Plantar árboles maderables

La actividad forestal, ya sea como manejo de bosque nativo, enriquecimiento de bosques degradados, reforestación en áreas abiertas, agroforestería, sistema silvopastoril, entre otros, tiene un gran potencial de rentabilidad, pero la desventaja es el mayor tiempo de espera que requiere para la cosecha, en comparación de otros rubros, según sea el caso. La inseguridad es el aspecto que atenta contra este tipo de emprendimientos.

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Siendo la producción forestal un negocio prometedor a mediano o largo plazo surge la interrogante de porqué no tiene mucha difusión en nuestro país, al respecto conversamos con el Ing. For. Martín Quinteros, catedrático de la Carrera de Ciencias Forestales, de la FCA-UNA.

El mismo señaló que existen varias causas, la principal es que en Paraguay tenemos la tradición muy arraigada de echar árboles y no de plantarlos. La abundancia de la naturaleza que existía hasta no hace mucho, nos hizo acostumbrar, más bien a extraer para aprovechar, antes que a preocuparnos por reponer, no se concebía la idea de que el bosque se podría acabar.

Los paraguayos tenemos una cultura extractivista, de obrajeros, la cual ha tenido consecuencias negativas; por ejemplo, siempre se ha visto al bosque como un obstáculo para el desarrollo de la civilización, incluso nuestro legislación rural, hasta hace poco definía al bosque como "latifundio improductivo", según comentó el Ing. Quinteros.

La gente del campo siempre consideró al bosque como un problema, como una dificultad para el trabajo, tal es así que se le dio varios nombres despectivos como el ka'a guy hú, el infierno verde, entre otras denominaciones.

Nuestro entrevistado señaló que anteriormente los árboles se extraían en forma manual, con hacha y se transportaban a tracción animal; en cambio, actualmente se dispone de suficiente tecnología y maquinarias como para arrasar un bosque y transportar toda la madera en poco tiempo. La agricultura y la ganadería extensivas, así como también las ocupaciones campesinas han acelerado la eliminación casi por completo de la capa boscosa de la Región Oriental.

Además poco se sabe de la rentabilidad que tiene la producción de árboles forestales, y no existe conciencia de la real importancia de la función de los bosques, además de producir madera. Ahora que ya casi no existe madera para comprar, recién se va teniendo más conciencia.

Una ironía es que en Caaguazú, la capital de la madera, es el departamento donde menos bosques se encuentra, los aserraderos están empleando troncos lampiños, desechos de árboles, de dimensiones muy pequeñas, torcidos, que aparentemente ni para metros de leña sirven. Se están cortando los árboles remanentes, que son los únicos que quedan. Muchos campesinos, que cuentan con 10 hectáreas no tienen ni un cuarto de hectárea para extraer leña para uso propio.

El profesional manifestó que la venta de leña o carbón vegetal es una alternativa de renta para el campesino durante el periodo que no vende algodón, mandioca u otro producto.
Por eso algunos productores se convencieron de que es importante plantar por lo menos algunos árboles. Actualmente, se están comercializando troncos de paraíso gigante que algunos agricultores plantaron hace 10 años, en las cabeceras de sus chacras, sin imaginarse que podría servir de algo, además de beneficiar el ambiente. El paraíso gigante sustituye al cedro, porque produce una madera muy buena para puertas, ventanas, machimbres, cielo razo, piso, entre otras cosas. Hay una empresa italiana que compra todo lo que hay, pero no abastece la demanda.

Todo lo que se planta en forestería tiene valor, por ejemplo, el pino que se plantó en forma obligatoria por encargo de Pa'i Coronel, en la zona de Minga Guazú, Alto Paraná, se está aprovechando ahora, aunque nunca si realizó ningún manejo. En esa zona ya se sumaron otras 400 hectáreas de reforestación, aproximadamente.


Experiencias en otros países

Para ver lo que se puede hacer en producción forestal hay que salir a nuestros países vecinos, donde existen muchas empresas que se dedican al rubro y que ganan mucho dinero, es decir que no plantan árboles solo por mejorar el ambiente.
En los Estados de Paraná, Sao Paulo y otros del Brasil, así como también en Misiones, Argentinas, se pueden ver empresas forestales que emplean grandes cantidades de personas, con altos costos y buenas ganancias. La madera sirve para innumerables usos: leñas, maderas para construcción, elaboración de papel, esencias, resinas, entre otras.
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