Vallemí y un futuro “sin chimenea”

El norte del país no es un destino muy promocionado; muchos de sus atractivos ni siquiera figuran en las guías oficiales de turismo. Sin embargo, a orillas del río Paraguay y rodeados de cerros, pueblos como Vallemí se fortalecen mediante el esfuerzo de su gente en la noble “industria sin chimenea”.

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Hasta hace unos meses, solo decir Vallemí, inmediatamente, era relacionado con días de camino incierto, un lugar adonde era imposible llegar sin camionetas 4x4 y varios días de estancamiento si se coincidía con alguna lluvia. Esta es una de las principales causas por las que gran parte de la riqueza natural de este pueblo, perteneciente al distrito de San Lázaro, ha pasado desapercibido por siglos, a pesar de tener tesoros únicos, como las cavernas o mansas costas sobre el río Paraguay.

Pero esta situación ha quedado muy atrás. La realidad ahora es que la ruta asfaltada está a escasos kilómetros del centro de la comunidad y el resto se encuentra en constante mantenimiento por la propia obra. Hoy, esos 167 km que separan a esta comunidad de Concepción, la capital departamental, ya no suenan a “días”, sino a apenas un par de horas de camino.

Para la comunidad, que por décadas luchó por la concreción de esta obra, es un sueño hecho realidad. Ahora podrá tener una mejor comunicación con el resto del país, desarrollarse en varios aspectos y también formarse mejor en rubros antes desconocidos, como el turismo, mostrando a personas de todo el país y el mundo toda esa belleza que por años pasó desapercibida.

Por décadas, la economía local giraba en torno a la cementera estatal. Los pobladores que no trabajaban allí dependían de los funcionarios, pero este modelo económico solo favorecía a unos pocos, ya que, aunque en la zona se tenga “materia prima para unos 800 años”, no existían canales suficientes de distribución económica. Las riquezas del grupo geológico Itapucumí solo se miraban como “alimento” para los hornos de la Industria Nacional del Cemento (INC) y no como una fuente inagotable de recursos para la industria sin chimenea, que es el turismo. Sin embargo, esta visión comienza lentamente a cambiar.

La ingeniera civil Tatiana Sidlik, de nacionalidad argentina, explica al respecto que “la industria del cemento es una de las más contaminantes y dañinas para el medioambiente. Esto se debe a dos razones: para extraer la materia prima del cemento, se destruyen montañas enteras (recursos no renovables), generando severos cambios en el ecosistema; y la producción del cemento es uno de los mayores emisores de dióxido de carbono de nuestro planeta”.

Paralelamente, en la zona se cuenta con atractivos para la pesca gracias al bondadoso río Paraguay, las cavernas subterráneas que datan de millones de años atrás —una cueva a la que se llega únicamente por agua— y las impresionantes vistas que regala la serranía que rodea al poblado.

“Con el turismo es como que el dinero se reparte mejor; los visitantes se hospedan en un lugar, se movilizan, cargan combustible, almuerzan en un sitio y cenan en distintos lugares. Hay ganancias para todos, así que los pobladores ya no dependemos únicamente de la pesca y la INC”, explica Wilson Barrios Argüello, propietario de Posada Isabel, uno de los alojamientos incluidos en el circuito de Posadas Turísticas de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur).

La oferta turística está creciendo a pasos agigantados. Se cuenta con varios hoteles y posadas, y así también van desarrollándose locales gastronómicos. La gente va adquiriendo una cultura más abierta en lo que se refiere a servicios para visitantes. Desde siempre los visitaron, sobre todo europeos, por las cavernas. Pero ahora también se está puliendo un circuito fluvial que involucra con fuerza a Vallemí.

“Al ver el éxito de quienes nos aventuramos a abrir los primeros negocios, otros empezaron a imitarnos. Eso es lo bueno que tiene, porque clientes nunca faltan. Ya sea por las cavernas o la abundante pesca, siempre tenemos visitantes en la zona y esperamos que sean cada vez más, así que debemos estar preparados”, dice Zamir Marim Souza, una brasileña que eligió esta población para habilitar el negocio que siempre soñó: un restaurante que, con el tiempo y debido a la exigencia, se convirtió en posada turística.

Zamir, conocida como doña Preta, comenta que antes venía de visita a Vallemí con su esposo y siempre le comentaba que hacía falta un local gastronómico. Actualmente, en su posada, prepara las comidas en un moderno fogón que, comenta, es muy admirado por los huéspedes. “Ellos me dicen: ‘Eso es lo que le gusta al turista’. Así entendí que Vallemí, a pesar de que no sea una ciudad de lujo, encanta a los visitantes con su sencillez y porque siempre recibe a todos con el calor de un hogar auténtico, algo que para los viajeros no tiene precio”, señala.

Lo mismo ocurre en la Posada Isabel, donde toda la familia trabaja para atender a los visitantes. “Nosotros no les tratamos como clientes; la gente siempre vuelve y, entonces, ya pasan a ser parte de nuestra familia”, dice Eliana Barrios, hija de los propietarios. Comenta, además, que ellos mismos se encargan de la cocina, limpieza y cuidar que a los visitantes no les falte nada.

Actualmente cuentan con un minibus para las excursiones Wilson Barrios espera ofrecer pronto también paseos en lancha, para que quienes lleguen hasta su comunidad puedan vivir a pleno y disfrutar de las atracciones, como la cueva Kamba Jhopo, que está a unos pocos minutos por agua del centro de la ciudad.

Al caminar por sus tranquilas calles se puede ver a los niños jugando en cada espacio público, riendo con la inocencia de quienes todavía permanecen lejos de los “avances tecnológicos” de las grandes ciudades. Los atardeceres a orillas del río Paraguay, además de los colores típicos de este maravilloso espectáculo de la naturaleza, son adornados por las postales de los pescadores que llegan tras su larga jornada de faena.

La comunidad se prepara lentamente para todo el cambio que le espera. El entusiasmo es constante y los recursos que la zona tiene para ofrecer bien valen una escapada al norte del país.

Sepa más

Posada Isabel

Teléfono: (0986) 716-392

Posada Doña Preta

Teléfono: (0982) 930-779

mbareiro@abc.com.py

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