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“Se poda una vez que termine su floración, se retiran las ramas gordas, también conocidas como chupones, que crecen muy largas y en las que no se produce la floración; son secundarias o terciarias”, afirma.
Señala que “el estado de la planta dependerá en gran medida del cuidado que se le brinda, es decir, una buena poda. Para ello será necesaria la tijera de podar, la que previamente se desinfectará con hipoclorito de sodio (10 cc de cloro diluido en un litro de agua)”.
La santarrita se encuentra en tonos como el rosado, blanco, fucsia, naranja. “Son rígidas, trepadoras, mientras que otras son arbustivas”, acota.
Añade el especialista que “florece casi todo el año con mayor énfasis en otoño e invierno. Es una planta muy rústica, de poco requerimiento de agua; tiene capacidad de regeneración bastante acelerada, pues se poda y en breve tiempo vuelve a brotar. Se le da la forma que se desea y luego de un tiempo ya empieza a florecer”.
La santarrita vive entre 40 y 50 años, es una planta perenne, dice el ingeniero. “Requiere pleno sol, en la sombra tiene poco vigor, puede plantarse también en macetas y canteros, así como en suelo”.
La poda una vez al año se aconseja para eliminar ramas innecesarias.
Recién trasplantada, necesita riego y cuando esté sólida requiere mucho sol.
A esta planta no le gusta la humedad, tiene pocas raíces y es frágil frente al viento.