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La pareja tuvo mucha participación en el proyecto arquitectónico, por lo que se añadieron, por ejemplo, pisos de porcelanato con efecto piedra en los interiores, porque les resultaba más agradable. Un amplio paño de vidrio ubicado en la parte frontal sirve para visualizar el paisaje compuesto de follajes, flores y árboles frutales como el mango, guayaba y banano.
En el muro de la fachada se añadió una imagen religiosa, que es la protectora de esta morada. Todos los muebles que se puedan reutilizar son bienvenidos en los ambientes de esta casa soñada.
Las rejas que anteriormente eran las aberturas de otra construcción se reciclaron a pasos de la pileta y se colocaron en la pared, allí en un tiempo cercano los jazmines se mostrarán en todo su esplendor.
Lo llamativo es el techo de chapa que resulta muy práctico, pues es de colocación rápida y resulta un poco más económica en relación al costo de la madera. A la chapa se incorpora una lana de vidrio para lograr mayor aislación del calor.
La obra es de la Arq. Olga Heinrich quien le dio su toque ornamental y clásico con los balaustres, que recuerdan la época del Renacimiento, con un dejo de nostalgia, en especial cuando miramos la terraza de pisos decorados, las molduras y la hamaca bajo la sombra.
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