La humanidad posible

La psicoanalista y filósofa Anne Dufourmantelle, nacida en París el 20 de marzo de 1964, ha muerto el pasado viernes 21 de julio salvando la vida de unos niños en el mar.

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Hace algunos días, el viernes 21 de julio, la muerte oscureció de pronto una de las luminosas y cinematográficas playas de esa Costa llamada Azul que bordea el Mediterráneo –la Côte d’Azur– cuando una hermosa y valiente mujer perdió la vida, a los cincuenta y tres años de edad, en el mar. El clima había cambiado, soplaba un fuerte viento, la marea había subido y en Pampelonne, cerca de Saint Tropez, se izó la bandera roja, advertencia de que bañarse era peligroso. A la distancia, unos niños que se habían alejado demasiado de la orilla, al no poder regresar, empezaron a ahogarse. La mujer corrió, se arrojó a las olas, se internó, nadó hasta ellos, logró, al cabo de un sostenido combate contra los elementos, rescatarlos por fin, sanos y salvos, y se hundió, sin sentido. Dos hombres la sacaron, ya inconsciente, del agua e intentaron revivirla, pero no lo consiguieron: estaba muerta.

La mujer era Anne Dufourmantelle (1964-2017), filósofa y psicoanalista, bastante conocida desde hace un tiempo también fuera del ámbito académico porque llevaba diez años –desde el 2007– escribiendo para el diario francés Libération. Vivía con su compañero, el escritor Frédéric Boyer. El riesgo fue uno de los temas o conceptos recurrentes en su obra; así, no se trata solo de preservar el saber transmitido sino de arriesgarlo siempre con la pregunta por la humanidad del hombre, señalaba ya en la tesis con la que se doctoró en filosofía en 1994, editada años después como libro, La vocation prophétique de la philosophie (1998).

Fue prolífica. Entre sus libros más citados, dos consisten en diálogos con amigos suyos, Jacques Derrida (De l’hospitalité, 1997) y la estadounidense Avital Ronell (American Philo, 2006). Como psicoanalista, Dufourmantelle se tomaba los sueños muy en serio, muy junguianamente en serio: «Uno puede salvar su vida si escucha a tiempo sus sueños», dice en L’Intelligence du rêve (2012). «Anne Dufourmantelle n’était pas tendre avec les mères», escribió en el diario Le Monde en estos días, recordándola, la historiadora y psicoanalista Élisabeth Roudinesco, «Anne Dufourmantelle no era amable con las madres. En su ensayo La sauvagerie maternelle, no duda en afirmar que toda madre es salvaje puesto que hace el pacto inconsciente de conservar para siempre el lazo que la une al hijo después de nacido este. Y señala que eso se suele perpetuar de madre a hija. Por ello, frente a las violencias del mundo contemporáneo, ella apoyó la modestia, el respeto por el otro, como un poder infinito».

Su obra, poco traducida al español, es demasiado cuantiosa para abordarla exhaustivamente aquí, pero, siguiendo con estas pinceladas, en Éloge du risque (2011) Dufourmantelle, que ha leído al Hölderlin de Patmos –«Allí donde está el peligro, crece también lo que salva»– plantea el riesgo como núcleo de la vida propiamente vivida y fundamento de una ética posible –ética que, al parecer, animó su último día–. En Défense du secret (2015) se pregunta si todo debe ser mostrado, dicho, expuesto, para criticar la actual tiranía de la transparencia y oponerle una apología del secreto como último refugio de la intimidad en el que todavía es posible resucitar la propia fuerza interior.

«El sacrificio abre un espacio trágico en medio de los vivos y los muertos», es el comienzo, misteriosamente premonitorio ahora, del primer capítulo de La Femme et le Sacrifice (2007). Y continúa: «Parce qu’il faut trouver des mots pour répondre à la terreur d’être au monde, face à l’innommable, adossé à la mort et à la promesse. La dimension spectaculaire des rituels sacrificiels fut de tout temps destinée à canaliser ce tragique, à y faire entendre de la beauté, de l’humanité possible».

«Pues hay que encontrar las palabras para responder al terror de estar en el mundo, frente a lo inefable, ligados a la muerte y a la promesa. La dimensión espectacular de los rituales de sacrificio ha respondido siempre al afán de encauzar esto, lo trágico, para escuchar la belleza de la humanidad posible».

Referencias

É. Roudinesco: «L’auteure Anne Dufourmantelle était d’une humanité exceptionnelle», en: Le Monde, 24 de julio del 2017.

(Citadas por Roudinesco en el fragmento aquí trascrito: A. Dufourmantelle: Puissance de la douceur, París, Payot, Colección Manuels, 2013, 160 pp., y La sauvagerie maternelle, París, Payot, Colección Rivages Poche, 2016, 288 pp.)

Jacques Derrida / Anne Dufourmantelle: De l’hospitalité, París, Calmann-Lévy, 1997, 137 pp. En inglés: Of Hospitality, Stanford, Stanford University Press, 2000. En español: La hospitalidad, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 2000, 155 pp.

Avital Ronell / Anne Dufourmantelle: American Philo, París, Stock, 2006, 263 pp.

Anne Dufourmantelle: La vocation prophétique de la philosophie, París, Éditions du Cerf, Collection La Nuit surveillée, 1998, 316 pp.

–––-La Femme et le Sacrifice. D’Antigone à la femme d’à côté, París, Denoël, 2007, 304 pp.

–––-Éloge du risque, París, Payot, Colección Manuels, 2011, 320 pp.

–––-L’Intelligence du rêve: fantasmes, apparitions, inspiration, París, Payot, Colección Manuels, 2012, 169 pp.

–––-Défense du secret, París, Payot, Colección Manuels, 2015, 120 pp.

juliansorel20@gmail.com

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