Valiente, mestizo y caminante

Álvaro Giménez decidió hacer a pie un largo recorrido por el país. A los tres meses de esta gran aventura –en el departamento de Misiones– apareció un perro mestizo, una mezcla de pastor alemán y rodesiano, que tendría dos años de vida. Se llama Valiente y una vez que Giménez decidió adoptarlo empezaron juntos la travesía.

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“Por su comportamiento y su forma de ser pareciera que era ya un perro adiestrado y que trabajaba con el ganado”, dice su amo. Lo acompañó unos 900 kilómetros por 30 ciudades. 

Viajaba con una mochila especial para canino, allí transportaba su plato de aluminio, zapatillas y otros elementos livianos. 

Para tan atlética vida son indispensables estar al día con las vacunas y la visita al veterinario, así como darse un baño y retomar fuerzas. 

Su alimentación consiste en balanceados más carne cruda, según comenta. 

De los recuerdos de sus paseos nos cuenta Giménez que “fue increíble cómo todas las personas socializaban con Valiente. Él pasó a ser el protagonista y conocimos gran parte del Paraguay”. 

La única dificultad que tuvieron durante este largo recorrido fue cuando llegaron a Coronel Oviedo y una espina de cocotero se incrustó en su pata, fue llevado al veterinario y luego de la extracción tuvo que reposar cinco días. 

“Fue una conexión indescriptible que tuvimos con Valiente, desde el primer día en que nos encontramos él me empezó a seguir”, recuerda el muchacho. 

Su carácter 

Valiente es un perro que siempre está en alerta, vigilante, muy manso, no es agresivo, muy inteligente, buena compañía, con el oído agudo. 

“Por ejemplo, durante la caminata él me mostraba ciertas cosas primero: desde lejos ya oía el aleteo de las aves, o cuando escuchaba un arroyo cerca ya iba corriendo y me dirigía”, dice. 

Nobleza de cuatro patas

“Cuando llegamos a San Salvador, Guairá, íbamos caminando sobre las antiguas vías del tren, y cuando estábamos por llegar tuvimos que atravesar dos arroyos. En el segundo me atrevo a pasar y me resbalo; Valiente intenta sostenerme mediante una mordida en el pecho, fue algo que quedó impregnado en mi mente y por sobre todo en mi corazón”, finaliza.

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