Consumo sostenible - Ing. Agr. Fernando Díaz Shenker (*)

Las cuestiones ambientales —que afectan en grado variable a los países del mundo— requieren de alternativas de solución que deben partir, ante todo, de los gobiernos y sus autoridades, reforzadas con el ejemplo como estrategia de sensibilización educativa dirigidas a la población, con el objetivo de garantizar la calidad de vida de las personas y la preservación de los recursos naturales y forestales existentes.

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Sin embargo, la realidad muestra cómo se depredan los recursos naturales; los árboles, la vida silvestre, los peces, y se incrementa la generación de basuras y residuos de todo tipo, sin que, por de pronto, se vislumbren soluciones esperanzadoras.

LA REALIDAD

Con el desarrollo industrial y los avances tecnológicos e informáticos, en particular, unos pocos son lo que han logrado enormes beneficios en términos económicos; mientras otros pocos son los que buscan la expansión de sus negocios, la acumulación de beneficios y ganancias, a partir del uso y transformación intensivos e indiscriminados de los mismos recursos naturales y forestales que, precisamente, hoy día se deben cuidar y proteger. La situación descripta en el punto anterior nos afecta directamente, por cuanto nos desenvolvemos en un ambiente urbano o rural más o menos contaminado, consumimos alimentos diversos de mayor o menor calidad —

muchas veces de origen desconocido—, utilizamos electrodomésticos de mayor o menor consumo de energía eléctrica, nos desplazamos en vehículos que contaminan en mayor o menor grado el ambiente, realizamos un manejo poco responsable de las basuras o desperdicios que caen en nuestras manos o se producen a nivel de industrias (baste observar los que contaminan lagos y otros). Realizamos un uso más bien irresponsable del agua, del suelo; de la corriente eléctrica, de los acondicionadores de aire y otros, que forman parte o se integran a nuestro estilo de vida cotidiano.

CONSUMO SOSTENIBLE

Sin embargo, por medio de nuestros comportamientos y actitudes podemos influir positivamente y contribuir a pautas o conductas de consumo más amigables, con el ambiente y los recursos naturales. Este enfoque de actuación responsable es lo que se denomina consumo sostenible; es decir, un estilo de uso de bienes y consumo general que satisfacen las necesidades básicas, a nivel personal y familiar, pero que, a la vez, permiten reducir la utilización de recursos naturales, la generación de basuras, la contaminación del aire y fuentes de agua. También la reducción en el uso de productos contaminantes o tóxicos, como pilas, envases de plástico y agrodefensivos químicos. De este modo, cada persona puede elevar su calidad de consumo, mejorar su salud a la vez de contribuir a la preservación del ambiente.

CONCLUSIÓN

Urgen las estrategias educativas y de sensibilización social, por parte de las instituciones del Estado y aquellas empresas y actores representativos de la sociedad, que valoren el cuidado y preservación del ambiente y los hábitos sostenibles de consumo, pues, de lo contrario, el esfuerzo individual y sus resultados serán mínimos e imperceptibles para todos. George Monbiot, escritor británico conocido por su activismo ambiental y político afirmó: “El progreso se mide por la velocidad con la que destruimos las condiciones que sustentan la vida”.

(*) Especialista en Comunicación Rural.

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