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Es así que la deforestación irresponsable, la destrucción de bosques nativos, la aparición de suelos degradados (por la deforestación, erosión, compactación, cultivos intensivos), la presencia de cursos de agua contaminados por deshechos industriales; restos de productos químicos, plásticos y otros productos químicos, los humedales amenazados por la habilitación de tierras para cultivos agrícolas, la contaminación del aire que se respira) y la pérdida de la diversidad biológica, entre otros, son realidades que golpean al equilibrio ambiental en el planeta, agotando su capacidad natural de recuperación. Es bueno reflexionar sobre esta realidad, y aunar esfuerzos para revertir lo que día a día se ve y vive.
(*) Especialista en Comunicación Rural.