Primer entore de otoño

El estacionamiento del servicio o época de entore, es una práctica de manejo de capital importancia en ganadería de cría. El servicio estacionado, sea sólo en primavera o en primavera y otoño, son herramientas claves para el ordenamiento de los rodeos.

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Una vaca sana, en buen estado de carnes y no preñada, presenta celos cada 21 días durante todo el año, es decir, la hembra bovina es policíclica anual, a diferencia de otras especies como la ovina, equina o canina que tienen épocas bien definidas de presentación de celos o calores.

Si tenemos los toros con las vacas durante todo el año, tendremos también pariciones a lo largo del año con todas las complicaciones de manejo que ella conlleva. Por otro lado, está científicamente demostrado que largos períodos de entore no significan en absoluto más terneros nacidos.

El servicio de primavera es el más difundido en nuestro país. Mucha gente dice adoptar este servicio porque pone sus toros en setiembre, pero los sacan en enero o febrero. Una “primavera” muy larga, no?
Con este “mal manejo” sólo se benefician las vacas menos fértiles ya que les estamos dando siete u ocho oportunidades de quedar preñadas, cuando una hembra fértil, en uno, dos, o a lo sumo tres celos, se preña. Con un largo servicio, lo único que estamos haciendo es seleccionar “al revés” hembras para nuestro rodeo.

El servicio de primavera no debe durar más de 85 días (4 celos), debiendo extenderse desde mediados de setiembre a principios de diciembre. Con este servicio tendremos también una parición estacionada, entre julio y setiembre, lo que facilitará enormemente las tareas de: ayuda a vacas con problemas de parto, curaciones de ombligo, castración, señalada, descorne, marcación y al destete, tendremos para la venta novillitos de gran uniformidad corporal (lotes bien parejos), que elevarán considerablemente su precio por su excelente presentación.

El destete debe realizarse en marzo-abril, cuando los terneros tienen entre 7 a 9 meses de edad, y con un peso vivo de 180-200 kg.
Con un servicio de primavera y un buen ajuste de prácticas sanitarias, nutricionales y genéticas (animales tipos Braford y/o Brangus), muchos establecimientos mejorados logran mantener porcentajes anuales de preñez próximos al 70%.
Recordemos que el promedio de preñez anual de nuestro rodeo nacional no alcanza el 50%. ¿Por qué es muy difícil superar la barrera del 70%? Tanto técnicos como ganaderos avezados saben muy bien que la categoría de vientres que “tiran abajo” el porcentaje general de preñez son las vaquillonas de segundo servicio, o sea, aquellas con su primera cría al pie. Estas primerizas casi nunca superan el 30-35% de preñez en su segundo servicio.

Para explicar mejor el tema vamos a clasificar en tres categorías los vientres dentro de un rodeo de cría: vaquillas de primer servicio, vaquillonas de segundo servicio y vacas adultas.

En el cuadro 1 se muestra cómo estarían conformados los porcentajes de preñez en las tres categorías de vientres del rodeo nacional y de los establecimientos mejorados, y que sólo utilizan el primer servicio en primavera.

Como vemos en el cuadro 1 el peor porcenrtaje de preñez ocurre en el segundo sevicio o sea en las hembras con primera cría al pie.

Para esta categoría de hembras es precisamente que se ha creado el servicio de otoño, siendo pioneros en el tema la Estación Experimental INTA Mercedes, Corrientes (Argentina), y algunos establecimientos del CREA Mercedes-Curuzú Cuatiá; específicamente uno de ellos, “Santa Clara-Yuquerí”, donde se viene adoptando el sistema desde hace más de una década, y donde el porcentaje de preñez general del rodeo (8.000 vientres), de los últimos 5 años, no baja del 91%.
¿En qué consiste el servicio de otoño y cómo funciona?

Como dijimos anteriormente, de un servicio de primavera tendremos pariciones en invierno, época de malos pastos, fríos intensos, vientos, lluvias, barro, etc. que producen mucho estrés a las vaquillonas. Sumado a todo esto hay que recordar que las mismas aún no han terminado su crecimiento, y encima, deben parir y amamantar un ternero. Obviamente, ellas no tienen tiempo de recuperarse y volver a preñarse en la próxima primavera.
Supongamos que venimos trabajando con un servicio único de primavera. Destetamos vaquillas híbridas en marzo-abril con 180-200 kg, y con 7 a 9 meses de edad. El primer objetivo es “cargarles” 100 kg en un año, tarea no muy difícil si utilizamos buenos antiparasitarios, las recriamos a una carga holgada y las suplementamos permanentemente y a voluntad con una mezcla mineral, en bateas, que contenga por lo menos 6% de fósforo, 12% de calcio y 50% de sal yodada. Con estas prácticas podremos darles su primer servicio el próximo otoño (abril-mayo) con aproximadamente 20 meses de edad y 280-300 kg. de peso vivo. Gracias a este manejo estaremos además adelantando en 6 meses su primer servicio y, consecuentemente, alargando la vida útil del futuro vientre. Para ese primer servicio es más conveniente largarles toros (jóvenes, con test andrológicos satisfactorios y vacunados contra enfermedades venéreas), y no servirlas por inseminación ya que las vaquillas, por lo general, presentan celos de corta duración y muchos de esos celos son “silenciosos” y difíciles de detectar por los apartadores. Además, con monta natural es muy baja la incidencia de partos distósicos, al contrario de lo que ocurre con toros de inseminación, que generalmente producen crías más grandes y más pesadas al nacimiento.

El servicio de otoño no debe durar más de 60 días, y debe hacerse en abril-mayo. El porcentaje de preñez rondará el 90%. Los nacimientos ocurrirán en enero-febrero, época de muy buenos pastos que se reflejará en una condición corporal óptima al momento del parto en las madres.
Las primerizas y sus crías deberán pasar el invierno juntos en un potrero bien empastado, reservado con anticipación para el efecto, con buen abrigo (arboleda), y con la suplementación mineral precitada. El destete se hará en agosto. Con sorpresa se notará que esas hembras para setiembre-octubre estarán todas ciclando, como sincronizadas naturalmente, y ahí sí, se las podrán inseminar o dar toros otra vez y obtener porcentajes de preñez que saltarán del histórico 30-35% del establecimiento a un 75-80%.
Esta es la invalorable ventaja que se obtiene en el segundo servicio en vaquillas servidas por primera vez en otoño. De ahí el éxito de esta práctica de manejo.

En el Cuadro 2 se observa cómo quedarían conformados los porcentajes de preñez al introducir en el sistema, el servicio de otoño en las vaquillas.
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