Buen gusto en un depto

El criterio que se introdujo aquí no se basa en reglas ni recomendaciones decorativas, más bien se centra en los sentimientos que emanan de cada objeto. Se aprecia una predilección por el mobiliario antiguo, así como veladores y lámparas colgantes que aportan colorido. 

Este hogar concebido en altura fue equipado por su propietaria, María Verónica González Bado, de profesión abogada y docente pero con un particular instinto en la decoración. Ella introdujo en cada espacio sus toques personales con buen gusto. Locales como Boliche y La Galera fueron los cómplices perfectos para introducir lo necesario y armar esta presentación.

Las obras de arte también tienen un significado especial, pues fueron hechas por sus amados hijos, por ello están enmarcadas, para mantenerlas intactas y atesorar el paso de los años.

Unos almohadones retapizados de los sillones de madera dejan como nueva el área de la sala, con un acento rústico pero elegante. 

Las velas led puestas en la mesa central transmiten un encanto particular al igual que las flores y vajillas vintage. Las piezas seleccionadas con delicadeza dan la nota distinta y acogedora. Nuestra entrevistada va a una tienda, y si un mueble o un elemento atrae su mirada lo adquiere y luego lo ubica en un lugar exclusivo.

Aquí no hay reglas, y esto se observa en la combinación de la madera, el vidrio y el hierro que se fusionan sin inconvenientes. En el comedor se destaca una mesa lista para una merienda de amigas, en donde la mantelería en bordó y blanco jerarquiza la agradable reunión. En una tarde de verano la adecuada climatización promete una animada charla, y la alegría de estar en un lugar ordenado y preparado para que fluyan el afecto y las emociones.

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Fotos: Virgilio Vera.