La extensión rural en el Paraguay

Ing. Agr. Juan Carlos Estigarribia (*) La principal misión de la Dirección de Extensión Agraria (DEAg) es brindar servicios de asistencia técnica, organizativa, productiva y comercial a la agricultura familiar campesina con enfoque de cadenas productivas, basadas en la zonificación agroecológica.

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Cuando hablamos de Extensión Rural en el Paraguay, es imposible pensar en otra institución oficial que no sea la Dirección de Extensión Agraria (DEAg) y, en ese marco, la extensión rural se constituye en uno de los instrumentos más eficaces para promover el desarrollo económico y social de las familias del sector rural.
Como muchas otras instituciones oficiales y privadas, la Dirección de Extensión Agraria, entidad responsable de la ejecución de la política agraria, como brazo largo a nivel rural, cumple con la función de capacitar y dar asistencia técnica a las familias rurales.
Haciendo historia, los antecedentes del Servicio de Extensión en el Paraguay datan, al igual que en todos los servicios desarrollados en América Latina, de los años 40. Sobre su evolución en nuestro país, es importante recordar la siguiente cronología, que pone de relieve el hermoso trabajo realizado por los extensionistas en bien del desarrollo agropecuario de nuestro país.
Año 1942, mediante un acuerdo intergubernamental entre los EE.UU. y el Paraguay, se iniciaron las actividades del Servicio Técnico Interamericano de Cooperación Agrícola (Stica), en Paraguay.
Año 1950, 15 de agosto, fue creado el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en el Paraguay. Así mismo, dentro del MAG fueron creadas varias instituciones y, entre ellas, el Servicio de Extensión Agrícola Ganadera.
Año 1951, en enero, se confirmó la creación y puesta en funcionamiento del Servicio de Extensión Agrícola Ganadero (SEAG), como un organismo dependiente del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
Año 1952, septiembre, se concretó un convenio con el Gobierno de los EE.UU. por el cual la dirección, administración y operación del Servicio de Extensión Agrícola Ganadera quedó a cargo del Servicio Técnico Interamericano de Cooperación Agrícola (Stica).
Año 1967, el Servicio de Extensión Agrícola Ganadera fue nuevamente transferido al MAG, donde quedó con la categoría de división, dependiente del Departamento Agropecuario.
Año 1969, fue elevado a la categoría de Departamento de Extensión Agrícola Ganadero.
Año 1970, el Departamento de Extensión Agrícola Ganadero pasó a depender de la Dirección de Investigación y Extensión Agropecuaria y Forestal (Dieaf).
Año 1974, con la colaboración de la PNUD/FAO y técnicos paraguayos se estableció la estructura, organización y funcionamiento del Servicio de Extensión Agrícola Ganadera (SEAG).
Año 1986, el SEAG fue elevado a la categoría de Dirección y pasó a depender de la Dirección General del MAG.
Año 1990, fue creada la Subsecretaría de Estado de Agricultura, dependiente del MAG; el SEAG pasó a depender de esta subsecretaría.
Año 1992, por Ley 81/92, se establece la estructura orgánica y funcional del MAG, donde el SEAG pasó a denominarse Dirección de Extensión Agraria (DEAg), dependiendo de la Subsecretaría de Agricultura, denominación que se mantiene en la actualidad.
El Servicio de Extensión Rural en el Paraguay ha desarrollado básicamente dos modelos: el Centralizado, que se constituye en la modalidad más usual en nuestro país; los servicios son manejados desde una unidad central, generalmente ubicada en la capital del país o cercana a ella; los técnicos, recursos y medios se mueven desde esta unidad. En los inicios de la extensión en el país, se probaron unidades descentralizadas como agencias locales, pero siempre con mucha dependencia de la unidad central. Por supuesto, en aquella época, los requerimientos del servicio de extensión en el sector rural no eran tan exigentes como lo son actualmente. Desde los inicios de la década del 80 hasta la actualidad, se tienen oficinas regionales y locales de extensión de la DEAg, con 1, 2 ó 3 extensionistas por cada agencia local, que cuentan con medios y donde los recursos, principalmente los operativos, son manejados siempre a nivel de oficina central.
El otro modelo probado son el Descentralizado. Esta modalidad ha tenido sus primeros intentos en el sector oficial en la década del 80, cuando se ejecutó el Proyecto de Tecnología para el Pequeño Agricultor (PTPA), con muy buenos resultados. Luego, en los últimos años de los 90 e inicios del siglo XXI se han desarrollado bajo la ejecución de programas o proyectos con financiamiento del exterior y fondos propios, modelos descentralizados, mediante la modalidad tercerizada o participación del sector privado en la extensión; se ejecutaron: el Programa de Apoyo al Desarrollo de Pequeñas Fincas Algodoneras (Prodesal); el Programa de Administración de Recursos Naturales (PARN); el Programa de Asistencia Técnica Integral para el Desarrollo de la Agricultura Familiar (Patidaf), en donde en algunos casos se han transferido recursos a las ONG o firmas consultoras o consultores individuales, mediante contratos, para que estos los manejen con mayor dinamismo y directamente a nivel rural en la ejecución de los servicios de extensión.
Sea centralizada o descentralizada, toda modalidad cuenta con sus defensores y detractores. Las tendencias actuales proponen cambios en los enfoques; así, por ejemplo, se plantea que los servicios de extensión entregados por el Estado enfaticen su esfuerzo en la búsqueda de resultados y beneficios concretos para las familias rurales, donde los productores deben pasar a constituirse en usuarios activos mediante una interacción entre ellos, con sus organizaciones, y orientándose con mucho énfasis en las demandas de los productores y las oportunidades de negocio que se puedan generar en los mercados.
La extensión agraria en el Paraguay es uno de los instrumentos principales que tiene el país para afrontar el gran desafío de buscar el desarrollo rural; de ahí que si una extensión rural cuenta con las condiciones ideales para desarrollar su cometido pasará a constituirse en la base fundamental para propiciar e iniciar el desarrollo y bienestar de la familia rural.
Los Servicios de Extensión Agraria centran su estrategia en el trabajo con la comunidad, mediante el trabajo asociativo, encarando el agrupamiento de los grupos de interés. Estos grupos de interés generalmente son integrados por pequeños productores agrícolas ganaderos, en donde se forman los comités de productores, comités mixtos, clubes juveniles, asociaciones vecinales y/o muchas otras formas de organizarse, todos con un problema en común, lo que hace que construyan un objetivo y planes de acción conjunta.
Los logros que los grupos van consiguiendo como resultado de sus emprendimientos productivos son logros para la comunidad, en donde se pueden visualizar mejoras en las condiciones generales de vida de la familia rural.
En estos tiempos de muchos desafíos y cambios, la Dirección de Extensión Agraria (DEAg) no está exenta de ellos y, bajo un nuevo enfoque, su visión institucional es "Agricultura familiar campesina con seguridad alimentaria, producción competitiva y recursos naturales manejados con enfoques de sostenibilidad, promovidos desde una institución sólida basada en criterios de calidad". En ese sentido, la DEAg tiene la misión de "brindar servicios de asistencia técnica organizativa, productiva y comercial a la agricultura familiar campesina con enfoque de cadenas productivas, basadas en la zonificación agroecológica".
La nueva administración de la institución recientemente constituida está implementando una política institucional abierta, participativa, donde la principal virtud es el desarrollo de las alianzas estratégicas, con todas las instituciones del sector rural, sean estas instituciones locales, regionales, departamentales, tanto del sector privado como del sector público y en especial con las organizaciones de productores y de productoras, abordando con mucho énfasis los ámbitos temáticos de: i) seguridad alimentaria ) recuperación de las bases productivas, especialmente el recurso suelo;) diversificación de la producción, sean rubros de renta o de consumo; y gestión asociativa y agronegocios. Por supuesto, el fortalecimiento institucional de la DEAg será fundamental para el cumplimiento de estos objetivos.
Finalmente, es muy importante destacar que los logros y los resultados conseguidos por y en favor de las familias productoras del sector rural campesino no pasan por las cabezas institucionales o por gobiernos de turno, sino por el contrario, los logros exclusivamente son los frutos de un trabajo tesonero, continuo, sistemático, ordenado y por sobre todo estratégico, con metas a corto, mediano y largo plazo, que planteen mejoras continuas y con alta competitividad.

(*) Director, DEAg
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