Triunfador

El rostro de Alfred Moraes se convirtió en uno de los más cotizados de la moda. Ojos marrones de intensa mirada, cuerpo espigado, con una elegancia natural que transmite sobriedad. Su actitud positiva es su mejor arma para afrontar una profesión que, según confiesa, le hizo vivir experiencias únicas.

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Alfred Moraes inició su carrera de casualidad. Estando en Florianópolis (Brasil) fue descubierto por un scouter o agente de modelo. Al principio se rehusó, pero luego aceptó, a fin de explorar. Su primera pasarela fue en São Paulo, en el Fashion Week. “Fui exclusivamente para ese desfile”, rememora.

Después consiguió un buen contrato para viajar a China, donde desarrolló su carrera profesional. “Realicé varias sesiones editoriales con muy buena repercusión y se me fueron abriendo varios caminos: México, Tokio, Milán, París... La verdad es que esto no fue vocacional; si bien fui invitado por un agente, no me sentía muy seguro de querer ser modelo, pero finalmente acepté y estoy muy contento”.

Recuerda sus primeras sesiones fotográficas. “En esos primeros trabajos me sentí tímido, aunque muy bien porque recibí mucha ayuda. Si bien no todo fue fácil, ya que este mundo es muy competitivo, el equipo que te rodea es fundamental. Cuando empecé, no tenía ni idea. Tuvimos un trabajo muy intenso con el departamento de imagen de la agencia, que, poco a poco, te va enseñando, vas adquiriendo los conocimientos y las habilidades para ser capaz de desarrollar un trabajo como modelo, porque no es solo ponerte delante de una cámara. Para mí, es muy necesario tener una buena relación con el cliente, sentirte a gusto con el fotógrafo y ser capaz de crear un buen ambiente”.

La pasarela le llevó a conocer varios puntos del planeta. ¿Qué es lo que más le gusta? Aunque dio la típica respuesta, lo cierto es que lo mejor de esta profesión es viajar. “Lo bueno de esta ocupación es conocer lugares y gente… y a mi, particularmente, me gusta viajar y conocer gente. Con este trabajo, cumplir eso fue más fácil. Todavía hay sitios por explorar; me quedan Sudáfrica y Turquía. También tengo que decir que las experiencias vividas en este mundo son únicas y siempre voy a recordar”, admite.

¿Algo negativo? “Es un trabajo bastante agotador, sacrificado… Parece que no, pero no es fácil. Pasás muchísimo tiempo fuera de casa, sin ver a la familia y seres queridos, pero todo se compensa, porque conocés a gente que pasa a formar parte de tu familia”.

Estos viajes le permitieron conocer a su esposa, la modelo rusa Alisa Podolskaya. “Nos casamos en el 2012. Trabajamos en la misma agencia, viajamos juntos, pero realizamos trabajos independientes para posicionar nuestros nombres”, confiesa.

Por ahora no tienen planes de “anclar” en nuestro país u otro sitio. “Todavía queremos continuar en esta profesión por unos años más, para luego decidir qué negocio montar. Tengo estudios de administración de empresas y me falta muy poco para culminar; después veremos qué pasa... Pensamos en algún restaurante, algo relacionado al turismo. Queremos vivir al máximo esta etapa de nuestras vidas, para luego pensar qué hacer cuando llegue ese momento. Con seguridad vamos a trabajar en lo que tenga que ser. Existe un mundo más allá de todo esto y a eso vamos con mi esposa”.

Para Alfred, la cuna de la moda es Nueva York. “Para mí, es el epicentro de la moda. Creo que desbancó a Milán como capital mundial de la moda”.

En cuanto a su estilo, dice que no sigue las tendencias. “Mis prendas claves siempre fueron jeans y una remera básica, pantalón negro y camiseta; ahora me volví más exquisito”, bromea. Se inclina por los trajes. “Es difícil vestir todo el día con este estilo, pero me gusta”, confiesa.

En esta visita, Alfred se quedó más tiempo en nuestro país para disfrutar con su familia. Sus padres, el artista plástico Alfredo Moraes y Ana María Schuh, viven en Encarnación. “Con cada visita encontramos más renovada la ciudad, pero todavía no es tiempo de quedarnos. Visitamos a los amigos y también venimos a Asunción”.

Durante su estadía en nuestro país, Alfred no hizo más que disfrutar y realizar algunas producciones para grandes marcas nacionales y editoriales. “Uno no puede separar una cosa de la otra”, dice entre risas.

A los jóvenes que quieran iniciarse en esto, recomienda que lo intenten. “Es una profesión a la que hay que ponerle dedicación para comenzar a ganar un nombre. Una vez que estás dentro, solo se trata de valorar las oportunidades”.

ndure@abc.com.py

Fotos ABC Color/Gustavo Báez/Gentileza.

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