Sobre la memoria cultural de Mangoré (Parte 1)

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Sabemos que nuestro compatriota Agustín Pío Barrios Mangoré fallece en San Salvador, El Salvador un 7 de agosto de 1944, pero la prensa nacional ya en lo que transcurre de la vida misma de Barrios Mangoré era altamente consciente de lo que constituía su labor en cuanto el instrumento. Por ello es que los periódicos El Cívico (1903), Los Sucesos (1906), El Diario (1908, 1918, 1922, 1923), La Acción (1909), La Evolución (1909), La Patria (1906, 1918, 1922, 1923, 1924 y 1925), El Tiempo (1912), La Tribuna (1920, 1944), El Liberal (1918, 1922, 1923), El Orden (1923, 1924), El País (1944, 1953), La Unión (1953) entre otros le dedicaron bastante destaque. El poeta y músico consagrado, villarriqueño de origen, Gumersindo Ayala Aquino, apenas desaparecía terrenalmente Barrios Mangoré y antes de radicarse allá por 1949 en México, hace un relevamiento de las cosas pertenecientes a nuestro compatriota puestas a su disposición por Centroamérica, pues se imponía el deber de compilar las pertenencias del ilustre conciudadano para exhibirlas a la memoria colectiva de su pueblo y de la humanidad. Es así que se hace en sus alforjas con postales, cartas, manuscritos de partituras y hasta discos. En esa época aún no había nacido el investigador norteamericano Charles Robert Salcedo, quien 51 años después, en el año 2000, dice que leyó la revista América y se enteró de la existencia de Mangoré; él empuña la causa de que nosotros los paraguayos no sabemos nada sobre Mangoré. Hay que refutar con fuerza la propaganda hecha por este norteamericano, quien afirma que antes que él DESCUBRIESE A MANGORÉ y nos diera su versión sobre la vida de nuestro conciudadano, estábamos nosotros los paraguayos en la desidia con respecto a la memoria de tan ilustre, talentoso y singular paraguayo. Además según cuenta el mismo Charles Robert Salcedo: "Me leí en la revista América de octubre del 2000 un artículo intitulado ‘El trovador de las cuerdas mágicas’, de Kaleb Bach, en que se hacía una rica síntesis sobre Mangoré […] Realicé entrevistas, hablé con mucha gente, tuve acceso a documentos y AL FINAL DE ESE VIAJE LLEGUÉ A LA CONCLUSIÓN DE QUE AGUSTÍN BARRIOS MANGORÉ ERA EL MÁS UNIVERSAL DE LOS PARAGUAYOS". ¡No nos puede tomar el pelo de esa manera!   

El gran médico y musicólogo paraguayo Juan Max Boettner, en su ejemplar obra Música y Músicos del Paraguay, aparecida en 1950, dedicaba páginas en letras mayúsculas al sin igual maestro de las seis cuerdas que fuera Barrios Mangoré. El talentoso heredero espiritual de Mangoré, el también paraguayo Cayo Sila Godoy, en el año de 1953, por encargo del gobierno paraguayo en  nombre de su presidente Federico Chávez, inicia un viaje para recopilar la obra de Agustín Pío Barrios Mangoré —diseminada y dispersa en varios países americanos— y llega en esta misión hasta San Salvador, Centroamérica; recopilando (conservando) su legado, Sila Godoy se convirtió así en el primer defensor e impulsor crítico-racional del valor de la obra de Barrios, ello ya desde aquellos primeros instantes en que se va incubando la aureola de palma y olivo sobre la cabeza de Barrios Mangoré en su trayectoria hacia el reconocimiento mundial. Comprendiendo que hay que alimentar el imaginario colectivo, Carlos Bordas en una columna periodística del diario Patria en la capital del país, Asunción, en lo que va de los meses entre diciembre de 1955 y marzo del 56 escribe en 45 extractos "Estampas de la vida de Agustín Barrios". En este mismo año de 1956, y también en Asunción, el talentoso intelectual filósofo, músico y abogado Jorge Báez publica su ensayo sobre Agustín Barrios "El mago de la guitarra" en su obra La Torre del silencio y otros ensayos. Llegando al año de 1961, y puesta en circulación la magnánima obra Historia de la cultura paraguaya", del ilustrado Carlos Centurión, encontramos en sus páginas valoraciones justas y a conciencia del genio mangoriano. A inicios de 1970 empiezan los recordatorios y tributos sistemáticos a la memoria y las obras de Agustín Barrios; en este ambiente y en ese año,  el 6 de agosto, el Dr. Jorge Báez da al público una conferencia titulada "Vida y obra de Agustín Barrios". Como parte de este acto, el maestro Cayo Sila Godoy interpretó varias obras del genio paraguayo. Al año siguiente (1971) en recordatorio del 7 de agosto, nuevamente, Jorge Báez diserta sobre "Vida y obra de Agustín Barrios", y en segunda parte del acto se realiza un concierto con las obras de Mangoré: Canto a la hilandera, Caazapá, Gavota, Vals Opus 8 Número 4, Ha che valle, Danza paraguaya, Gran Trémolo y Madrigal; participan los intérpretes: Carlos Alberto Vázquez, Felipe Sosa, Wallace Keiderling y Aniceto Vera. Ese mismo año de 1971 se instituye un programa por Radio Nacional del Paraguay bajo el rótulo La Voz Sanjuanina, esta se completa en un ciclo de 20 audiciones a lo largo de los años 1971, 1972, 1973 y 1974. Con asesoramiento de Nicolás Riveros en los guiones bajo auspicios del "Centro Social y Cultural Sanjuaninos misioneros de residentes en la capital", constituyéndose su incombustible colaborador el maestro Cayo Sila Godoy. Un programa típico de estas audiciones se ejemplariza con la inclusión de la música del genio universal de la guitarra Barrios Mangoré, lecturas de su biografía, composiciones, etc. Ya para 1982 nace la Revista Mangoré, editada bajo la dirección de publicación de don José Llano, y tenía como colaboradores, entre otros, a Edwin Brítez, Luis Verón, Cayo Sila Godoy y Néstor Romero Valdovinos. En el año de 1985, en el centenario del nacimiento del ilustre hijo del Paraguay Agustín Barrios en lo que va del 29 de abril al 5 de mayo se preparan diversos actos. Entre estos, un concurso de guitarra para menores de treinta años realizado entre las ciudades de Asunción y San Juan Bautista de las Misiones como apertura del recordatorio, siendo el jurado compuesto por el musicólogo padre Clemente McNaspy, Luis Szarán, Bacón Duarte Prado, Numa Mallorquín y Jorge Báez. El 2 de mayo de 1985 se presenta al público dentro del marco recordatorio la gran obra de Bacón Duarte Prado, "Un Genio Insular". En San Juan Bautista, cuna de Mangoré, se erige un monumento, obra escultórica de Francisco Báez Rolón, y en su inauguración se suceden los números artísticos de Alberto de Luque, Luis González e Iván Cafgal, Felipe Sosa y Violeta de Mestral … Y solo para ser breves, en la enumeración y citación de todo cuanto se hizo en recordación y memoria de nuestro ilustre conciudadano hasta hoy día —pues hay muchísimo más— hacemos un corte a la cronología. Como muy bien se trasluce en estos hechos, Agustín Pío Barrios vive en el imaginario colectivo paraguayo desde los inicios mismos de su encumbramiento, pues estos hechos (los reconocimientos) mismos hacen a esa construcción sociocultural; así que las afirmaciones, según propias palabras del Sr. Carlos Salcedo y como nosotros las entendemos vemos que este seudoinvestigador llegó muy tarde a la conclusión de que ¡MANGORÉ ES GRANDE ENTRE LOS GRANDES! Pues nosotros, los paraguayos, desde que Barrios Mangoré triunfara en escenarios locales, rioplatenses, latinoamericanos y europeos, somos conscientes de ello y jamás dudamos en reconocerlo en esa cúspide cultural; no hace falta que el referido venga a enseñarnos cosa tan trivial.

Lic. Víctor M. Oxley
victor_oxley@hotmail.com
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