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La doctora Sofía Manchini, veterinaria, informa que las pulgas gustan de las áreas secas como la arena lavada, y prefieren estar en cachorros, por lo que estos tienen mayor predisposición a tenerlas.
“Miden aproximadamente dos milímetros, saltan, no vuelan, les gusta ubicarse en las axilas, en el cuello, y entre las piernas del canino”, agrega.
Expresa además la doctora que en el mercado contamos con productos para la prevención y erradicación de estos parásitos. En cachorros se aconseja el uso de talcos, ya que aún no se pueden bañar, será de uso diario y se aplica en seco. Ya a partir de los dos a tres meses de vida de la mascota, cuando es apta para el baño y tiene las vacunas correspondientes, se realizan los baños especiales para la eliminación de las pulgas.
La doctora Manchini dice que la fumigación de la casa es primordial, así como repasar las zonas en la que se encuentra el animal, con ayuda de cipermetrina diluida en agua. Durante este proceso el perro no se encontrará en la casa.
Por su parte, el doctor Diego Ayala, veterinario, detalla que la pulga es de color marrón negruzco, chiquitita pero se puede llegar a ver, se reproduce fácilmente. La primera señal de alerta ante la presencia de este parásito es la picazón constante, que también puede llegar a producir alergia en la piel del animal, por lo que se genera una irritación de color rojizo en la piel.
“En casos extremos, es decir, de mucha cantidad de pulgas y si no se trata a tiempo, puede producir anemia en el canino. Todas las razas están expuestas, no hay excepción, y es de fácil contagio. Recuerde que las pulgas saltan hasta un metro de altura”, agrega.
Para luchar contra ellas se usa “la pipeta, espray, medicamentos vía oral, así como baños medicados. Son resistentes al frío, se quedan encapsuladas y cuando sube la temperatura se vuelven a desarrollar”.