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Visitamos este jardín de más de una hectárea tratando de captar en cada sector lo mejor de las especies que siguen su imparable crecimiento, tema que debe ser considerado cuando se eligen muchas plantas generando focos de interés.
Eri Valdez, del vivero jardín Erimar de Cabañas, eligió cada planta que acompaña hoy a los árboles que ya estaban, como por ejemplo, lapacho, yvyraju, pipa, kurupa’y, eucalipto y también un hermoso samu’û.
Otras especies de plantas, palmeras, imperial, triangular, areca, que lo mismo son para interior se pueden plantar en zonas con sombra, media sombra y dentro de la casa. Se agregaron sinesias, granadita de jardín, labios de señorita, diferentes tipos de jazmín Paraguay, diamela, tres virtudes, thunbergias, calas, además plantas entre las que destacan crotones, trepadoras, filodendros y las hiedras.
El césped que tapiza este inacabable espacio es el pasto esmeralda, que se produce en Caacupé y, según Eri, es muy resistente, ya que se usa incluso para las canchas, soporta el pisoteo y los juegos de los chicos.
El suelo fue enriquecido antes con mantillo del monte, abono natural que se compone de las primeras capas del suelo de los bosques y montes. El mantillo es un abono orgánico que mejora la estructura del suelo y favorece la actividad microbiana, que incide en la fertilidad. Es precisamente en el mantillo donde las plantas encuentran la mayor parte de los nutrientes que necesitan para vivir. Se sumaron los abonos como estiércol gallináseo y de vaca. Pero la mayor parte corresponde a las hojas en compost con cal agrícola, una mezcla que incide en este hermoso jardín hasta donde llegan aves de numerosas especies.