Caña de azúcar

La caña de azúcar es un rubro cuya producción tiene mercado a nivel nacional. Sin embargo, la escasa productividad que se obtiene en dicho renglón agrícola lo vuelve poco rentable, a causa de la degradación de los suelos, de la mala elección de variedades y de la falta de tecnologías agronómicas apropiadas.

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Las condiciones de suelo y clima de todo el país favorecen el cultivo de la caña de azúcar, aunque con algunas variantes. El aumento de la productividad en este rubro registra actualmente un insignificante repunte a través de muchos años, siendo la tecnología atrasada el principal obstáculo para su aumento.


No obstante, esa tecnología, cuya adopción podría redundar en enormes beneficios y se refiere tan solo a una mejor preparación del suelo, limpieza oportuna, fertilización apropiada de acuerdo a análisis del suelo, y sobre todo al empleo de mejores semillas de variedades más rendidoras.

Otro aspecto que debe mejorarse para que los productores puedan obtener mayores ganancias es el sistema de entrega en los ingenios. Este proceso es frecuentemente muy lento, encarece el transporte y manipuleo, haciendo perder valioso tiempo al productor.



TECNICAS DE CULTIVO

Informaciones obtenidas de la Dirección de Investigación Agrícola (DIA) señalan que el productor de la caña de azúcar podría obtener mayores beneficios poniendo en práctica técnicas apropiadas en base a la experimentación.

La caña de azúcar crece y rinde mejor en una parcela con suelo franco-arenoso-arcilloso, profundo, con abundante materia orgánica, con fertilidad media a alta y con un pH de 5,5 a 6,5.


Por tanto, es indispensable que el agricultor haga analizar el suelo antes de la plantación y, con ese conocimiento de las condiciones físicas y químicas, efectúe las correcciones necesarias, con lo que se podrá asegurar el éxito deseado.


PREPARACION DE SUELO

La preparación del suelo comienza con la habilitación del mismo, vale decir con la eliminación de todo tipo de rastrojos, sean de malezas o del cultivo anterior, como los troncos y raíces, con el fin de facilitar las distintas operaciones que deberán ser ejecutadas en la misma para llevar a cabo la plantación, cuidados culturales y la cosecha.


El desmalezamiento puede realizarse con herramientas manuales, con rastras a tracción animal o mecánica y/o la aplicación de herbicidas apropiados.

La importancia de la limpieza es aún mayor cuando se tiene planeado mecanizar las operaciones conducentes a la instalación, manejo y recolección del cultivo.


ENCALADO

Si el suelo de la parcela tiene un pH de 5,0 o menor y un nivel tóxico de aluminio intercambiable, según datos proporcionados por el análisis del suelo, se deberá proceder, antes de la ejecución de otras operaciones, a una rastreada y luego deberá encalarse, aplicando la cantidad de cal agrícola recomendada por el laboratorio que efectuó dicho análisis.


Durante la preparación del suelo se debe ajustar toda actividad a la necesidad de conservar el mismo y a la vez economizar los insumos. Así, en un terreno que tiene un declive de por lo menos 3% deberán trazarse las curvas de nivel y hacerse un terraceado. Con ello se consigue evitar una parte de la erosión en días de lluvia, reteniendo mayor cantidad de agua y los nutrientes.



LABRANZA

Se ha introducido con fuerza el método de la labranza mínima, aunque la mayoría de los cañeros todavía siguen realizando la labranza tradicional, que se inicia dos meses antes de la plantación de la caña de azúcar.

En la labranza convencional se realiza una arada profunda (30 a 35 centímetros de profundidad) seguida de una rastreada para romper los terrones grandes, con lo cual se consigue la transformación y la incorporación de toda materia orgánica antes de la plantación de la caña de azúcar.


En muchos casos se hace necesario el subsolado, es decir, romper la capa dura ubicada por debajo de la superficie llamada pie de arado. Dicha capa compactada no permite la filtración del agua de lluvia, detiene el crecimiento de las raíces y facilita la erosión.


El subsolado requiere del empleo de un implemento especial llamado subsolador cuyos brazos deberán ser graduados de tal manera que queden a 50 centímetros uno del otro y que puedan penetrar unos 45 a 50 centímetros de profundidad.

Al aproximarse el día de la plantación, deberá realizarse una nueva arada superficial y luego una rastreada, pero en todos los casos deberá evitarse la excesiva pulverización del suelo, ya que en estas condiciones puede ocasionarse la compactación del suelo después de una lluvia, lo que puede dañar la buena brotación de la caña.


VARIEDADES

La caña de azúcar es un cultivo que dura por lo menos unos 5 años, es decir, que una misma plantación se cosecha varias veces. Por eso, una buena o mala selección puede ser provechosa o perjudicial durante mucho tiempo.

Es importante para el productor tener en cuenta que la posibilidad de cultivar caña de azúcar con diferentes épocas de maduración -tempraneras, medianas y tardías- facilita la cosecha, ya que se dispone de mano de obra en menor cantidad pero en forma seguida.


CAÑA-SEMILLA

Una buena semilla o material de propagación es aquella que reproduce las características de la variedad recomendada que se desea producir, tiene un desarrollo vigoroso, es sana y además tiene de 10 a 12 meses de crecimiento.

Cañas más jóvenes o más viejas no son buenas para semilla.

Para el corte de la semilla se debe emplear un machete bien filoso desinfectado en lavandina.


Cada vez que se van cortando las ramas-semillas se debe meter el machete en la creolina aguada para no trasmitir alguna enfermedad de una mata a otra.


PLANTACION

La distancia entre hileras será en terrenos tradicionales de cultivo de 1,30 m. y en terrenos más fértiles de 1,50.

Cuando se disminuye la distancia o se aumenta la cantidad de hileras por hectáreas se obtiene mayor rendimiento en un terreno de mediana fertilidad, siendo la distancia de 1,30 entre hileras la más apropiada para el manejo mecanizado.

Para abrir los surcos de plantación deberá utilizarse surcadora simple, y mejor si está provista de tolvas abonadoras. Otro implemento que también puede utilizarse es el arado de disco, el que debe ser desmontado para dejar un solo disquete, aunque también puede utilizarse el arado de reja con el mismo propósito.


Se recomienda que cada surco tenga una profundidad de 20 a 30 centímetros.

En cuanto a la época de plantación, cada vez más se recomienda hacerlo entre los meses de febrero y abril, pudiendo hacerse hasta junio con algún riesgo de heladas.

Otra época de plantación es de agosto a octubre, que es lo más recomendado puesto que se establece un periodo estival en el cual se desarrolla su potencial, dando a los 12 meses su primer corte.


Toda plantación debe hacerse de inmediato al abrir el surco, para evitar que el suelo se seque por demás y se hace en chorro doble, es decir, se echan en el surco las cañas enteras entrecruzándose. Luego se procede al corte en pedazos de unos 30 centímetros, de manera que cada pedazo tenga de dos a cuatro yemas.

El corte, como quedó dicho, debe efectuarse mediante machete bien filoso y que debe desinfectarse en creolina aguada frecuentemente. La operación de cobertura se hace de inmediato; se pueden emplear azadas o arado, debiendo echarse una capa de 10 a 15 centímetros de tierra en invierno y, en verano, unos 7 centímetros de espesor.


FERTILIZACION

La fertilización se generaliza cada vez más, en atención a los excelentes resultados y también porque las nuevas variedades de alto potencial de rendimiento sólo puede expresarse gracias a los abonos químicos y orgánicos.

En el caso de que el suelo posea un nivel bajo de materia orgánica (menor al 2%) y de potasio (menor que 80 ppm), la fertilización debe contemplar niveles de nitrógeno, fósforo y potasio que sean de 20-60-60 y una cobertura adicional de N, a los 4 meses de brotación.


Fuente: MAG
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