Manejo responsable del suelo y el agua - Ing. Agr. Rodolfo Gill (*)

El punto clave en el manejo de los recursos es tratar de entender lo que hace la naturaleza misma. Con respecto al Chaco, esta zona tiene un régimen climático muy variable, por lo que será importante, como punto de partida, intentar entender los factores climáticos y, por otro lado, considerar la variabilidad del suelo. Habrá que conjugar ambas variables en una estrategia que permita construir una agricultura sustentable.

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La agricultura se basa en tratar de utilizar la mayor cantidad de agua posible que, a su vez, permita secuestrar carbono para construir una antena verde, que es la planta en el cultivo; luego, este se transformará en grano. No obstante, para llegar al estadio final, el productor deberá darle de “comer” al suelo. La materia orgánica es el principal componente que permite mantener la capacidad productiva del suelo, a través de una estructura funcional.

EL RECURSO SUELO

“Cuando hablamos de una estructura funcional, nos referimos a que el suelo es un sistema poroso, y estos poros son los lugares por los que entrará el agua y el aire. Todo depende del manejo que haga el productor a fin da lograr esta condición. Por un lado, tenemos la producción de materia orgánica, a través de la producción de biomasa que hacemos con nuestro cultivo y, por otro, la actividad biológica en el suelo”.

El manejo responsable de este recurso pasa por la premisa de usarlo eficientemente, que no descanse (rotación de cultivos, uso de abonos verdes). “La naturaleza no descansa nunca, sino que trabaja continuamente y extrae agua del suelo y, transpirándola, hace la operación de capturar carbono. Lo fundamental es armar una estrategia que no le permita descansar al suelo a través de la intensificación agrícola, utilizando el agua, también, de forma eficiente”.

SIEMBRA DIRECTA

La práctica de la siembra directa tiene muchas bondades, ya que se reduce el número de laboreos y posibles daños ocasionados por la labranza y, fundamentalmente, reduce los costos de producción (laboreo y uso de agrodefensivos). Una agricultura con siembra directa sustentable se tiene que basar en la cobertura de suelo. Por su parte, el uso eficiente de los recursos no pasa por medir los kilogramos por hectárea obtenidos, sino más bien por la cantidad de nitrógeno utilizado en una campaña, el milímetro de agua gastado y el manejo integrado de plagas. Estos aspectos determinarán la reposición de elementos o la aplicación química, ya que el control de plagas por medio de agrodefensivos solo se usa cuando se llega tarde.

CONTROL DE MALEZAS

“Debemos evitar que la maleza se instale como resistente y eso lo logramos con un manejo intensivo bien hecho. Tenemos que hablar de una agricultura no contaminante, que evite la salinización y permita llevar adelante una nutrición balanceada. Esto no es cuestión de fertilizar nada más, sino de utilizar en la medida justa aquel nutriente que está faltando, a partir de un análisis químico que se debe hacer del suelo antes de sembrar”.

DEVOLUCIÓN DE NUTRIENTES

Hay que tener en cuenta que, al cosechar un cultivo de cobertura, este utilizó nutrientes del suelo, sea fósforo, nitrógeno y otros elementos, los cuales deberán reponerse. Aunque cada cultivo deja sus residuos, que se convierten en un abono de liberación lenta, el objetivo deberá centrarse en la fertilización planificada de todo el sistema y no solo el de un cultivo. A su vez, la tecnología debe adaptarse al ambiente particular de cada zona de producción, de tal manera a que sea el ambiente el que exprese el potencial productivo sin el mínimo disturbio. “Para lograr esto, debemos conocer e interpretar cómo funciona el ambiente, determinando los momentos de riesgo, haciendo conjugación entre la oferta de lluvia y cómo se comporta el suelo. Así será factible determinar las ventanas de riesgo de estrés hídrico o abundancia. Entonces, se sabrá cómo hacer la rotación de cultivos o en qué tiempo instalar un cultivo invernal después de un cultivo de cosecha, en función de cuál es la cantidad de lluvia que haya para recargar, entre otros factores”. Es importante conocer cómo funciona el ambiente, partiendo de los principios de la naturaleza. En agricultura, el productor tratará de que el suelo esté, en lo posible, siempre “activo”.

(*) Especialista en suelos.

 

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