La mancha bacteriana del pimiento - Dr. Adans Colmán (*)

El pimiento (locote), al igual que el tomate, es la hortaliza más producida en el país. Por su parte, la mancha bacteriana es una de las enfermedades más importantes de este cultivo y en nuestro país fueron detectadas severas epifitias en las principales regiones productoras. Las pérdidas fueron considerables.

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Dentro de los principales factores que facilitaron a esta enfermedad podemos mencionar las condiciones ambientales favorables, el uso de variedades susceptibles y el diagnóstico tardío de la enfermedad.

La producción del pimiento en nuestro país, generalmente, se concentra en los departamentos de San Pedro, Caaguazú y Central. Así como la mayoría de las hortalizas, el cultivo puede verse amenazado por el ataque de diversos insectos y enfermedades, afectando el rendimiento del cultivo y disminuyendo la calidad de los frutos. Diversos patógenos han sido reportados, asociados al cultivo, siendo –comúnmente– los hongos los más frecuentes en el país. Sin embargo, algunas enfermedades causadas por bacterias, como la marchitez y la mancha bacteriana, ocurren frecuentemente en bajas incidencias, pero dadas las condiciones climáticas favorables (alta humedad y temperatura), la mancha bacteriana puede tornarse un problema serio para el cultivo. Considerando que la mayoría de las variedades comúnmente plantadas en el país son susceptibles y la gran diversidad que presenta el patógeno, un monitoreo constante del cultivo para el diagnóstico oportuno se torna esencial para poder manejar la enfermedad. Un diagnóstico tardío podría dificultar el control, llevando a pérdidas totales en algunas situaciones.

ETIOLOGÍA

La mancha bacteriana del pimiento es causada por un complejo de especies del género Xanthomonas; la especie X. euvesicatoria es la más frecuente e infecta plantas de locote alrededor del mundo. No obstante, otras especies, como X. vesicatoria, X. perforans y X. gardnerirelatadas, afectan a otras solanáceas, como el tomate, berenjena e, incluso, malezas.

SÍNTOMAS

Las plantas pueden ser infectadas en cualquier fase del cultivo, desde plántulas hasta plantas adultas, y todos los órganos son susceptibles. Los síntomas iniciales son pequeñas manchas encharcadas circulares o irregulares por debajo de las hojas. Estas lesiones, posteriormente, aumentan de tamaño y se tornan de color marrón, con el centro grisáceo y bordes más oscuros. En plantas enfermas se observan hojas con necrosis en los bordes, debido a la penetración del patógeno por aberturas naturales. En condiciones altamente favorables a la enfermedad, frutos y tallos también son infectados y exhiben lesiones blanquecinas algo deprimidas, con bordes oscuros. En general, estas manchas foliares llevan a una defoliación severa de las plantas, afectando el redimiendo y desarrollo normal de los frutos e, incluso, exponiéndolos a los rayos solares (escaldaduras).

CÓMO SE DISEMINA

La bacteria se dispersa por semillas contaminadas o infectadas, por el agua de riego contaminada, lluvias y viento de un cultivo a otro; además, puede sobrevivir en restos del cultivo o como epifita en otras solanáceas. La utilización de plantines infectados es la principal vía de introducción en nuevas áreas. Esta bacteria tiene poca capacidad saprofítica; es decir, no sobrevive por mucho tiempo en los rastrojos, siendo las principales fuentes de inóculo, las plantas guachas de tomate o pimiento.

CONDICIONES FAVORECEN A LA ENFERMEDAD

Las condiciones favorables para el desarrollo de la enfermedad son alta humedad (>90 %) y temperaturas en un rango de 24 a 28 °C; condiciones que fueron registradas en los últimos meses con lluvias constantes y vientos intensos, favoreciendo –en gran medida– la severidad de la enfermedad.

MANEJO DE LA MANCHA BACTERIANA

Varias son las estrategias para el manejo de la mancha bacteriana: la mayoría de ellas son preventivas, debido a que –una vez que la bacteria se haya establecido– el control de la enfermedad se torna muy difícil. A continuación, se mencionan algunas alternativas para el manejo de la enfermedad que deben ser adoptadas de manera integrada:

1. Establecer el cultivo en áreas ventiladas y suelos bien drenados, preferentemente en donde no hubo cultivos de tomate, locote y berenjena.

2. Uso de semillas certificadas, libres de patógenos o plantines sanos.

3. Aplicaciones periódicas de forma preventiva con productos a base de cobre.

4. La rotación de cultivos con otras hortalizas (no solanáceas) es una práctica recomendada, debido a que la bacteria tiene poca capacidad de sobrevivir en rastrojos.

5. Uso de variedades tolerantes o resistentes disponibles en el mercado.

6. Manejo adecuado de la fertilización, especialmente con el nitrógeno.

7. Las opciones de control biológico son limitadas; sin embargo, el uso de inductores de resistencia, bacterias antagónicas como Bacillusspp. y bacteriófagos es propicio para el control de Xanthomonas, con resultados interesantes.

8. El uso de antibióticos no es recomendado, debido a la baja eficiencia y la existencia de razas del patógeno resistentes a los mismos. La gran diversidad de esta bacteria hace que surjan fácilmente asilados con alta resistencia a los antibióticos e, incluso, al cobre, producto químico comúnmente utilizado en el manejo preventivo.

(*) Especialista en etiología de enfermedades de plantas.

 

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