Carne de oveja

Actualmente, en el mercado internacional existe una demanda muy importante de la carne de oveja. Esto significa un repunte de la ovinocultura a nivel nacional, pese a la caída de la cotización de la lana a nivel internacional, que provocó una importante disminución de la producción ovina.

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Dr. Raimundo Vargas (*)

Sin embargo, la producción cárnica nacional se mantuvo y con ello una ventaja competitiva para el país.

El consumo de carne ovina aumentó por dos motivos: el primero fue el crecimiento demográfico y la necesidad de consumir la proteína roja que producen las diversas especies; el segundo, se empezó a cambiar el hábito en el consumo de la carne de oveja, ya que anteriormente, en los países vecinos y en el nuestro, se consumía el animal que estaba viejo, la oveja de descarte, la que ya no servía para la producción, o el animal castrado de dos o tres años de edad. Está claro que el consumo de animales de edad avanzada y con las características señaladas tenía una incidencia más bien negativa en la calidad y el sabor de la carne y eso se reflejaba en el mercado, en la poca preferencia del consumidor por la carne ovina.

Se sabe que la carne del animal adulto tiene un sabor diferente al de un animal joven. Entonces, se empezó a realizar una difusión con el cambio de calidad de la carne que se ofrecía en el mercado y, así, aumentó la demanda.

Hoy día, el consumidor ha mejorado la tendencia al consumo de carne ovina y, en consecuencia, el productor empezó a ofrecer para la venta corderos de cuatro a siete meses, que es la edad ideal para obtener la mejor calidad en la carne. Esta oferta a nivel interno también hizo que surgiera el interés de los mercados internacionales en la adquisición de la carne ovina de nuestro país, ya que a nivel mundial hay una escasez de carne de bovinos.

Esta coyuntura fue la que llevó a la necesidad de aumentar de diez a quince veces la producción, con las mismas limitaciones, para satisfacer algunas de las demandas de estos mercados, como la de los países árabes y, por supuesto, continuar con el cambio de hábito en el consumo nacional, que marca una diferencia entre el precio de la carne de un cordero y el precio de la carne de una oveja adulta. De este modo, el consumidor entiende el porqué de esa diferencia y estimula al productor.

Existe una demanda internacional que pide la producción de 200.000 madres y para eso es importante la difusión de la cría de ovejas. Es así que los productores deben aumentar la producción aproximadamente diez veces más de lo que producen en la actualidad.

La ovinocultura no tiene muchas dificultades. Comparativamente, es una actividad muy rentable con relación a la producción bovina; necesita mucho menos espacio, mucho menos alimento y donde se aloja una vaca pueden entrar cinco ovejas.

Cabe destacar que existen limitantes para alcanzar esa cantidad de madres. Una de ellas es la limitación de superficie. Por lo general, las extensiones de producción son pequeñas y están rodeadas de poblaciones o centros poblados. No obstante estas limitaciones físicas, nosotros tratamos de suplirlas con una transferencia de la alimentación estival a la invernal. El problema principal, en cuanto a alimentación, se presenta en el invierno porque se acaba el pasto y no es suficiente. Entonces utilizamos silos de sorgo, maíz o pastos de corte, para tener alimentos suficientes en el invierno. Cuando logremos equilibrar esa diferencia, esa necesidad de la alimentación invernal, se estará avanzando enormemente en la producción ovina porque es esa la limitante principal. No es mucho lo que consume una oveja. Por ejemplo, de un silo de sorgo, cada animal consume un kilogramo y medio por día, con lo que se abarata el costo de producción.

(*) Especialista en producción ovina

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