Bajo el riesgo está la ganancia

Agustina me dijo claramente que ella quería invertir su dinero porque mantener sus ahorros a la vista no le daba ninguna ganancia y ella quería ganar una buena rentabilidad pero, también me aclaró que no estaba dispuesta a asumir ningún riesgo, quería que su capital estuviera seguro.

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Esta idea suele ser bastante mencionada, supongo más como expresión de deseo que como realidad, pues en sí misma representa una ilusión, es incongruente pensar en ganar una alta rentabilidad sin correr ningún riesgo, justamente porque la diferencia entre ahorro e inversión es el riesgo que se está dispuesto a asumir. Por eso, debemos notar que ser ahorrista implica buscar seguridad y ser inversionista implica asumir riesgos para lograr ganancias.

Ahorro

La seguridad puede ser vista como el nivel de confianza o riesgo que percibe un inversor con respecto a un activo financiero o no financiero. En el análisis el inversor también debe tener en cuenta la liquidez, que se refiere a la disponibilidad en efectivo en tiempo, precio y forma de ese bien en el momento en que se ponga a la venta. Es decir, un activo inmueble, por ejemplo, desde el punto de vista de la seguridad, puede ser analizado como de muy bajo riesgo, pues resulta difícil que nos roben los ladrillos de la casa, sin embargo, si evaluamos la liquidez, debemos reconocer que no es un activo de venta rápida por lo menos si pretendemos ganar dinero en la transacción.

Si con este rigor analizamos un activo financiero, podemos concluir que estamos ahorrando mientras tengamos nuestro dinero en Bancos o Financieras, por un monto máximo equivalente a 75 salarios mínimos (poco más de G. 124 millones); pues por encima de ese importe ya no tendríamos la cobertura del Fondo de Garantía de Depósitos. Pero, si le sumamos el concepto de liquidez, podríamos clasificar nuevamente nuestros ahorros en “depósitos a la vista” y “depósitos a plazo”, donde en los primeros tenemos la promesa de pago inmediato contra presentación de un cheque o boleta de extracción, mientras que en los segundos tenemos un certificado de depósito de ahorro - CDA, con un vencimiento futuro.

Estos últimos representan para muchas personas un riesgo, pues en caso de suceder un imprevisto, no tienen el efectivo para hacer frente a la contingencia acaecida, por ejemplo, una enfermedad grave de un familiar cercano, que requiere de una erogación de dinero de manera inmediata.

Además, la crisis financiera que azotó al país en la década del 90, elevó la cultura de mantener dinero a la vista por efecto, principalmente, de la disminución de la confianza en el sector bancario. Sin embargo, esa situación se ha superado y el sistema financiero en general ha levantado mucho la sensación de seguridad y confianza del público, gracias a ello se ha incrementado paulatinamente los depósitos a plazo, sin embargo, aún es relativamente bajo con relación a los depósitos a la vista, representando estos últimos el 60% del total de los depósitos al cierre de junio 2012.

Inversión y riesgo

Es fundamental recalcar que no todo el dinero depositado en las entidades financieras debe ser considerado ahorro, pues el ahorro implica no asumir riesgos. Por lo tanto, lo más cercano a riesgo cero que podemos conseguir en el sistema, serían aquellos fondos cubiertos por la garantía del Estado.

El Fondo de Garantías de Depósitos garantiza los depósitos realizados a la vista o a plazos, independientemente a la moneda o modalidad, hasta el monto de 75 salarios mínimos. No están garantizados los fondos de los ejecutivos o directivos ni de las personas vinculadas a las entidades financieras, ya sea por gestión o por parentesco hasta el 4º de consanguinidad y 2º de afinidad. Tampoco los fideicomisos, los bonos financieros ni los bonos subordinados están cubiertos por ésta garantía.

En otras palabras, uno puede “ahorrar” hasta casi G. 125 millones a la vista o a plazo (CDA) en un banco o financiera, teniendo la garantía estatal como parámetro de “riesgo cero”. Esta garantía se aplica por persona (no por cuenta) en cada entidad financiera. Por encima de ese importe, uno pasa indefectiblemente a convertirse en inversor, es decir, asume el riesgo de la buena gestión de esa entidad.

Por otro lado, actualmente el inversor tiene la opción de invertir en bonos del Tesoro a través de la Bolsa de Valores. Esta alternativa obviamente pasa a convertirse en la forma más accesible para que un pequeño, mediano o gran inversor, obtenga un título con riesgo cero (o lo que podríamos decir, equivalente a riesgo cero en Paraguay) con una rentabilidad relativamente atractiva.

Esta oportunidad de inversión se abrirá a partir de la siguiente semana, para que inversores a partir de G. 10 millones (monto mínimo de inversión a través de Cadiem Casa de Bolsa) puedan invertir en los bonos del Tesoro paraguayo, quienes recibirán una tasa de interés anual de hasta el 11,75% con plazos que irán desde 6 y hasta 8 años.

Sensibles diferencias

Tanto los Certificados de Depósito de Ahorro (CDA) como los Bonos del Tesoro tienen la posibilidad de hacerse líquidos en forma ágil y eficiente en el mercado secundario. Es decir, un inversor puede vender su posición a otro inversor a través de una Casa de Bolsa, sin necesidad de esperar hasta el vencimiento del título adquirido. Esto no implica un rescate ni una cancelación anticipada, pues a la entidad emisora no le afecta en absoluto quién es el propietario de la inversión, siendo que su compromiso lo cancelará de todas formas en la fecha pactada de vencimiento.

Quizás usted luego de conocer las tasas de interés que pagarán los Bonos del Tesoro, se pregunte el motivo por el cual las califiqué como relativamente atractivas, siendo que el promedio de tasas de interés que ofrecen los CDA a más de un año está en 12,43% anual. Lo atractivo es que usted tiene un límite de inversión sujeto al Fondo de Garantía de Depósitos en entidades financieras, lo que no sucede con los Bonos del Tesoro, donde la cobertura es total independiente al monto de inversión.

Además, estos títulos al vencimiento pueden ser utilizados para el pago de impuestos, lo que reduce tácitamente el nivel de riesgo y sin duda facilitará su uso (para garantías colaterales sobre préstamos, por ejemplo), además con esto plantea aún mayor posibilidad de liquidez y buen precio para sus negociaciones en el mercado secundario.

Hagamos un ejemplo rápido. Si usted invierte en una entidad financiera G. 500 millones, tendrá garantía de hasta casi G. 125 millones y el saldo será una inversión sin garantía; en cambio, si con esos G. 500 millones compra bonos del Tesoro, su garantía es total por el monto invertido. Por ello, consideramos que el nivel de riesgo de los bonos del Tesoro es menor y por ello se justifica la diferencia de tasa de interés entre las diversas opciones de inversión existentes actualmente en el mercado financiero y bursátil.

Necesitamos comprender las diferencias que existen entre ahorrar e invertir, para poder convertirnos en inversionistas con pleno y total conocimiento del riesgo que asumimos en cada operación. Sigamos hablando de dinero, así aprendemos a manejarlo mejor.

Fondos. La crisis financiera que azotó al país en la década del 90 elevó la cultura de mantener dinero a la vista, por caída de confianza.

Riesgos. Ser ahorrista implica buscar seguridad y ser inversionista implica asumir riesgos para lograr ganancias en el futuro.

gloria@cadiem.com.py

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