Vértigo en el agua

Tras más de nueve años de quietud sobre las aguas del territorio nacional, toda la adrenalina de la motonáutica arremete en este verano 2012 cargado de competencias para los amantes de los deportes acuáticos a puro motor.

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Si bien el rugir de las motos acuáticas nunca estuvo del todo ausente, gracias a las potentes máquinas que cada temporada se deslizan —con fines recreativos— sobre las aguas que rodean tradicionales puntos de veraneo, como Ita Enramada y San Bernardino, esta vez la velocidad y el acondicionamiento de las modernas motoskí serán determinantes en un año en el que las competencias acuáticas dentro de esta apasionante modalidad están de regreso.

Luego de más de nueve años de pausa, con una comisión directiva renovada y conformada por Luis Alder, Jorge Cataldo y Alberto Recalde, la Asociación Paraguaya de Motonáutica (APM) vuelve a activar en el seno de la gran familia del deporte motor paraguayo con un calendario de competencias, inaugurado el 27 de noviembre pasado con una aclamada carrera en las aguas del río Paraguay, frente a las playas del Yacht & Golf Club Paraguayo.

Allí, en una tarde calurosa pero cargada de emociones, tuvo lugar la carrera denominada Vuelve la Motonáutica Copa Claro, organizada por la APM con el apoyo del Centro Paraguayo de Volantes. "Fue un evento que, luego de tantos años de silencio, nos sirvió de termómetro para medir el entusiasmo de los amantes de este deporte acuático. Todo salió excelente, con 30 competidores montando el río Paraguay a puro vértigo", menciona Alberto Recalde, miembro de la comisión directiva de la APM.

A bordo de una Sea Doo RXP260, Beto, como se lo conoce en el ámbito motor, llega para una cita marcada la tarde de jueves en las orillas de río Paraguay.

"Hay que reconocer que se dejó caer un poco el deporte en estos nueve años, pero ahora, con la venida de nuevas motos, tenemos un parque mucho más importante y decidimos hacer algo nuevo con la APM", reconoce, haciendo un mea culpa desde su posición de dirigente.

Se entusiasma con la velocidad y las piruetas no se hacen esperar una vez que empieza a tomarle confianza al agua. Luego, una pausa y a continuar la charla que nos llevó hasta allí. "Al igual que en otros deportes acuáticos, hay distintas categorías como Estándar (650 cc, 760 cc, 800 cc), Estándar Pro (hasta 1100 cc) y Fuerza Libre", detalla Beto respecto a la diferenciación de categorías en base a las cilindradas de estas máquinas, que estarán en carrera el próximo 21 de enero en San Bernardino, para luego trasladarse a Encarnación y continuar con un rally a celebrarse en un punto aún por confirmar.

Motores

Algún tiempo atrás, palabras como jetskí, motoskí o moto de agua eran sinónimos de diversión, muchas RPM, adrenalina en cantidad disponible bajo el puño derecho y la seguridad de cautivar todas las miradas en una playa. Tampoco es menos cierto que tales emociones eran patrimonio de una élite muy específica, que se hacía eco del furor desatado en Europa y las costas de Estados Unidos.

Las motos de agua llegaron para instalarse definitivamente como una nueva opción de traslado y diversión, descubriendo un nuevo mercado con prometedoras perspectivas.

Básicamente, las motos se dividen en dos conceptos o grupos diferentes: la motoskí y el jetskí. A pesar de sonar parecido, marcan claramente las diferencias del comprador: el uso familiar o deportivo. Para dos o más personas (siempre sentadas), las motos de agua o motoskí son quizás las más famosas y ofrecen múltiples opciones de marcas, modelos y motorizaciones. Por cierto que la denominación de familiar no las inhibe de espectaculares aceleraciones y emociones fuertes.

Para un uso decididamente más deportivo, los jetskí solo permiten un tripulante, que conduce de pie —el manubrio acompaña el movimiento del cuerpo— y requiere, además, cierta experiencia en la materia. Los cascos son especialmente estudiados para mayores potencias y velocidades, y los motores son joyas de ingeniería que permiten arrolladores desempeños.

Disponibles a partir de 600 cc, alojados —según la marca— en dos o tres cilindros, entregan a la turbina impulsora la cantidad necesaria de caballos como para asegurar diversión y disponer siempre de potencia para salir disparado hacia la próxima ola. Los órganos mecánicos se alojan en el sector central del casco, bajo el asiento, en un compartimento totalmente estanco que guarda también los depósitos de combustible y la instalación eléctrica.

Los cascos acompañan el desarrollo tecnológico de las plantas impulsoras. Se fabrican con materiales muy livianos y resistentes —resinas y fibras especiales—, que logran la rigidez requerida para las potencias y torsiones que soportan. Todas las marcas presentan diseños agresivos y muy aerodinámicos, con atractivos colores y decoraciones que superan lo imaginable. Es fundamental respetar las indicaciones que brindan los fabricantes para que la excursión marina sea, además de vertiginosa, segura. Es obligatorio el uso del chaleco salvavidas —las caídas son comunes, aun para los más experimentados— y el casco protector, dado que las velocidades acarician los 80 km/h.

También es imprescindible estar atado siempre a la moto o jetskí a través del cordón de seguridad (cuya finalidad consiste en tomar al conductor a través de una muñequera con cierre de velero). Es fundamental conocer los límites, sobre todo para los jetskí; no es cuestión de subir y enroscar el puño. La prudencia—como en muchos casos— es la mejor acompañante.

El rugir de las motoskí llegó para brindar colorido y emoción al verano paraguayo. No pierda la oportunidad de ser partícipe de algunas de estas fiestas acuáticas a pura velocidad.  

Fuente: astillerosyembarcaciones.com Agradecimiento: Costa Mansa.
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