Parque Nacional Serranía San Luis

Existe una parte del Paraguay que es muy poco conocida, a pesar de encontrarse en un sitio que ya fue transitado durante la conquista y aún en tiempos anteriores. Se trata de las serranías San Luís y Siete Puntas, que juntamente con los cerros Paiva, Guaicurú y otros conforman un paisaje donde confluyen cerrados, arroyos y campos de guaviramí en perfecta armonía.

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Ese sitio se encuentra en el Departamento de Concepción, entre los ríos Apa y Aquidabán, y está dedicado en gran parte a la ganadería. El suelo de base rocosa no permite la implementación de proyectos agrícolas, pero si deja que aparezcan valiosas especies forestales, entre ellos el trébol, que ya se encuentra en peligro de extinción.

EL TAGATIYA
Uno de sus muchos arroyos, el Tagatiyá, se ha vuelto famoso por la cristalinidad de sus aguas, que permite el buceo de superficie; desde hace algunos años el Tagatiyá y sus afluentes se han vuelto populares entre los deportistas de aventuras. También ha desarrollado una discreta actividad turística, siempre dentro de su real capacidad de carga.


UN PARQUE
MUY NATURAL
En esas tierras frecuentadas por el ñandú, el ynambú guazu, los guacamayos e infinidad de mamíferos y reptiles, fue creado en diciembre de 1991 el Parque Nacional Serranía San Luís, que con sus 10.237 hectáreas de superficie es relativamente pequeño en relación a su vecino el Parque Nacional Paso Bravo, pero lo suficientemente amplio como para albergar a una rica biodiversidad.


INTERESANTE INFRAESTRUCTURA
Con el tiempo, el parque fue dotado de una interesante infraestructura, con casas de guardaparques, laboratorios y un edificio para visitantes, a ser habilitado. El camino, que parte de la ruta Concepción-Vallemí, no es de fácil acceso, pero sí permite una perfecta integración con la naturaleza.

HERMOSA EXPERIENCIA
En realidad, la emoción de llegar al Parque Nacional Serranía San Luís ya empieza mucho antes de atravesar sus linderos, pues los bosques cerrados ofrecen un panorama de gran belleza, aún en los días de invierno cuando las mayoría de sus árboles se vuelven amarillos y pierden lentamente sus hojas.
Y la belleza del lugar aumenta a medida que uno se acerca a la serranía, con sus colores cambiantes y el perfil de los cerros dibujados en la lejanía.


(*) Secretaría Nacional de Turismo.
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