Retazos de Asunción en el papel

La tinta ha sido su herramienta para plasmar su peculiar visión de las cosas desde muy pequeño. Tanto que un día su tío, Sergio Godoy, le regaló cuadernos para tatuar sus memorias. Desde entonces, el artista no ha parado de grabar retazos de Asunción en el papel.

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Artista nato, Toni Roberto nació con un bloc bajo el brazo. La sensibilidad de una madre pianista, el rigor de un padre inmigrante italiano y las historias que escuchaba en su hogar le dieron forma a su arte. “Mi bisabuela, Gertrudis, era hija de un sobreviviente de la batalla de Acosta Ñu”, refiere. Con el tiempo se dio cuenta de que las anécdotas de la bisabuela y su cuidadora —entre otras historias asuncenas de principios del siglo XX— fueron fundamentales para diseñar su arte.

Un día, ya en quinto grado, el hermano de su madre, Sergio “Puchito” Godoy, “un gran dibujante abandonado por las musas por razones que la razón no entiende”, como lo veía con la tinta y el papel todo el tiempo, le regaló unos cuadernos y blocs. “Desde entonces me siento dibujante”.

Y en el camino de esa búsqueda de moldear su vocación encontró a sus parientes del arte. “Tengo un abuelo, Livio Abramo, y hasta un tío, Jenaro Pindú, del arte. La vida me regaló el enorme privilegio de juntarme con grandes creadores desde mi adolescencia”.

Asunceno ciento por ciento, Tony Roberto nació y creció en el barrio General Díaz, cuyas incontables vivencias, plenas de historias y hermosos recuerdos, delinean sus dibujos. Al remontarse a ese tiempo, se agolpan en su memoria los nombres de algunos de sus vecinos, como los de don Remberto Giménez, Ignacio Núnez Soler o de doña Zulema Noceda, la modista y olimpista, como le gustaba que se la llame. “Don Remberto tomaba su violín e iba a pie por la calle 14 de Mayo hacia el Teatro Municipal, pero cuando llegaba a la ‘arribada’ de Piribebuy, mi papá le esperaba en su combi y lo llevaba hasta el teatro”.

En la secundaria, desde la altura del colegio Cristo Rey, con su perspectiva creativa, podía divisar el centro por completo y dibujar todas las torres de la época. Las siluetas de los edificios Monumental, Guaraní o Líder, construidos por el Arq. Perelló, hoja a hoja, llenaban las páginas de sus cuadernos. “De esa mirada mía habla Ticio Escobar en un artículo periodístico del 2003”.

Historias, vecinos, siluetas… y hasta su sui géneris apellido definieron sus trazos. “Toda mi vida luché por defender mi apellido-nombre. Eso también me marcó, porque siempre trataron de llamarme por mi segundo apellido, Godoy”.

Amante del ciclismo, cuando participó de la actividad Aventura urbana en bici y ganó en su categoría, la adrenalina y los recuerdos se juntaron, y a la alegría del triunfo se unió el dulce sabor de la nostalgia. “Me vinieron muchos recuerdos porque me fue fácil ubicar los lugares. Las historias narradas por mi bisabuela, mi abuela y papá, en tres generaciones de Asunción, fluyeron en aluvión a mi mente”.

Aunque cualquier momento es oportuno para dibujar, los fines de semana toma el cuaderno de apuntes, lo pone en la mochila y pedalea por los barrios menos cuidados de Asunción. “Es muy interesante, porque puedo entrar a algunos pintorescos vecindarios, aunque a veces también, cuando voy, en auto me detengo a dibujar en los semáforos de cualquier esquina, en ocasiones hasta en horas un poco peligrosas”.

Mientras sus compañeros de colegio buscaban ídolos en la música o el fútbol, él buscaba sus ídolos en el arte. Livio Abramo, Jenaro Pindú, entre otros, fueron el espejo en el cual el adolescente se miraba. “Tuve la suerte de pertenecer a la última camada de alumnos de los talleres de Abramo. Las hermanas Martini, Fabiola Adam o Margot Michelagnoli, y otros que no se dedicaron al arte, como Luis Fernando Meyer, Mate Filippini o Pomposa Léoz fueron algunos de mis compañeros”. Era la época en que nadie iba a los talleres con la intención de buscar un título. “Es lo que cuestiono de la actual formación artística en el Paraguay. De repente, todos andan detrás de la licenciatura. Nadie se puede recibir de artista”.

Considera que tanto la educación como el arte visual paraguayos están en crisis. Cuenta que cuando coordinó la selección de artistas para el proyecto 10 paraguayos emergentes, de Texo, solo dos de los seleccionados tenían una educación formal artística; los demás eran autodidactas y, uno de ellos, licenciado en Enfermería.

Asegura que las artes visuales no se encuentran en forma transversal en el circuito cultural paraguayo y perdió protagonismo. “La técnica por sí sola no sirve para nada. Ya no se puede ser el artista de caballete que pinta bajo el puente hermosos paisajes del 900, aislado de la realidad. El mundo ha cambiado. Conocer otros rincones asuncenos, abrirse a puntos desconocidos de la ciudad y no quedarse encerrado en una nube, es la clave. Creo que se debe ‘formalizar’ la universidad de la vida”.

“Si Manolo Prieto era el cronista de la ciudad; don Ignacio, el pintor de la ciudad, yo me siento el dibujante de la ciudad”, se define el artista, para quien hasta lo desconocido tiene su encanto. “Y a veces es mejor cuando no conozco el lugar. Eso me pasa con el río Jejuí..., desde que supe que sus aguas inspiraron la primera guarania de Flores, y que está perdida, quise dibujarlo. Sus historias, personajes, sus fantasmas… A veces sin ver, o de lejos, se ve mejor”.

Identikit

Nacido en Asunción “Toni Roberto”, Antonio Salvador Roberto Godoy pertenece al primer grupo de Educación por el Arte implementado en el Paraguay a mediados de los 70 en el colegio Cristo Rey, por Olga Blinder. De 1980 a 1986 se formó en los talleres de diseño y color con los maestros Livio Abramo y Edith Jiménez. Desde entonces, ha realizado muestras individuales y participado de exposiciones colectivas en reconocidas galerías y museos de nuestro país y del exterior.

Varios galardones prestigian sus dibujos. En 2005 fue convocado por la cineasta Paz Encina para graficar la película Hamaca Paraguaya. Este año, expuso Monocopias Recientes, de la serie De lo que no pudo ser. Sus obras forman parte de colecciones públicas y privadas, tanto de nuestro país como del exterior. Acostumbrado a exponer cada dos años, se encuentra preparando una muestra para el 2015. Actualmente, es panelista cultural del programa Casa Abierta, de radio Ñandutí.

mpalacios@abc.com.py 

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