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La fachada conserva un gran árbol, cerramientos de metal y pisos cerámicos en el acceso con franjas de verde. Lo más sobresaliente es el ladrillo en cuadrillé con diminutas aberturas.
El departamento de planta alta, resalta por el uso de los materiales crudos, como el ladrillo, la madera y el cemento a la vista. El muro de ladrillos se colocó de tal modo que permite que ingrese el aire y la luz a lo largo de toda la vivienda para que los ambientes respiren. Además actúa como aislante contra los rayos del sol. Los arquitectos Paloma Fabio y José Fernández Albertini construyeron la obra.
Para el estar y comedor se diseñó un espacio integrado y se optó por un equipamiento de la misma gama de colores relacionados con madera, lustres naturales, vetas a la vista y tapizados en tonos arena.
En el dormitorio principal se logró una buena iluminación natural a través del muro de ladrillos que da al balcón. Aquí se optó por el uso de madera con lustre oscuro, bien varonil, de acuerdo al gusto del propietario. Este detalle genera un buen contraste con la pintura de color grafito en la cabecera.
Para la cocina, los muebles fueron hechos a medida, en los que resalta el uso del tono blanco, así también para el revestido de azulejos y pintura. El hogar está protegido, y además es pulcro y amplio.
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