta sobre su amigo. ¿Te duele desprenderte de tu moto?, le preguntamos. “Sí”, responde. “Pero es solo una cosa. Un amigo no tiene precio. Está contigo en las buenas y en las malas. Por eso mi mayor deseo es que él se cure y vuelva a caminar”, enfatiza. Es evidente la buena labor de los padres en la formación del pequeño. Un niño educado en valores, como el amor, respeto, amistad y solidaridad, será fiel reflejo de lo que recibió en su hogar. Y Camilo Silvero es un claro ejemplo de ello.

mpalacios@abc.com.py

Fotos: Diario Vanguardia/Tereza Fretes/Lina Benítez/Gentileza.

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