La producción de cerdos puede ser encarada a nivel doméstico para el consumo de la familia, y en forma industrial para la venta a las industrias frigoríficas. En el primer caso, se pueden aprovechar las herramientas disponibles de la granja para la construcción de galpones y para alimentar a los cerdos de los productos de la chacra. Si se va a encarar una explotación a gran escala, lo recomendable es aprender el manejo y nutrición en las distintas etapas productivas de los animales, planificar a largo plazo, empezar con pocos ejemplares y sin gastar mucha infraestructura para ir creciendo.
También hay que señalar que el mito del colesterol de la carne de cerdo está superado. En la actualidad, la forma de la cría de estos animales facilita la consumición de la carne porcina, como cualquier otro producto cárnico.

PRODUCTO DE ALTO VALOR
En primer lugar, hay que tener en cuenta que el cerdo se produce para la elaboración de carne, no para hacer grasa. Anteriormente, se consideraba que cuanta más cantidad de grasa, el animal porcino era de mejor calidad. Sin embargo, actualmente, el cerdo debe servir para generar carne, que es un producto de alto valor biológico.
Es recomendable que se dejen de lado varios conceptos arcaicos. Por ejemplo, el animal no debe estar más atado a un cerco, estar en construcciones precarias, en donde el cerdo hace un pozo en el piso, cava en medio del charco, entre otros comportamientos.




Toda esta situación debe ir cambiando para presentar un producto ofertable, incluso para la venta a nivel internacional. Como dato estadístico, señalamos que en el Paraguay el consumo de la carne bovina se encuentra en primer lugar, seguido por la carne de pollo y, en tercer lugar, la carne porcina.
Por eso es que la población debería habituarse gradualmente al consumo de la carne magra de cerdo.