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El 22 de marzo de cada año se recuerda el Día Mundial del Agua, una fecha que invita a la reflexión acerca de la importancia, disponibilidad y accesibilidad a este recurso, del cual no solo el hombre, sino también las diversas especies animales y plantas de los diferentes ecosistemas dependen para la vida. En realidad, lo que se pretende con esta fecha es sensibilizar a las autoridades y personas hacia un uso racional y responsable del agua, no gastándola de forma innecesaria ni contaminándola.
LA REALIDAD NACIONAL
Sin embargo, hoy en día, la disponibilidad y acceso al agua potable enfrenta una crisis de gestión, un deterioro en su calidad por la contaminaciones diversas y una escasez creciente que resultan, entre otros, de un aumento de la población, el crecimiento de los centros urbanos, las numerosas y variadas actividades sin control que realiza el hombre e impactan sobre el medio. A lo expuesto se suma la falta de previsión y planificación en el uso de los recursos inherentes a su acceso, adecuación y modernización de redes de captación, purificación y distribución. De este modo, se acentúa la escasez de este líquido, con lo cual cada día se incrementan las regiones y poblaciones que no tienen un acceso regular a este recurso. Durante los períodos de calor extremo, como los vividos en diciembre y enero, la crisis hídrica se acentúa notoriamente: un hecho que se repite cada año.
Otro hecho guarda relación con las pérdidas de agua en las redes de distribución, y el excesivo uso a nivel industrial y domiciliario no declarado en numerosos casos. La situación se agrava cuando no se cumple con la legislación vigente, en materia de manejo y uso del agua y demás fuentes hídricas.
MEDIDAS QUE URGEN APLICAR
Entre las principales se citan: implementar programas de sensibilización a la población con énfasis en el uso racional, lanzar campañas educativas que promuevan el consumo y cuidado de esta; asumir una mayor responsabilidad industrial en el uso racional y no contaminante de ella, así como una personal en el uso doméstico; educar para la preservación de los acuíferos, humedales, ríos, lagos y arroyos todavía existentes; instruir para hacer un uso responsable de los recursos naturales y forestales, como bosques, arboledas, suelos, y fuentes de agua en zonas de agricultura y ganadería; aplicar la legislación vigente sobre la materia. Por ejemplo, existe la ley n.° 3239/2007, “De los recursos hídricos del Paraguay”, cuyo art. 1 expresa: “La presente ley tiene por objeto regular la gestión sustentable e integral de todas las aguas y los territorios que la producen, cualquiera sea su ubicación, estado físico u ocurrencia natural dentro del territorio paraguayo, con el fin de hacerla social, económica y ambientalmente sustentable para las personas que habitan el territorio de la República del Paraguay”.
CONCLUSIÓN
“El agua es un elemento esencial del desarrollo sostenible. Los recursos hídricos y la gama de servicios que prestan juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. El agua propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, la salud humana y el ambiente”. (Extracto de las Naciones Unidas).
(*) Especialista en Comunicación Rural.